Ejemplo
de la endogamia entre los miembros del linaje Moreno de Buenache. Elaboración
propia
En el caso del árbol genealógico anterior,
sabemos por ejemplo que Bartolomé Moreno es sobrino del fundador del vínculo
Fernando Saiz Moreno, así como que Sebastián Moreno funda otro vínculo,
probablemente del patrimonio que acumula por la misma línea.
Sus lazos con los Ximénez acabaron
siendo muy estrechos, de ahí que esta línea consiguiera que sus representantes
enlazaran con nobles de la ciudad de Cuenca, tal y como sucedió con don Juan de
Solana. Será gracias a los Ximénez-Moreno donde veremos la creación de la
Cofradía del Cristo de la Viga. El referido hidalgo don Juan de Solana, era
hijo de un padre del mismo nombre y apellidos, avecindado en Cuenca, casó en
1683 con doña Ana Ximénez Moreno, hija de don Alonso Moreno Hortelano y doña
Juliana García. Los padres de doña Ana pertenecían a cuatro familias importantes
(Moreno, Hortelano, Rentero y Cerrillo).
Línea
destacada de la familia Moreno. Elaboración propia
Entre los
nombres destacados de este linaje, tenemos al clérigo Miguel Moreno, fallecido
el 8-12-1571, quien era hijo de Juan López Moreno y nieto de Juan López Moreno.
Mandó enterrarse en la sepultura de su abuelo, y que se ubicaba en el coro de
la iglesia de la localidad. Su madre era María Ramón Alonso, quien llegó a crear una
memoria perpetua. Sabemos que de esta línea se intercalará en sucesivas
ocasiones el apellido Moreno con el de Ramón, debido a que algunos hijos
reclamaron de este modo la herencia que descendía de la línea familiar.
Otro
personaje igual de interesante, fue el señor Miguel Moreno de la Fuente, quien
falleció en 1623, y era hermano del anteriormente referido Fernán Saiz Moreno
(marido de Quiteria Cano). Su padre era el señor Alonso Saiz, y entre sus
mandas pidió un total de 460 misas, además de que se realizara una lámpara de
plata de 30 ducados, y crear tres memorias perpetuas, fundando a su vez dos
mayorazgos, y celebrar una fiesta cada año para el día de su onomástica. Uno de
los datos que nos parece interesante es que entre los familiares que menciona
en su partida de defunción aparece su primo hermano, el padre Pedro Ramón
-clérigo-, por lo que la madre del referido Miguel (la señora María Moreno),
era hermana del padre del cura, esto serviría para comprender las dos
genealogías de Moreno que hemos adjuntado, ya que la línea de los López Moreno,
viene a estar vinculada con la de los Moreno-Ramón, pues pensamos que podría
proceder de dos matrimonios que en su origen eran los de Martín López Moreno y
Quiteria Ramón, o en su defecto, del que podría ser su hermano Juan López
Moreno, y que casó con María Ramón. De acorde a las hipótesis genealógicas, no
sería descartable que ambos hermanos descendieran de un tal Juan López Moreno,
y que sería de donde presuntamente procederían todos los miembros del linaje
que estamos tratando en este apartado, encontrándonos ya a comienzos de los que
sería el siglo XVI.

Línea destacada de los López-Moreno (apuntes genealógicos). Elaboración propia
Siguiendo la anterior genealogía,
sabemos que por ejemplo María Ramón (fallecida en 1621), mandó el día de su
muerte 264 misas, así como encargó una casulla y un manto de lino, además de
dar al hospital de la villa una manta y una sábana de cáñamo, junto la creación
una memoria perpetua. Otro de los personajes destacados de ese árbol, es el
señor Pedro López Moreno y Moreno, fallecido en 1723 y que mandará un total de
500 misas, además de la generar otra memoria (con vínculo y patronato de
legos).
Linaje
Moya
Los Moya son otra de las grandes
familias que integran el Buenache de los siglos XVII y XVIII. Vemos algunas
líneas con hidalguía reconocida, como sucede en el cercano pueblo de Sisante,
bajo la forma de Moya o Saiz de Moya.
Entre los miembros de Buenache apreciamos
como una de las casas nos conduce hasta Valera de Abajo, y cuya descendencia se
expande en este lugar. No será por ello casual que durante el siglo XVII el
Santo Oficio tuviera en Buenache alguno de sus representantes, pues su efectiva
proyección a nivel local, ya era una realidad, tal y como se desprende de la
documentación que hemos ido consultando.
Respecto a los miembros, don Cosme del
Castillo, establece matrimonio con Catalina de Moya, siendo velados en 1692, y
de cuyas hijas Teresa y Ana María, una casará con un miembro de los López de
Molina, mientras que la otra con un Saiz-Asensio (otra línea importante en la
localidad, que retuvo durante varios años la alcaldía municipal).
En el momento de la llegada del Marqués
de Ensenada, Francisco Antonio de Moya era el notario de la casa de la villa.
Otro caso muy interesante es el de una
línea con descendencia cuyas raíces nos remontan hasta el siglo XVII al
municipio alcarriense de Priego, procediendo del enlace de Julián de Moya y
María de Taravilla. Una línea igual de importante aparece en el Cañavate, y que
acabará asentándose en Buenache.
Linaje
Muñoz
Otra familia destacada de Buenache, es
la de los Muñoz, y que en ocasiones veremos cómo cambian su apellido bajo la
forma Muñiz. Gozaron de enorme protagonismo durante los siglos XVI y XVII, de
ahí que establezcan nexos con muchas de las casas nobles del entorno. En 1628
es alcalde de la localidad Diego Muñiz Hortelano.
Destacada fue sin lugar a
dudas la línea de los Muñiz-Hortelano, y cuya raíz nos remonta hasta Mateo
Muñiz, marido de Isabel Hortelano (el referido Mateo, era hijo de Mateo Muñiz
-el viejo- y Sabrina Herráiz). Su hijo Pedro Hortelano Muñiz o Muñiz Hortelano,
casa con Juana de Flores, y de ahí seguirá la descendencia.
Linaje Olivares
La
familia Olivares era más que conocida en la zona de la Manchuela por su
condición de caballeros hidalgos. Desconocemos por ahora el origen del linaje,
pero de lo que no nos cabe la menor duda, es de sus sucesivos entronques con personas
de la nobleza local.
De la
misma forma que los Zafra o los Lara, presentarán continuamente un estrecho
grado de parentesco con las élites municipales.
El
apellido se intercalará de forma repetida, y en ocasiones con saltos de hasta
dos generaciones en los que cuesta seguirle el rastro. Y es que aunque no
llegarán a proyectarse con la misma efectividad que familias con un origen
mucho más humilde y que luego conseguirían sacar rédito, este no fue el caso de
los Olivares de Buenache, en donde si se les reconocía como caballeros, aunque
sin acumular el excesivo protagonismo que sí tuvieron en otros enclaves.
Linaje Ordoño de Lara
Los
Ordoño, Ordoño de Lara, Lara o en ocasiones mencionados como Ordóñez, son una
familia de cuyas raíces desconocemos bastantes datos. Su origen lo observamos
en el siglo XVI, cuando se nos mencionan a dos hermanos (Fernando y Juan), el
segundo dejará una notable descendencia, y fallecerá en 1571, siendo marido de
María Herráiz (hija de Cristóbal Herráiz), quien muere en 1588 y paga una cifra
de 145 misas, número ciertamente remarcable, y más si tenemos en cuenta que
durante esta centuria la cantidad media era menor a las que vendrán a
posteriori, tal y como hemos presenciado en el estudio del pago de misas de
Buenache. El caso de Juan de Ordoño nos interesa bastante, puesto que en su
defunción manda ser enterrado en su sepultura, y que se halla
ubicada en un lugar privilegiado (la Nave de San Agustín).
Intuimos
que la familia Ordoño estaba bien posicionada, y que guardaba alguna relación
en sus ancestros con el linaje de los Lara, de los cuales desconocemos también
sus raíces, a pesar de que los Ordoño irán intercalando en generaciones
posteriores el apellido.
Los
hijos de Juan Ordoño y María Herráiz, nacen alrededor de la segunda mitad del
siglo XVI, y será a través de ellos por donde irá surgiendo su descendencia con
los apellidos Ordoño y Lara. Ese será el caso de Gabriel Ordóñez, Pedro Ordoño,
Ana Ordóñez Herráiz y Catalina de Lara.
Linaje de la Parra
Otra de las familias importantes que
veremos en la historia de la localidad son los integrantes del linaje de la
Parra. Sobre sus orígenes poco o casi nada sabemos, sólo que desde el siglo XV
ya estarían asentados en la villa, y ocuparían cargos destacadísimos, que les
llevarían a controlar los puestos municipales del Santo Oficio, así como
proyectar algunos de sus miembros en cargos relacionados con la iglesia, desde
capellanías locales, hasta llegar a ser canónigos de la misma catedral de
Cuenca.
En ese espacio de poder, donde sus
componentes establecen relaciones matrimoniales con miembros de la nobleza
local y comarcal, así como con integrantes de la burguesía rural, será como irá
forjándose la historia de una familia, que por lo que respecta a Buenache, ya
nos dejará diferentes líneas para la centuria del XVI, pero de la que creemos
que no cabe la menor duda que guarda un mismo origen genealógico que nos
remontaría a finales del Medievo.
Adjuntamos aquí dos genealogías, en
donde se destacan algunos de sus representantes, y cuyas relaciones de
parentesco han podido efectuarse mediante la información de los libros
parroquiales del lugar. De ellos desprendemos la estrecha relación que existirá
entre los Parra con los Rubio.
Línea destacada de los Parra (apuntes genealógicos). Elaboración propia
Entre los miembros más importantes de
la familia, cabe mencionar a don Mateo de la Parra, familiar del Santo Oficio,
fallecido en 1602 y que estaba casado con la hidalga doña Ana Laynez (pagó un
total de 273 misas en el momento de su muerte). Luego estaría Bartolomé de la
Parra (presbítero y Comisario del Santo Oficio), quien fallece en 1622 y se
entierra en la sepultura de su madre, mandando un total de 400 misas. En su
testamento dice que da su hacienda a Isabel Rubio, hija de Miguel García de la
Parra. Efectúa varias mandas, entre las que destacan donaciones monetarias,
además del pago de un frontal de altar para la ermita del municipio. Señalar
que Luisa Parra fundó un vínculo y patronato con casa y varias hazas.
Línea
destacada de los Parra (apuntes genealógicos). Elaboración propia
Linaje Pérez
A
pesar de ser uno de los apellidos más frecuentes en la localidad, su historia
en Buenache refleja datos de enorme valor, puesto que durante el siglo XVI los
Pérez fueron una familia que gozó de un prestigio destacado y que en un futuro
nos gustaría seguir investigando, en donde algunas ramas consiguieron ocupar
puestos importantes, además de establecer enlaces matrimoniales con miembros de
la burguesía local. Conocemos el caso de Alonso Pérez y Pérez, quien en el año
1587 aparece como miembro del Colegio Mayor de San Ildefonso de Alcalá de
Henares.
En el
expediente que se le realiza a Alonso, y que pudimos consultar años atrás en el
Archivo Histórico Nacional (sección Universidades, 533,
expediente nº4), nos encontramos ante un documento bastante denso, con una
notable cantidad de información sobre personajes del Buenache del siglo XVI,
puesto que son numerosos los testigos, y que recomendamos casi de obligada
consulta, si se pretende conocer con un mayor detalle, la sociedad local de
Buenache que vivía por aquellas fechas. En el mismo hallamos diferentes
acusaciones, que nos hablan de ancestros y parientes que no eran limpios de
sangre. Obviamente este tipo de declaraciones que podían dañar a la imagen del
linaje, no serían lo suficientemente influyentes, ya que los miembros de la
familia seguían preservando su estatus, además de seguir entroncando con
personalidades muy prestigiosas del lugar, pues no olvidemos que con el linaje
de los Parra y que estaba representando el Santo Oficio, mantuvieron diversos
lazos sanguíneos.

Genealogía
de los Pérez de Buenache (apuntes genealógicos). Elaboración propia
El bachiller Alonso Pérez (clérigo),
falleció en 1599, y mandó un total de 400 misas, dejando una fiesta el día de
San Gerónimo (nombre de su sobrino), además de mandar una misa de por vida semanalmente
en su memoria. Éste se enterró en la sepultura de su madre, María Pérez, además
de crear una capellanía y una memoria perpetua. Nosotros lo consideramos como
una de las personas más influyentes y poderosas del Buenache de finales del
siglo XVI, y es que no olvidemos que por aquellas fechas su familia era una de
las más destacadas de la zona. Por otro lado, el primo de su madre, el señor
Juan Pérez (marido de Catalina Pérez Pastor), también gozaba de buena posición.
Murió en 1621 y creó una memoria perpetua, mandando ser enterrado en la
sepultura de los Pérez, que era donde descansaban tanto los cuerpos de su padre
como su esposa.
Otro personaje, aunque no perteneciente
directamente a este linaje fue la esposa de Juan Pérez de la Parra, doña Ana
Ximénez de Cisneros, quien falleció en 1741 y pagó 150 misas, además de crear
una memoria perpetua.
Linaje
Piqueras
Los Piqueras son otra de las familias
destacadas de la burguesía rural de la zona. Desconocemos si guardan alguna
relación con otros miembros del mismo apellido, que en la ciudad de Cuenca por
esas mismas fechas eran integrantes del Santo Oficio. Sabemos que los Piqueras
en Barchín del Hoyo eran una estirpe destacada, que tuvo un peso decisivo, en
la disputa por el control de las tierras contra la casa de los Buedo.
Los Piqueras se hallaban en una buena
posición económica, y de los mismos se expande la línea del apellido Utiel, y
que radica a través del matrimonio entre Alonso de Utiel y Ana de Piqueras.
Conocemos información destacada de los
mismos, y que se encuentra reflejada a través de un vínculo que fundó el señor
don Fernando de la Parra, quien fue canónigo de la Iglesia y Catedral de
Cuenca, así como del Licenciado Diego de la Parra, abogado de ella, y poseedor
de ese vínculo, y que litigó contra Juan Verde y su mujer Ana García de
Piqueras. Ambos casaron en 1654, y la referida Ana era hija de la señora Ana de
Piqueras, quien en 1615 celebró nupcias con Benito García.
Además de los Utiel, vemos como los
Verde son también otra de las familias que se adhieren a la línea de los
Piqueras, pensamos que en un intento por querer integrarse en el sector de las
élites municipales. Gracias al referido pleito, la memoria fundada por don
Fernando de la Parra, tenía varias casas, así como un par de hazas y viñas, una
de las cuales poseía 1000 vides, propiedad de Juan Verde Vallejo (el marido de
Ana García de Piqueras).
Linaje
Ramírez de Arellano-de Toro
De apellidos hidalgos sobradamente
conocidos en la zona, no cabe la menor duda que el de los Ramírez de Arellano
es uno de los más populares.
En el caso de Buenache, esta familia
aparece de varias formas, intercalando el apellido de Toro, así como
mayoritariamente dejando el Ramírez de forma aislada.
La raíz del mismo nos remonta hasta el
municipio de Santa María de Campo Rus, en donde Francisco Martínez Ramírez,
marido de Ana de Morales, dejará una numerosa descendencia que llegará hasta el
día de hoy por el apellido Ramírez. De este matrimonio nacerán dos hijos, que
serán quienes acabarán esparciéndolo (en ocasiones bajo la forma de sus abuelos
los Ramírez de Arellano, así como de Toro y Haro-de Toro).
Francisco Martínez Ramírez -el mozo-,
que en 1591 casa con Lucía de Montero y de la Orden, así como su hermano Juan
de Toro Ramírez, casado en 1601 con Ana García (hija de Pedro Ximénez y María
Pérez), son las líneas principales con descendencia en la localidad. El
referido Juan falleció en 1626 y mandó un total de 223 misas.
Por lo que respecta a la de Juan, merecen
interés las nupcias de Francisco Martínez Ramírez, quien las celebra en 1629
con Quiteria de la Orden. Luego tendríamos a Gregorio Ramírez, que casa en 1639
con Ana Martínez, así como Juan de Toro con Isabel Bautista Ramírez en 1627, y
Pedro Ximénez Ramírez en 1628 con María Álvarez.
En el caso de Juan de Toro Ramírez y su
esposa Isabel Bautista, intercalan en algunos de sus hijos los apellidos
Ramírez/Ramírez de Arellano y de Toro hasta entrado el siglo XVIII.
No cabe duda del poder de la familia,
si tenemos en cuenta que fueron grandes propietarios de tierras, además de
ocupar algunos cargos destacados a nivel local. En su lugar de origen (Santa
María de Campo Rus), fueron regidores, además de regentar el mesón del
municipio, y poseer una familiatura del Santo Oficio.
Algunas
de las líneas de los Ramírez de Toro de Buenache (genealogía familiar).
Elaboración propia
Linaje Ramón
Los
Ramón son una familia estrechamente vinculada con la de los Moreno, debido a
que en su origen proceden de una misma línea en la que convergen ambos
apellidos. Queda claro que aprovechando la situación de alianza con la línea de
los López-Moreno, la familia Ramón desvinculará una parte del patrimonio, en
forma de fundaciones, que en este caso para distinguir sus descendientes
interesados en heredarlas, deberán siempre llevar su apellido.
De
acorde a la información que hemos podido recabar, la familia Ramón comenzará
aglutinando en dos líneas, parte de unos bienes agrarios, que irán transmitiendo
durante generaciones.
Ya en
el siglo XVI tenemos referencias alusivas a algunos de sus integrantes, como
sucede con María Ramón (una de las representantes más destacadas del linaje, y
que en 1621 casará con Mateo Pérez, procedente de una de las grandes familias
de la burguesía agraria del lugar). El primo de María era Pablo de Santacruz, y
el día de su fallecimiento mandó un total de 264 misas por su alma y demás.
Sabemos
que María procedía de la línea que entronca con los Santacruz, ya que en su
partida de defunción se menciona a Diego y Pedro de Santacruz. Esta línea se asocia con los Pérez, así como con los Gómez, debido a que su tío era Fernán Gómez, un
personaje que ya hemos visto documentado en varias ocasiones en referencias de
la época. La mencionada María distribuyó su patrimonio mediante la creación de
dos memorias perpetuas, junto la fundación de un patronazgo de legos, en el que
veremos cómo descendientes y colaterales, mostrarán con interés la relación
genealógica que aguardaban con ella.
Otra
representante de la familia será Ana Ramón, mujer de Pedro García Redondo,
fallecida en 1634, y hermana de Bartolomé Saiz de Villora. Ésta mandó un total
de 270 misas, así como varias fiestas con misas rezadas en honor de su memoria.
Linaje Rentero-Campos
Otra
de las líneas que nos resultaría imposible de obviar, es la de la familia
Rentero, y que en origen estuvo entroncada con los Campos.
La
relación de este linaje, a través de María de Campos, resultará clave para
comprender el vínculo sanguíneo que ambas estirpes establecieron. De dicha
María nacería la descendencia de Diego Rentero, y sus sucesivas generaciones, por
lo que muchas veces las veremos con el mismo nombre y apellido.
Esta
María era hermana del padre don Domingo de Campos, clérigo de la villa
fallecido en 1595, y que tuvo también por hermano a Juan Ibáñez de Campos
(quien heredaría buena parte de su fortuna).
El
citado Domingo fue todo un personaje con mucha historia, que mandó en su
testamento celebrar 626 misas, además de realizar una casulla rojo-violeta para
la iglesia, crear tres memorias perpetuas y dar limosna a los pobres el día de
Nuestra Señora de la Concepción. No olvidemos que una de estas memorias era
para socorrer a todas las descendientes de su familia que necesitaban ayuda
económica.
Llegó
a enterrarse en la misma sepultura de doña María de Andrade (la que fuera ni
más ni menos que Señora de Buenache de Alarcón). La relación de Domingo con la
aristocracia local era más que evidente, hasta el punto de que veremos cómo su
hermano guarda lazos muy destacados con familias de este grupo social.
María de Campos apostó por la burguesía y la pequeña nobleza local, y a partir de ahí es de
donde podemos seguir a la mayoría de representantes del apellido Rentero que
encontramos en la localidad.
Tiempo
después Pedro García-Rentero es poseedor de un vínculo que fundó el licenciado
Diego Rentero de Campos, y cuyos bienes son una casa y bastantes hazas.
Linaje Reyllo
Los
Reyllo son un linaje de hidalgos de los que ya hemos efectuado varias
publicaciones, que nos recuerdan la posición destacada que alcanzaron dentro
del ámbito de la nobleza municipal de Buenache, así como incluso en las tierras
de esta comarca.
Sabemos
que durante el siglo XVI hay una clara alineación de dos familias con los
Reyllo, ese será el caso de los Castillo (también hidalgos procedentes de
Castillo de Garcimuñoz), así como los Silva (que serán acusados de conversos),
y que intercalarán el apellido de este linaje durante mucho tiempo en sus
descendientes.
Tal
fue el grado de poder de los Reyllo, que consiguieron establecer relaciones con
los Señores de Buenache de Alarcón, además de incluso alcanzar el Priorato de
Belmonte.
Genealogía de las líneas destacadas de los
Reyllo (elaboración propia).
De
entre los personajes citados en el árbol que adjuntamos, sabemos que el padre
Rodrigo de Silva (clérigo) falleció en 1603, creando una memoria perpetua, y
enterrándose en la sepultura de sus padres Bernabé y Estefanía. Tenía varias
casas en el pueblo y destacó como una de las personalidades más conocidas del
lugar. Arrastró acusaciones deshonestas, que parece ser nunca llegaron a
perjudicarle. Su sobrino Diego de Reyllo fue familiar del Santo oficio, y
cuando falleció en 1636 mandó un total de 300 misas, además de varias fiestas.
Merece nuestra atención, la renta que dedicaban a los capellanes, como leemos
en el testamento de don Pedro del Castillo y Reyllo, quien fuera canónigo de la
Catedral de Cuenca.
Imposible
de obviar es la figura de don Diego de Reyllo, quien muere en 1673 y manda un
total de 2300 misas, además de dar una lámpara de plata a la iglesia y fundar
una memoria para huérfanas. Creó un mayorazgo, y es el que ordena que se alce
una capilla bajo la advocación de Nuestra Señora de la Concepción. A ello hay
que sumarle la creación de dos capellanías con cargo de 100 misas rezadas. En
el testamento menciona a su sobrino don Pedro del Castillo y Reyllo.
Entre
las mandas que se piden tenemos una imagen de bulto con retablo proporcionado
para la dicha capilla que fundaron (con reja y puerta), así como un arca y
cajones con dos cálices. A ello cabe sumarle un San José en un cuadro con un
marco dorado, como también se manda realizar una campana de plata para la dicha
capilla, además de dorar el retablo y la reja.
Añade
que se intervenga en la bóveda de la Ermita de Nuestra Señora de la Estrella. Así
como que reitera que se dore y estofe el retablo. Esta tarea recaerá sobre el
maestro Bernardo de Soria (vecino de Honrubia).
En
cuanto al origen de la familia, averiguamos por la “Memoria
del Nuevo Mundo. La Mancha y América en el Quinto Centenario”, de Pedro Miguel
Ibáñez Martínez, como en la página 26 se menciona esta noble línea,
informando de que las crónicas dicen que el linaje se ennoblece en la famosa
batalla del Clavijo. Parece ser que el padre de Bernabé de Reyllo era don
Francisco de Reyllo (capitán de caballos). Su bisnieto Juan de Reyllo (de
oficio tundidor), casó con Agustina de Yuste y marchó a las Américas, donde
dejaron una notable descendencia que acabó representando a la aristocracia del
lugar.
Ya
desde los primeros siglos, la familia Rubio adquirió un peso destacado en el
municipio de Buenache de Alarcón. De acuerdo a los datos que nos proporciona el
expediente de finales del siglo XVI de Alonso Pérez Pérez, se dice de este
linaje, que su origen se encuentra en la cercana localidad de Valera, siendo
estos parientes de los de Buenache, considerándolos además como una de las
principales familias de Valera.
Este
dato no nos sorprende, si tenemos en cuenta que los Rubio entroncan con las
casas más fuertes de Buenache.
Como
ejemplo tenemos a Quiteria Rubio, quien en 1648 celebra sus nupcias con don
Matías de Buedo y Ruiz de Alarcón. Dicha Quiteria era hija de Luís de la Parra
y Catalina Martínez de la Parra, e invocó al apellido de su abuela materna (la
madre de Luís), y que era Quiteria Rubio Martínez, casada en 1581 con Juan de
la Parra, e hija a su vez de Pedro Pérez y Juana Rubio. La mujer de don Matías
tuvo por tia-abuela a Juana Rubio, que se encontraba casada con el hidalgo don
Andrés de Zafra.
Entre
los personajes destacados, tenemos a Baltasar Rubio, quien llegó a ser
procurador de la villa, y falleció en Granada durante 1584, siendo enterrado en
el Hospital de Santa Ana de Granada. Creó dos memorias perpetuas y mandó 150
misas.
Otro
miembro destacado de la familia fue María Rubio, fallecida en 1649, y mujer de
Bartolomé Saiz (en segundas nupcias), ya que su primer marido era Pedro Cerrillo.
Ésta pagó un total de 390 misas y creó una memoria perpetua.
Se
trata de un linaje bien posicionado en la localidad desde sus inicios, y que
como se desprende de otros muchos, parece ser que en diversas localidades eran
incluso reconocidos como caballeros hijosdalgos. Es el caso de la zona de
Motilla del Palancar y algunas otras vecinas, en donde su adscripción al estado
noble era indiscutible.
En el
caso de Buenache veremos cómo su origen nos conduce a la línea de los Pérez de
Ruipérez, fenómeno que en cierta medida complica averiguar el origen de su apellido.
Durante los inicios del siglo XVI tenemos documentado a Juan Pérez de Ruipérez,
marido de María Moreno. Uno de sus hijos fue Rodrigo Pérez de Ruipérez, y a
través de él veremos como el apellido pierde en algunos de sus descendientes
esta designación. Otros en cambio si deciden mantenerla, casando con familias
destacadas, y que formaban parte del estrato burgués y nobiliario del entorno.
Los
Ruipérez son mencionados también en el expediente de Alonso Pérez Pérez, en
donde se cita a Rodrigo de Ruipérez, remarcando que su origen genealógico era
limpio de conversos.
Linaje Saiz
El
apellido Saiz aparece de manera repetida en multitud de documentación, nada
extraño si además de su frecuencia, partimos de que sus integrantes mantuvieron
cierto protagonismo en momentos puntuales de la historia de la localidad.
Existen varias líneas que acaban cruzándose entre sí, y que debido a los saltos
que se da con los apellidos, no sabemos en ocasiones si se adscriben a la misma
familia. Siendo los más importantes aquellos que engloban los linajes de los
Saiz-Carnicero, Saiz-Asensio y Saiz-Izquierdo.
Los
Saiz, Carnicero o Saiz-Carnicero, son algunas de las formas bajo las que podemos
ver a los miembros de una misma casa que acabará entroncando con numerosos
linajes de la nobleza municipal.
En el
siglo XVI Pedro Saiz-Carnicero y María Saiz, tienen varios hijos, por un lado,
conocemos la descendencia de Miguel Saiz, quien casa en 1589 y tiene por hijo a
Miguel Saiz Carrión, a partir de quien nacerá la línea de Saiz-Carrión, y entre
la que veremos diferentes integrantes. En el año 1677, falleció Pedro
Saiz-Carnicero, hijo de Pedro y mismos apellidos. Éste creo una memoria y mandó
el día de su defunción un total de 376 misas.
Igual
de interesante es remarcar que la familia de los Saiz de Piqueras, está en
origen vinculada con los Carnicero, fenómeno que apreciamos si seguimos la
ascendencia de María Saiz de Piqueras, quien en 1655 casó con Pedro de Ontagas.
Pues bien, ésta era hija de don Francisco de Barambio y María Saiz de Piqueras
(casados en 1633), a su vez, nieta materna de Miguel Herráiz y Saiz, junto su
esposa María de Piqueras (de donde se solaparía el apellido Saiz de Piqueras). Dicho
Miguel y que casó en 1597, era hijo de Miguel Herráiz y María Saiz-Carnicero, así
como nieto materno de Hernando Carnicero.
A los
Saiz-Carnicero los veremos muchas veces entablar relación con los
Saiz-Izquierdo, así como los Saiz-Asensio, puesto que todos pertenecían a un
grupo social bastante similar.
No
olvidemos por ejemplo que el famoso Antonio Saiz de Zafra Martínez-del
Castillo, que entró en la Orden de Carlos III, era en realidad por línea recta
de varón un Saiz, al margen de que él apoya sus informaciones en el linaje
hidalgo de los Zafra por el peso que tenían para conseguir su reconocimiento
nobiliario. Y es que Antonio era hijo de Martín Saiz de Zafra Martínez, nieto
de Alonso Saiz de Zafra Montero, bisnieto de Martín Ordoño Saiz de Zafra, tataranieto
de don Juan de Zafra, 4to. nieto de Francisco Saiz-Izquierdo (marido de María
García de Zafra, y de donde nace la unión del apellido), 5to. nieto de Juan
Saiz-Asensio (marido de María Hortelano Saiz) y 6to. nieto de Francisco
Saiz-Izquierdo e Isabel Saiz.
Remarcar
que a pesar de lo abundante y repetitivo que pueda parecer el apellido, pudimos
leer en el expediente de universidades de Alonso Pérez y Pérez del Archivo
Histórico Nacional, que éstos eran una familia limpia (no descendiente de
judíos o conversos), que comparte su vecindad sólo con otras dos líneas del
apellido. Remarcando que esas dos restantes eran venidas de fuera, procediendo
de Esteban Saiz de la Herrada y de Sebastián Saiz-Tapiador. De ser correcta
esta información, veríamos como hay una conexión genealógica más estrecha con
algunas de las líneas que portan el apellido Saiz, independientemente del
solapamiento que estas pudiesen llevar, probablemente por distinguirse unas
ramas de otras.
Entre
los alcaldes que descienden de estas líneas, vemos durante el siglo XVII,
personajes como Fernando Saiz (1634, 1641 y 1642), Gerónimo Saiz (1644 y 1654),
y Fernando Saiz Moreno (1659). No olvidemos tampoco que incluso los
Saiz-Moreno, procedían de estas mismas familias, pues sus progenitores fueron
Alonso Saiz y su esposa María Moreno.
Linaje Salonarde
Una de las grandes familias de la ganadería conquense fueron los
Salonarde, una estirpe de gentes arraigadas a la economía rural, que supieron
ver y conectar el negocio de las reses (a través de la venta de lana) con el
aprovechamiento de la producción industrial que se podía ejecutar desde sus
molinos, mediante la fabricación de papel.
Esta
familia fue sin lugar a dudas una de las más importantes en cuanto al control
de ganado a nivel provincial. Sabemos que Simón Salonarde, marido de Catalina
de Xábaga (natural de Barchín del Hoyo), dejó una línea de descendientes que entroncaron
siguiendo una clara política endogámica, en la que iban manteniendo y
acaudalando un mayor patrimonio, que en generaciones posteriores les sirvió
para desmarcarse de las clásicas familias de la pequeña nobleza rural.
Los
sucesivos cruces entre primos, fueron una estrategia habitual, que veremos en las
dispensas de Buenache de Alarcón. Probablemente muchos de estos matrimonios
serían alianzas planificadas, y que una vez que consolidaron a la familia en la
localidad, fueron con miras más ambiciosas, implantándose en un marco comarcal,
mucho más extenso. La jugada fue perfecta, si tenemos en cuenta que pocas
generaciones después consiguieron comprar una casa palaciega en el mismo casco
central de la ciudad de Cuenca.
Obviamos
genealogías ya publicadas sobre esta familia para no repetir contenidos, y que
redirigimos para su consulta a través de los artículos de “Las Salonarde, tres mujeres
emprendedoras en Cuenca (siglos XVIII y XIX)”, así como, “Los Salonarde. Un linaje de la nobleza rural conquense vinculado con la
trashumancia rural” -ambos en nuestro blog personal-”.
Lo que
si nos gustaría incorporar, es otra genealogía, que refuerza una vez más el
poder del que gozaban los Salonarde a nivel provincial. Y es que doña Quiteria
Antonia Salonarde, tuvo dos nupcias. La primera de ellas con don José Clemente
de Arostegui (en 1719), así como la segunda con don José Sancha de Ayala.
Sabemos
por las referencias protocolarias que la mencionada doña Quiteria heredó de su
suegra un pájaro de oro que iba introducido dentro de una jaula y que estaba
guarnecido de esmeralda, además de distintos cuadros y una cruz de cristal con
remates de filigrana de oro. Piezas de este calibre son una muestra del nivel
de vida en el que se movían los integrantes de esta especie de aristocracia rural
que atesoraba un ingente patrimonio.
Relación de los Salonarde con
familias de la nobleza conquense (datos extraídos de Valentín Casco y
Fernández, a través del testamento de doña Antonia de Cañaveras y Guadarrama de
Alcázar).
Linaje
Santacruz
Los Santacruz son una familia con una
creciente importancia durante los siglos XVI y XVII. Tanto es así que controlaron
alguna escribanía, además de alcaldías y cargos destacados del funcionariado
municipal.
Sobre su origen hay muchas lagunas que
desconciertan y que se esquivan en su genealogía. Ello se debería a un probable
foco converso. Y es que otras familias con el mismo apellido (como sucede en el
caso de la Alcarria), ya fueron acusadas de judaísmo, hecho que ayudaría a
explicarnos algunos de los problemas y reiteradas dudas que nos acechan en
torno a sus raíces.
Si fueron una familia judía, es
entendible la posición destacada que ocuparon, así como las relaciones de
parentesco que establecerán con los linajes más importantes de la localidad.
Parece que a más de uno de sus
ancestros no le preocupaba las acusaciones que podían realizarle desde el Santo
Oficio, fenómeno que nos indicaría en cierta medida una tranquilidad justificada
por el peso que ejercían, y que como decimos, vemos reflejada en alguno de los
testimonios que aparecen en la documentación de la Inquisición.
Ya en la primera mitad del siglo XVI, tenemos
algunos personajes de interés, como Diego de Santacruz, Pablo de Santacruz, o
la genealogía de Bartolomé que aquí adjuntamos.
No nos cabe la menor duda de que entre
ellos existía un parentesco, que nos reduce a unir a todos como pertenecientes
a un mismo linaje, que tendrá su llegada a la localidad entre finales del siglo
XV o principios del XVI.
Hasta la fecha ignoramos si hay alguna
relación con el poderoso linaje converso de los Santacruz que existía por esas
mismas fechas en la zona de Huete y lugares anexos. No obstante, remarcar como
curiosidad la existencia de una aldea, llamada Casas de Santracruz, y que
también se ubica en la zona de la Manchuela, ignorando si también alberga
relación alguna con miembros de esta estirpe.
Bartolomé
de Santacruz (el marido de Isabel de Sotomayor), fallece en el año 1579, así
como su hija Isabel en 1598. Su familia se convertirá en una de las líneas más
fuertes que habrá en la localidad a finales del XVI, y ejercerán un enorme
protagonismo a lo largo de todo el siglo XVII.
Sus
relaciones con gentes que durante aquellas fechas estaban muy vinculadas con el
clero (es el caso de los Pérez), les ayudó muy probablemente a consolidar su
estatus dentro del marco municipal. Pensamos que algunas de las familias con
las que establecen nexos sanguíneos, pudieron tener en algunos casos un pasado
converso.
Linaje Silva
Nos
encontramos ante un linaje de cuyo origen poco sabemos, ya que a priori su
apellido es el de una de las grandes casas de la nobleza española, no obstante,
nuestra hipótesis nos hace pensar en una estirpe conversa, que lo emplearía
para evitar pruebas de su pasado genealógico. Este tipo de estrategias es muy
empleado por numerosas familias con raíces judías, incluso algunas moriscas,
que aprovechando una buena situación económica junto una movilidad del lugar de origen, permitían la integración y creación de un linaje, que en muchos casos
podía llegar a proyectarse entre las altas esferas en cuestión de escaso tiempo.
Sólo
hemos de ver cuál es el pasado genealógico de muchas de las grandes familias
que compusieron el eslabón de la nobleza conquense, para hacernos una leve idea
de en qué consistía aquel proceso.
Esta
tesis parece reflejarse en la documentación vinculante con los Silva. Por un
lado, nosotros hemos conseguido ascender hasta el progenitor de la familia,
se trataría del señor Rodrigo de Silva, del que hasta la fecha desconocemos
cualquier dato sobre sus antepasados.
Los
hijos, nietos y biznietos de Rodrigo casarían con familias de la nobleza local
como serán los Reyllo, Castillo…, esto obviamente permitió una proyección, que
le dio cierto estatus al apellido en este pueblo.
Obviamente
eran una familia con sus influencias dentro y fuera del lugar. Sólo hay que
leer el proceso que se efectúa contra un miembro del linaje, con declaraciones
más que deshonestas, añadiendo el aliciente de que eran acusados de ser conversos,
para que luego no se procediera a efectuar ningún tipo castigo o pena.
Entre
los representantes cabe destacar a uno de estos sujetos, concretamente el padre
Rodrigo de Silva, clérigo fallecido en 1603 (acusado un año antes por
amancebamiento, tal y como leemos en el legajo 355, del fondo de la Inqusición
de Cuenca), que consiguió crear una memoria perpetua, y tuvo entre sus sobrinos
a Francisco de Reyllo (clérigo también), así como a Catalina de Reyllo, esposa
de Pedro de Artiaga, matrimonio este último de donde nacerá otro Rodrigo de
Silva que volvía a invocar el apellido de la familia.
Linaje Valladolid
La
familia Valladolid comienza a dejar su huella en la localidad de Buenache de
Alarcón a partir del siglo XVII, momento en que aparece este apellido en los
libros de la parroquia, así como en las anotaciones de los apuntes genealógicos
que poseemos.
Poco
sabemos por ahora de sus raíces, no obstante, lo que sí parece evidente, es que
muchos de sus miembros se encontraban representando diversos de los personajes
más destacados del Buenache del siglo XVIII. Circunstancia que comprobamos
mediante sus testamentos, así como por los diferentes enlaces que realizan con
otras familias de la burguesía local, tal y como sucede en la segunda mitad de
esa centuria con los Barambio.
Su
interés por proyectarse desde las primeras generaciones de su asentamiento
queda patente a través del matrimonio celebrado entre Francisco de Valladolid
con María García de Arribas, quien era hija del alcalde de Buenache, don Marcos
de Arribas y su esposa Margarita López, naturales de la localidad y gentes de
buena posición. Recordemos que su pariente Alonso de Valladolid casó en 1703
con la noble doña María de Villanueva. De estos dos últimos personajes sabemos
que Alonso falleció en 1735, pagando un total de 500 misas, así como su esposa
María lo hizo en 1744, con 1.102 misas. Cifras tremendamente exageradas, que a
simple vista son indicativas del poder ostentando por ambas casas.
Linaje Ximénez
Otra
de las grandes familias que veremos en la localidad de Buenache es la de los
Ximénez. Sobre su origen surgen numerosos interrogantes que todavía no hemos
conseguido esclarecer, como por ejemplo el de que algunos de sus miembros porten
la forma Ximénez de Cisneros.
No
olvidemos que en la zona de la Manchuela es más que conocida la existencia de
algunas líneas descendientes de la casa a la que perteneció el célebre Cardenal,
así como la relación que hay de ésta a través de los Muñoz en el mismo Buenache,
no obstante, todo no dejan de ser meras conjeturas, que deberíamos esclarecer
una vez que se puedan cruzar más datos.
Por
ahora lo que sí sabemos es que hay algunos representantes de ésta, portadores
de tal apellido, que destacaron notablemente en el municipio.
En
nuestros apuntes los tenemos como los precursores de la fundación del Cristo de
la Viga, además de tratarse de gentes relacionadas con familias de la nobleza
conquense, y que van más allá de lo que era la escala de influencia local. Este
será el caso concreto de doña Ana Ximénez Moreno, casada en 1683 con don Juan
de Solana, hijo de don Juan de Solana -el viejo-, y ambos reconocidos
caballeros hidalgos de la ciudad de Cuenca. La capilla que erigieron los
Ximénez, poseía una imagen del Cristo de la Viga, y que fue dada por don Alonso
Antonio de San Martín, Obispo de la ciudad de Cuenca (hijo natural, no
legítimo, del rey Felipe IV y Mariana Pérez de Cuevas).
Sabemos
que don Juan de Solana y su esposa Ana Ximénez tenían un oratorio privado, con
una imagen de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza y que quisieron donar a la
iglesia del pueblo, junto con un largo listado de piezas, que se correspondían
con la respectiva caja de la imagen, y que acompañaban con un bastidor, cortina
y cenefa con encajes de plata negros de chamelote de agua azul, así como todas
las alhajas para celebrar misa, a lo que se incluía dos frontales de altar,
varias casullas, unos manteles con encaje, dos pares de corporales con su caja,
dos amitos, un cáliz con patena, una cucharita de plata, tres purificadores,
cinco tafetanes para cubrir el cáliz, una bolsa de corporales de damasco blanco
(uno de ellos verdejo), un misal nuevo con cubierta, un atril de talla, un ara
de jaspe encarnado de media vara en cuadra, otra de alabastro más pequeña, un
sacra, un evangelio de San Juan, dos paños con altares, una campanilla, una
caja en forma de libro para hostiario, otra caja dorada y jaspeada para introducir
el cáliz, una cruz para el altar con una pintura del Cristo crucificado en la
agonía, unas tijeras grandes para cercenar las hostias, un formón para hacer
formas, un papel de oraciones del Amito, así como demás escrituras, entre las
que había papeles del Ánima, matacandelas, una tarima para el altar y dos
candeleros.
El
período en el que los Ximénez gozan de un poder destacado, será especialmente a
mediados del siglo XVII, momento en el que don Alonso Ximénez Moreno, casa en
1652 con doña Juliana García.
El
referido Alonso era hijo de don Alonso Moreno e Isabel Hortelano, y empleaba el
apellido Ximénez en alusión a su abuelo paterno Francisco Ximénez Martínez,
casado en 1583 con María Ramón. Los abuelos eran a su vez hijos de Francisco
Ximénez y Ana Martínez, así como de Antonio Moreno y María Lucas,
respectivamente.
Esta
línea de la familia es una de las mejor posicionadas, y en ella se evidencia la
relación estrecha que los Ximénez guardaban con el linaje de los López-Moreno,
a través de los que mantuvieron muchas más conexiones de parentesco, que
fortalecieron mutuamente a ambas familias hasta entrado el siglo XVIII.
Recordemos
como a finales del siglo XVII, el Licenciado Francisco Ximénez Moreno, posee
vínculos y patronatos que fundó María Ramón, la mujer de Pedro Moreno. El
referido Francisco pide que se pongan en la parroquia tres cuadros (uno de
Nuestra Señora de la Asunción, y otros dos de San Pedro, uno de ellos para la
sacristía que se había realizado nueva en la Parroquia).
Linaje Zafra
Nos
resulta imposible cerrar este apartado sin mencionar la familia de los Zafra,
de los cuales, gracias a un expediente de la Orden de Carlos III, sabemos que
se les tiene por caballeros hijosdalgos de devengar 500 sueldos, tras el
privilegio concedido a don Fernando de Zafra en 1479. El escudo que se le
asigna a los Sainz de Zafra está compuesto por dos cuarteles, el primero en
campo encarnado con un castillo de oro, mientras que en el segundo cuatro
calderas en campo de plata.
El
origen genealógico de esta familia nos remontaría hasta el siglo XV, momento en
el que ya tenemos constancia de su instalación en este lugar.
Sabemos
cómo durante la segunda mitad del siglo XVI, don Juan de Zafra casa con Ana
Herráiz, fruto de este matrimonio nacerá Juan de Zafra Herráiz, quien en 1617
mantendrá nupcias con María Pastora. A raíz de ahí veremos muchos Zafras que
guardan un parentesco, y en donde las intercalaciones de apellidos complican a
veces su seguimiento. Del último matrimonio nacerá Magdalena García de Zafra,
quien en 1650 casará con Francisco Saiz-Izquierdo, también de un linaje
destacado, y cuyo hijo será don Juan de Zafra Izquierdo, casado en 1674 con
doña Catalina de Lara y que nos conducirá hasta la línea de los Ordóñez de Lara.
El
hijo de Juan y Catalina, invocará al apellido de su abuelo materno, de ahí que
su nombre sea Martín Ordoño Saiz de Zafra, reconocido a su vez como caballero
hijodalgo, y esposo de María Montero. Éste se encontrará mencionado en los
repartimientos, padrones y elecciones de justicia. En el año 1714 nacerá su
hijo Alonso Saiz de Zafra Montero, marido de doña Catalina Martínez de Olivares
y de la Parra, y de donde nacerá en 1736 don Martín Saiz de Zafra, y cuyo hijo,
Antonio Saiz de Zafra, bautizado en 1771, será quien conseguirá ingresar en la
Orden de Carlos III, alegando el pasado noble de sus ancestros, a pesar de que
el apellido Zafra en realidad no le recaía por línea recta de varón
Podríamos
decir que la familia Zafra o Saiz de Zafra durante la segunda mitad del siglo
XVIII, se les puede considerar como uno de los linajes más poderosos del
municipio de Buenache.
V. Breves notas sobre los Señores de Buenache de
Alarcón
Ya
para finalizar, remarcar (y siempre desde nuestra modesta opinión), que los
Ruiz de Alarcón son uno de los linajes más importantes que han existido en la
zona de la Manchuela, debido al poder aglutinado, así como a la influencia
territorial que fueron adquiriendo sus representantes con el trascurso de los
siglos.
Hemos
de destacar especialmente, el periodo que comprenden los siglos XIV-XVI, en los
que la familia adquiere un protagonismo, que va más allá de las tierras conquenses.
El origen y leyenda de su pasado, nos
conduce hasta la fase de la reconquista, durante la toma de la localidad de
Alarcón, no obstante, debido a que nos movemos en fechas donde hay varias
lagunas, no será hasta el siglo XIII, cuando podemos empezar a realizar un
seguimiento riguroso de la familia, donde la casa de los Ruiz, comienza a
destacar entre las élites de la zona de Alarcón.
Sabemos que en Buenache, los Ruiz de
Alarcón celebraron diferentes actos religiosos, como bautismos, matrimonios y
defunciones, ya que era normal y habitual en la localidad (aunque el Señor no
residiera de forma permanente en el lugar), que éste dejara verse en momentos
puntuales sobre su Señorío.
Desde el Señor Garci Ruiz de Alarcón y
su mujer María de Peralta, son muchas las familias de la nobleza conquense que
han controlado el Señorío, es el caso de los Toledo, Carrillo, Pareja,
Pacheco…, no obstante, merece la pena remarcar que si algo realizaron los Ruiz
de Alarcón, fue no perder el contacto con la zona, hasta el punto de que
algunos de sus miembros llegaron a mezclarse con gentes de la nobleza local,
muy probablemente como consecuencia de que al estar asentados desde tiempos lejanos,
fueron surgiendo diversas líneas (denominadas con el apelativo de segundonas),
en las que sus integrantes se instalaron en varios municipios. Esto permitió la
proyección de las casas que se juntaron con ellos, como sucedió con el caso de
los Buedo, Oviedo, Peralta y demás que se encontraban en un estatus social muy
similar.
Hablando con Sebastián Hernández de
Luján (estudioso de sus ancestros, y muy concretamente de los Alarcón),
comentaba como en el área de la Manchuela existen dos grandes ramas de esta
familia, cuyo origen se remonta a las primeras generaciones de su existencia en
la zona, y que cada una revindicaba de forma diferente. Por un lado nos
encontraríamos con el linaje de los Ruiz de Alarcón, así como por otro con
líneas que empleaban heráldicamente las armas de los Alarcón-Ceballos, o
incluso Ceballos de manera individual, siendo en realidad la misma.
En el caso de los Ruiz de Alarcón, su
procedencia es la línea tradicional y más conocida que nos remonta hasta los
caballeros de la localidad de Alarcón, que como decimos, la documentación verifica
al menos hasta entrado el siglo XIII. Dese allí, la familia comenzó a adquirir
grandes propiedades, como sucedió con Talayuelas y Valverde, estableciendo
enlaces con gentes de la nobleza local, que poco a poco les valieron para
conseguir renombre y una buena proyección, manifestándose en lo más alto
durante el siglo XV.
Entre los datos de interés que hemos
extraído relativos al primer libro de defunciones de Buenache, vemos que en
1580 fallece el presbítero Juan Pacheco, quien nacería cerca de la segunda
década del mismo siglo. Se cree que fue un hijo ilegítimo del Señor de este lugar. Se enterró en la capilla de
Santiago, puesto que era en la que la familia tenía su sepulcro dentro del
templo, en donde todavía pueden apreciarse sus armas.
Poco después, en 1581, falleció doña
Ana Manuel, viuda de don Martín de Alarcón (natural de Almodóvar del Pinar),
mandando ser enterrada en la misma capilla que tenían los Ruiz de Alarcón.
Recordar que Martín era hijo del III Señor de Almodóvar, Alonso Ruiz de Alarcón
y Portocarrero, marido de María Ruiz de Alarcón, quien era hermana del V Señor
de Buenache de Alarcón.
Ya en 1588 tenemos noticias del
fallecimiento de don Diego Ruiz de Alarcón y Hurtado de Mendoza Pacheco, éste
era marido de doña María de Andrade. Alrededor de mediados del siglo XVI nació
su hermana Catalina Ruiz de Alarcón, y cuya partida todavía podemos leer en las
viejas hojas del libro bautismo de la localidad.
Referencias
documentales y bibliográficas:
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parroquiales de Buenache de Alarcón: libro I de matrimonios (1571-1606), Sig. 24/27, P. 575; libro II de
matrimonios (1606-1651), Sig. 24/28, P. 576; libro III de matrimonios
(1651-1678), Sig. 24/29, P.577; libro IV de matrimonios (1678-1706), Sig.
24/30, P. 578; libro I de defunciones (1571-1592), Sig. 24/37, P. 585; libro II
de defunciones (1593-1629), Sig. 24/38, P. 586; libro III de defunciones
(1629-1693), Sig. 24/39, P. 587; libro IV de defunciones (1694-1735), Sig.
24/40, P. 588 y libro V de defunciones (1735-1762), Sig. 24/41
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