La historia del apellido Sevilla en la tierra de Huete, es tan larga como su distribución a día de hoy por los diferentes puntos de esta zona de la geografía conquense, en la que con el trascurso del tiempo se fue expandiendo de forma prolífica.
En el caso que nos ocupa, como señala nuestro título, en el enclave de Huete, carecemos en estos momentos de datos que nos sirvan para precisar una unificación de todas las ramas que veremos del apellido, a diferencia de lo que algunos curiosos en el mundo de la genealogía podrían pensar. No obstante, el propósito de este artículo, es esclarecer algunas cuestiones, que nos permitan aproximar (aunque sea de una forma bastante limitada o modesta), el origen de varias de esas ramas que veremos desde siglos atrás en este lugar.
Si analizamos la documentación del archivo parroquial de Huete, apreciamos como en el siglo XVI ya existen vecinos portadores de este apellido, valiendo como ejemplo el caso de Alonso de Sevilla, este marido de Catalina de Matute (e hijo de Julián de Sevilla e Inés de Zorita).
Sobre los portadores del apellido Sevilla, hemos apreciado por lo que atañe a una línea afincada durante el siglo XVII en Huete, y que se proyectará socialmente de forma efectiva, una conexión en sus orígenes con la cercana pedanía de Saceda del Río, enclave donde el apellido durante más de cinco siglos ha estado presente.
Yendo por partes, y comenzando por lo tocante a sus raíces, si consultamos el libro I de bautismos de Saceda del Río, y que nos sitúa con el nombre de diversos recién nacidos y sus padres en las partidas del sacramento iniciático a mediados del siglo XVI, veremos que existe una línea con una nutrida descendencia entre las personas de Miguel de Sevilla y María de Gascueña, quienes tendrán varios hijos durante al menos unas dos décadas: María (1550), Miguel (1554), Pedro (1556), Alonso (1558), Catalina (1561), Julián (1563), Asensio (1566) y Andrés (1569). Por otro lado, apreciamos por las mismas fechas, los nombres de un Pedro de Sevilla y su esposa Juana Rufiana con conexión en La Peraleja, cuya descendencia también tenemos documentada a través de nuestros apuntes genealógicos.
Para nuestro interés, la línea que surge desde Saceda, y de la que partirán varias ramas con el paso de los años en poblaciones vecinas, llama nuestra atención la afincada en la ciudad de Huete, la cual con el trascurso del tiempo ira expandiendo el apellido, al mismo tiempo que lo harán otros Sevilla, pero con los que a priori no parece existir un origen común.
Así pues, durante la primera mitad del siglo XVII, en el barrio juanista de Santa María de Atienza, tendremos constancia de una serie de personas portadoras del apellido Sevilla, como sucederá con la familia de Melchor de Sevilla y Sabina Bermejo, quienes casaron en el año 1628. Por aquel entonces la casa de los Sevilla llevaba escaso tiempo en la ciudad, no obstante, estos no habían perdido el tiempo, pues algunos de sus hijos, tenían clara la idea de asociarse con gente destacada del lugar. Se trataba de personas con patrimonio propio, con miembros dentro del clero, así como representantes entre las autoridades que encabezaban el estado llano de la ciudad.
Un hijo de Melchor y Sabina, llamado Pedro de Sevilla, casó con Ana Hernández o Fernández de Molina. La familia de su esposa, era gente con tierras y casa, que al mismo tiempo estaba asociada con linajes de aquel barrio. A partir de ahí, apreciamos como los hijos de Pedro y Ana van enlazando con familias que poseen cierto nivel social.
Conocemos el contrato matrimonial de Pedro de Sevilla y su esposa Ana Fernández de Molina. Por un lado, sabemos por nuestros apuntes de la genealogía familiar, que ella era hija de Pedro Fernández de la Ceza y Ana de Molina Pastora. Pedro, el padre de Ana, aporta para su hija 200 ducados en bienes raíces muebles, mientras que Melchor, el padre de Pedro, le da a su hijo 1700 reales en bienes raíces muebles (AMH, año 1662).
Si seguimos el testamento de Pedro de Sevilla, y que es recogido como prueba de la genealogía que presentará el noble optense Pedro-Cristóbal de Cuenca y Roldán González y García para ingresar en la Orden de Carlos III, apreciaremos que sus bisabuelos paterno-paternos eran Pedro de Cuenca (hidalgo), quien en 1697 había casado con Isabel de Sevilla, esta hija del citado Pedro de Sevilla. Llama nuestra atención que esta mujer años antes había enlazado con un miembro de la familia Cézar o Ceza, es decir, otra casa de la nobleza local, y que por aquel entonces (segunda mitad del siglo XVII), ya había alcanzado un estatus muy bien considerado en el municipio, tal y como se desprende por el estudio que realizamos sobre el linaje conjuntamente con Guillermo Fernández (2021). Otro de los apellidos relacionado con una hermana de Isabel será el de los Cantero, una familia importante y con reconocimiento nobiliario en la localidad de La Ventosa.
En el caso que nos ocupa, Francisca Sevilla, casó con Felipe Cantero, quien ya estaba afincado en Carrascosilla, y sobre cuyo linaje hemos dedicado algunas líneas en artículos anteriores. Sobre los puestos de vasallaje que algunos de los Sevilla estaban efectuando con la élite optense, leemos un ejemplo en la obra de Manuel de Parada (2019, 10), quien comenta como el 10 de septiembre de 1703, Pedro de Sevilla -el menor-, ejercía como criado del caballero don José de Toledo.
Mientras tanto, los primos de esta familia y afincados en su natal Saceda del Río, habían comenzado a adquirir cierta relevancia, tal y como veremos en 1729, cuando uno de los alcaldes que figurará en la documentación es Pedro de Sevilla Castilblanque. Al mismo tiempo, otros integrantes habían ido insertándose dentro del brazo eclesiástico, prueba del progreso social, y que remarcaba de esta forma un poder a escala local, independientemente de sus orígenes labriegos.
Precisamente, en el vecino enclave de Carrascosilla, uno de los hijos de Pedro de Sevilla y Magdalena Rodríguez, había enlazado con doña Isabel de Mochales, una familia considerada como hidalga, con raíces en Moncalvillo de Huete, y con su respectiva representación dentro del clero más allá del ámbito municipal.
Sobre los Mochales ya hemos comentado en alguna ocasión su vinculación genealógica con los Sevilla, así como el poder que alcanzaron algunos de sus representantes en la pequeña aldea optense de Carrascosilla, como ocurrirá en el caso de una de las hijas de Tomás de Sevilla e Isabel de Mochales: María, quien casó con Sebastián Cantero. Tomás e Isabel pagaron más de trescientas misas el día de sus respectivos fallecimientos, mandando enterrarse en la capilla mayor de Saceda del Río, lo que confirmaría la ascendencia de estos Sevilla con dicha población, y por tanto, parentesco con los que estamos estudiando en el presente artículo.
Tampoco hemos de olvidar que el cuñado de Tomás de Sevilla, era el presbítero y beneficiado de la parroquia de el Salvador de Cuenca, don Juan Manuel de Mochales, o que el religioso de Saceda en los años treinta del siglo XVII es el licenciado don Tomás de Sevilla y Mochales, sin ignorar tampoco otra figura del clero local: don Isidoro de Sevilla.
Con estas evidencias, quedaba claro que los Sevilla de Saceda del Río en el siglo XVIII, habían comenzado a adquirir un estatus, que en localidades como Carrascosilla, Guillermo Fernández ya nos informa que va incrementando incluso en el siglo XIX, momento en el que en este lugar ya había consolidado un pequeño vecindario, y que hasta entrado el siglo XX, fue reconocido como el de la aldea millonaria, debido a la buena situación económica en la que se hallaban sus gentes.
David Gómez de Mora
Cronista Oficial de Saceda del Río
Referencias:
*Archivo Histórico Nacional. Expediente 662, Orden de Carlos III: Pedro-Cristóbal de Cuenca
*Archivo Municipal de Huete. Protocolos notariales de Huete, caja nº153. Año 1662
*Archivo Parroquial de Huete. Libro I de bautismos de Saceda del Río
*Archivo Parroquial de Huete. Libro I de matrimonios de la parroquia de Santa María de Atienza
*Fernández Rabadán, Guillermo y Gómez de Mora, David (2021). “Los Ceza de Huete (Cuenca). Un linaje de la nobleza local con raíces conversas”. Nº10 de Historia y Genealogía