martes, 13 de febrero de 2018

Notas históricas sobre los Lizcano de Piqueras del Castillo


El linaje de los Lizcano está documentado en Piqueras desde los inicios del siglo XVII, a través de la figura del señor Antón de Lizcano, por lo que pensamos que sus miembros vendrían estando asentados en este lugar, al menos desde la segunda mitad del siglo XVI. Sabemos por nuestros apuntes como por las referencias de los libros de Buenache, que esta familia era la misma, e incluso llegó a probar su hidalguía. Este hecho ya nos está determinando una posición social destacada, dentro de lo que fueron las modestas élites rurales que había en el área.
Podemos señalar que en el caso de Piqueras como Buenache, los Lizcano obtuvieron cargos destacados dentro de la política municipal, así como en algunos casos, oficios arraigados con el ámbito artesanal, cosa que les ubicaba en una posición ligeramente superior a la del resto de las gentes que debían realizar duras tareas vinculadas con el campesinado. Ese será por ejemplo el caso del referido Antón de Lezcano, carpintero y propietario de un taller, y que en ocasiones veremos cómo sus descendientes, adoptan el apellido Lizcano, siendo el mismo en realidad, y desde el que hemos podido probar una descendencia genealógica que nos conduce hasta los últimos Lizcano de Piqueras.
No obstante, si por algo se caracterizaron sus miembros, fue precisamente por la acumulación de patrimonio agrícola, que les servirá para controlar las superficies de cultivo del entorno, llegando de este modo a ser terratenientes destacados entre los siglos XVII-XIX. No consideramos por ello casual que algunos de los enlaces matrimoniales que realizarán con otras familias de labradores, giren en torno a miembros de la burguesía rural de la zona. Este modelo de economía local les sirvió para mantener su estatus de modo efectivo durante diversas generaciones en algunas de las líneas de Lizcano antiguas que había en Piqueras.
Hechos como por ejemplo el pago de misas destacadas, los cargos locales ocupados o detalles como la posesión de un lugar de enterramiento en un espacio concreto de la iglesia, muestran ese poder del linaje en el marco local.
Hemos de decir que los Lizcano no llegaron a proyectarse con fuerza fuera de este territorio, suponemos que debido a ese acomodamiento que tenían en el área circundante de Buenache y Piqueras, fenómeno que explicaría la escasez de personajes de la familia fuera de ese radio de influencia, independientemente de su reconocimiento como caballeros hijosdalgos de las tierras vascas.
Tronco del linaje Lizcano de Piqueras (siglo XIX). Apuntes de la genealogía familiar (elaboración propia)

Como decíamos, los Lizcano tenían varias sepulturas dentro de la iglesia parroquial a lo largo del siglo XVIII, es el caso de Gabriel de Lizcano, quien ocupaba la cripta que había en la segunda fila, primera a la izquierda por el lado de la epístola, así como Antón de Lizcano, quien tenía su tumba en la tercera fila, justo en el sexto lugar a la izquierda del lado de la epístola.
Otra tercera propiedad de la familia se hallaba en la cuarta fila, segunda cripta por la derecha, en el lado del evangelio.
Sabemos que la cripta perteneciente a la segunda fila, como la referida de la cuarta eran propiedad de Gabriel de Lizcano, padre e hijo. Será precisamente uno de ellos, el que fallece el 22 de septiembre de 1732, y deja un pago total de 140 misas. Cifra remarcable, que de nuevo vuelve a apuntar el poder de la familia. Decir que precisamente las tres primeras filas eran las más codiciadas, y que obviamente no todos los vecinos tenían “la suerte” de poder enterrarse dentro del edificio sagrado, de ahí que para sus habitantes ocupar un lugar dentro del mismo, no resultase una cuestión baladí. Otros miembros que vemos con pagos elevados de misas en los libros de defunciones son Juan de Lizcano, quien paga 90 misas en 1671; Gabriel de Lizcano, con 81 misas en 1675 y Antón de Lizcano, con 84 misas en 1684.
Para finalizar, añadir que se puede confirmar que todos los que somos descendientes de piquereños, venimos del referido Antón de Lizcano, tal y como apuntan los libros parroquiales. Igualmente, de dicho Antón, nacerá un descendiente que nos conducirá hasta un personaje que vivió entre la segunda mitad del siglo XVIII y primera del XIX, y del que procedemos todos. Este dato pude confirmarlo gracias al cruce de nombres y fechas de los referidos libros, así como por mis anotaciones, junto la consulta de los libros del Registro Civil, que gracias a la inestimable ayuda del Ayuntamiento y de David Santiago, me permitieron confirmar que los Lizcano de las últimas generaciones, venimos de una misma persona, se trata de Pedro de Lizcano y su esposa Trinidad García. Este vecino durante los primeros años del siglo XIX tuvo dos hijos, de quienes surgirán las diferentes líneas de Lizcano que vivieron en dicha centuria como la posterior. Será pues este antepasado, quien nos permitirá guardar un parentesco común, a todos aquellos que podemos decir con orgullo que portamos sangre de algún Lizcano que vivió estos últimos siglos en Piqueras del Castillo.
David Gómez de Mora

davidgomezdemora@hotmail.com

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Profesor de enseñanza secundaria, con la formación de licenciado en Geografía por la Universitat de València y título eclesiástico de Ciencias Religiosas por la Universidad San Dámaso. Investigador independiente. Cronista oficial de los municipios conquenses de Caracenilla, La Peraleja, Piqueras del Castillo, Saceda del Río, Verdelpino de Huete y Villarejo de la Peñuela. Publicaciones: 25 libros entre 2007-2024, así como centenares de artículos en revistas de divulgación local y blog personal. Temáticas: geografía física, geografía histórica, geografía social, genealogía, mozarabismo y carlismo local. Ganador del I Concurso de Investigación Ciutat de Vinaròs (2006), así como del V Concurso de Investigación Histórica J. M. Borrás Jarque (2013).