jueves, 8 de agosto de 2024

Los Ortiz de Huete

La historia del linaje optense de los Ortiz, ya ha sido analizada previamente por el investigador Manuel de Parada, tras indagar a fondo sobre el pasado de la nobleza de esta ciudad, y que como sabemos conformó una parte de la élite del lugar.

Respecto esta cuestión, podemos seguir un artículo que su autor tituló “los patrones de las capillas mayor y de San Ignacio”, en el que éste esboza una serie de ideas de sumo interés, que nos permiten esclarecer diferentes dudas sobre el origen y evolución de algunas de las líneas que representan a esta familia.

De este modo, Parada (2002, 43) nos indica que “la capilla mayor durante los años en que la Compañía de Jesús regentó la iglesia donde quedó erigida, era patronato de la familia de Alonso Ortiz, cura de la parroquia de San Nicolás de Almazán, que la fundó, y la misma que al tiempo poseyó a título de honor el del colegio de jesuitas, levantado entre los años1 567 y 1570 a instancia de su hermano el clérigo Esteban Ortiz de Montalvo, beneficiado de la parroquia de San Pedro y vicario del pueblo de Montalvo, en Cuenca” .

Tengamos en cuenta que los Ortiz habían entroncado con otra familia que arrastraba un pasado religioso idéntico a estos: los Díaz de Montalvo. Si rastreamos durante el siglo XV y centuria posterior las raíces de los Ortiz, apreciaremos que Elvira Ortiz, junto con su marido (el famoso jurista conquense), serán señalados de descender de familias conversas (al margen de que estos hubiesen adquirido una hidalguía que intentase difuminar cualquier cuestión vinculada con su sangre y supuesto pasado caballeresco), dejando al mismo tiempo una prolífica descendencia, esparcida en diferentes líneas, afincadas tanto fuera como dentro de la tierra de Huete. Esto ocurre con integrantes de su mismo apellido, así como también bajo la forma Alcocer, Díaz, Priego, Gómez de Montalvo y Montalvo (por citar algunos ejemplos)

Hemos de pensar que los Ortiz en el siglo XVI ya habían conseguido enlazar con algunas de las casas más destacadas de la nobleza conquense, tal y como ocurrirá con los Jaraba, quienes como sabemos desde finales del medievo tendrán una peso destacado dentro de algunas regiones del actual provincia conquense. Esto obviamente incrementaba su importancia, y por tanto capacidad de exigencia en el momento de entablar relaciones con familias que se movían entre los grupos de poder de la zona en la que vivían.

Siguiendo nuestros apuntes genealógicos, presenciamos un fenómeno que no es casual, y es que Fernando Díaz, marido de Catalina González, dejó una prolífica descendencia con su apellido, y que como sabemos estaba muy seguido de cerca por el Santo Oficio, tal y como lo demuestran las anotaciones que hemos apreciado en las diferentes partidas sacramentales de la familia. Creemos que no será un hecho casual, que la esposa de Julián de Escolar, fuese precisamente descendiente de esta familia de conversos (Catalina Díaz). Estos Díaz, y que veremos como una casa dedicada al gremio de los zapateros, mantienen el mismo oficio que los Montalvo ya señalados en idéntica centuria en la ciudad de Huete como sospechosos por su pasado converso.

De aquella época tenemos constancia de algunos vecinos en este enclave, es en el caso de la iglesia de San Esteban con un Pedro Ortiz, esposo de una Ruiz, así como Pedro Ortiz Aguado, quien casó con María Nieves Rojo en los años setenta del mismo siglo, pero cuyas raíces según la partida matrimonial de 1573 nos llevan hasta Tarancón.

Ahora bien, el personaje en cuestión que estamos tratando en este artículo es Pedro Ortiz, esposo de María Manuel, parroquiano de la iglesia de San Pedro de Huete, y quien parece ser pudo haber celebrado unas nupcias antes de enviudar con Elvira de Buendía. Nuestro escudero, era descendiente muy posiblemente de la familia que entroncaba con la casa principal de los Ortiz, reconocidos como hidalgos y conversos, cuyas raíces nos estiran de acorde a los estudios de Guillermo Fernández hasta los optenses Lope Ortiz y Juana Núñez (quienes consideramos los progenitores del linaje, ya dentro de lo que sería el siglo XV).

Un cuarto Pedro Ortiz que por aquellas fechas veremos en los libros parroquiales de Huete es Pedro Ortiz de Alcalá, este pariente del anterior, y esposo de un miembro de la casa Castillo. Otro apellido asociado con la conversión religiosa a lo largo y ancho de la geografía conquense.


David Gómez de Mora


Bibliografía:

-Varios autores. Parada y Luca de Tena, Manuel (2002). “Los patrones de las capillas mayor y de San Ignacio”, pp. 43-49. Esplendores de la devoción en San Nicolás el Real, a propósito de la exposición conmemorativa del III centenario de la hermandad de Nuestra Señora de Loreto (Huete, 1702-2002), 150 pp.

Apuntes históricos y genealógicos de los Santacruz

Uno de los apellidos más conocidos dentro de la nobleza optense y que veremos repartido por diferentes lugares de esta comarca, es el referente a la familia Santacruz. El cual también podremos apreciar escrito de forma separada. Como bien saben muchos investigadores en el caso de Huete y su tierra, los Santa Cruz esconden unas raíces conversas, que gracias a su poder de influencia en diferentes líneas, llegará a insertarles dentro del estado noble.

Manuel de Parada ya investigó las líneas optenses de este linaje, comentando que fueron “funcionarios en sus inicios de la Corte con Juan II y Enrique IV y de conocido origen converso, procesados luego repetidamente en causas de judaísmo por el Santo Oficio de Cuenca y con línea que pasó a Indias en el siglo XVI, donde alcanzaron títulos del Reino y grandeza de España en Cuba” (Parada, 2019, 422).

Igual de importante es otro estudio efectuado por el mismo autor, en el que veremos como llegaría a recoger las armas que el linaje portaba (2002, 45). Se trata más concretamente de un artículo publicado en el libro “Esplendores de la devoción en San Nicolás el Real”, a propósito de la exposición conmemorativa del III centenario de la hermandad de Nuestra Señora de Loreto (Huete, 1702-2002). En esta misma ciudad los Daza entroncarán con dicha familia, hecho que apreciaremos en el matrimonio de María Álvarez de Santacruz con Juan de Daza, ambos pertenecientes a familias de la nobleza local.

Parada (2019, 484) recuerda como Amor Calzas (1904), recoge una coplilla local que decía, “cuatro santos hay en Huete, / que se debían quemar / Santoyo con Santarén, / Santa Cruz y Sandoval”. Una forma más con la que se insinuaba el origen religioso de estas familias vinculadas con la élite local desde hacía siglos atrás.

Sobre las armas heráldicas del linaje, Manuel de Parada (2002, 45) describe dos escudos. Uno partido, con una banda dorada en campo de gules, que en el otro costado portará en cuatro cuarteles (una cruz en el primero y cuarto, así como un león rampante en el segundo y un castillo con tres torres en el tercero); así como otro cortado, referente a las armas del licenciado Juan de Santacruz, y que habrá en el Convento de Santo Domingo de la Isla de la Palma. Este consta en la zona superior de una cruz en gules, así como en la parte inferior la banda descrita del primero blasón que hemos comentado.

El autor comenta que “la banda que figura en ambas representaciones, del estilo y como la utilizan otras muchas casas, es sin duda aquella que Rodrigo de Huete recibió del Rey cuando fue armado caballero, expresamente recordada en el privilegio de nobleza que se le concedió junto con su padre Fernando Álvarez de Santacruz en 1457. La cruz, en lo que se ha dado en llamar armas parlantes, por la voz y apellido que tomaron como propios después de su conversión al cristianismo, olvidando la antigua fe de Abraham, y el león y el castillo los del reino, ordenados al contrario de cómo es usual, concesión particularísima del monarca que quiso de esta manera premiar los servicios que de padre e hijo había recibido, tan notorios en este caso como los derivados de la embajada ante el reino de Navarra y que, por diversos motivos, no es raro ver en otros escudos de nobles” (Parada, 2002, 45)

Dicho esto, queda claro como la familia Santacruz conseguirá ennoblecer a través de la influencia que jugarán algunos de sus miembros dentro de la corona. Sobre Rodrigo de Huete, Parada escribe que este era “muy conocido en la Ciudad, y secretario de la puridad y de la cámara de Enrique IV, de quien recibió privilegio de hidalguía por sus servicios para él y sus descendientes” (Parada, 2019, 183). Rodrigo dejó entre sus hijos al teniente y regidor de la isla de La Palma, el licenciado Juan de Santa Cruz. La familia había entroncado con los de la Muela, otra casa de conversos que se acabaría insertando en el grupo de la nobleza.


Escudo de armas de la familia Santacruz, adaptándolo y partiendo de las referencias que aporta Parada (2002, 45)


Escudo del licenciado Juan de Santacruz, adaptándolo y partiendo de las referencias que aporta Parada (2002, 45)

Árbol genealógico del linaje Santacruz de Gascueña. Elaboración propia. Legajos 228 y 274, de los expedientes 2865 y 3780 (respectivamente) del Archivo Diocesano de Cuenca.

Árbol genealógico del linaje Santacruz de Huete. Elaboración propia mediante cruce de los referidos datos1

El pasado converso del apellido Santacruz es muy conocido en la tierra de Cuenca, por ello veremos diferentes procesos de Inquisición, en los que el origen religioso de la familia sale a relucir. Así pues, en el legajo 65, expediente 942 (ADC), se efectúa un proceso contra Ana de Santarén, mujer de Pedro de Santacruz. En la hoja primera se indica que Ana era hija de Pedro de Santarén y Elvira Ortiz. A esta familia se les acusará de prácticas judías, como solía ocurrir con el consumo de pan judío de centeno (entre otras causas).

Igualmente, en el legajo 33, expediente 565 (ADC), se dice de Juan Santa Cruz (vecino de la ciudad de Huete), que este no bautizó a una hija, así como que entonaba cánticos judíos. El documento menciona a sus parientes de Mazarulleque, y que como veremos estarán extendidos por diferentes líneas. Entre las acusaciones estaba la que decía que quebrantaban los domingos cristianos, o que en el pasado sus ancestros se enterraron en la sinagoga.

En un documento procedente del Archivo Histórico Nacional del fondo de Inquisición (351, nº19), que nos proporcionó Valentín Casco Fernández (Cronista Oficial de la villa de Valdetorres), se transcribe el libelo dedicado a uno de los descendientes del optense Pedro Núñez, converso que abrazó el cristianismo, y entre cuyos nietos y bisnietos que veremos portar el apellido Santacruz, se puede leer el texto dedicado a Gaspar López de Santacruz, del que se decía lo siguiente (AHN, 351, nº19, fol. s/n):


Gaspar López de Santacruz,

pariente de la centella,

para que te llamas Cruz,

pues que no crees en ella”


No cabe duda del papel jugado por este tipo de familias en la historia no solo de la ciudad de Huete, sino de todo lo que será el amplio territorio abarcado por lo que hoy entendemos como la geografía conquense, en el que una élite que se supo adaptar a las exigencias sociales de la época, marcará un punto de inflexión en el momento de querer comprender esa sociedad de finales de la Baja Edad Media, así como de siglos posteriores.

David Gómez de Mora


Bibliografía:

-Amor Calzas, Juan Julio (1904). Curiosidades históricas de la ciudad de Huete. Madrid, 122 pp.

-Ibáñez Martínez, Pedro Miguel (1992). Castilla-La Mancha y América en el quinto centenario. Universidad de Castilla-La Mancha, 307 pp.

-Parada y Luca de Tena, Manuel (2004). “Huete y la Guerra contra Francia. Llamamientos de hijosdalgo en 1635 y 1637”. Anales de la Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía. Nº VIII, pp. 663-708

-Parada y Luca de Tena, Manuel (2019). Apuntes para una bibliografía sobre la noble y leal ciudad de Huete. Ayuntamiento de Huete, 582 pp.

-Varios autores. Parada y Luca de Tena, Manuel (2002). “Los patrones de las capillas mayor y de San Ignacio”, pp. 43-49. Esplendores de la devoción en San Nicolás el Real, a propósito de la exposición conmemorativa del III centenario de la hermandad de Nuestra Señora de Loreto (Huete, 1702-2002), 150 pp.


Fuentes documentales:

-Archivo Diocesano de Cuenca. Legajo 5, expediente 117

-Archivo Diocesano de Cuenca. Legajo 33, expediente 565

-Archivo Diocesano de Cuenca. Legajo 54, expediente 802

-Archivo Diocesano de Cuenca. Legajo 65, expediente 942

-Archivo Diocesano de Cuenca. Legajo 228, expediente 2865

-Archivo Diocesano de Cuenca. Legajo 274, expediente 3780

-Archivo Histórico Nacional. OMC, Santiago. Año 1676, expediente 6223

-Archivo Histórico Nacional. Información genealógica. Fondo Inquisición (351, nº19)


Nota:

1 Para afinar en la descendencia de las líneas, consultamos el legajo 5, expediente 117 y el legajo 54, expediente 802, definiendo la descendencia de los hijos de Diego Rodríguez de Santacruz y Juana Rodríguez de Alcocer, siendo esta la línea del linaje Santacruz que se ubicará en la localidad de Mazarulleque. Igualmente, para ver la descendencia de su hermano Alonso Álvarez de Santacruz (quien fue escribano y absuelto ab instancia), tenemos información como la que se puede leer en el legajo 56, expediente 819 de los referidos procesos de Inquisición, la Memoria del Nuevo Mundo de Pedro Miguel Ibáñez, junto un artículo de Manuel de Parada publicado en los Anales de la Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía, del año 2004, en donde se dan datos de interés de la descendencia de Rodrigo de Santacruz y Beatriz Gómez de la Muela. Tampoco podemos pasar por alto el expediente de la Orden Militar de Caballeros de Santiago, número 6223, del año 1676, en donde entre las muchas familias conversas, se puede reconstruir y conectar la ascendencia de Bernardino de Santacruz. Por último, parece igual de interesante, mencionar dos expedientes también presentes en el Archivo Diocesano de Cuenca, en donde se investiga a otros Santacruz, de los que es más que probable que exista una conexión genealógica con los miembros de Huete (legajo 228, expediente 2865 y legajo 274, expediente 3780).

Apuntes de los Núñez de Guadalajara

Hace unos cuantos años atrás, más concretamente en 2018, publicábamos una entrada en nuestro blog, que se acabaría convirtiendo en la base de los estudios genealógicos, sobre las diferentes familias que hemos ido analizando para entender la historia de los grupos del poder local en determinados municipios de nuestra zona de investigación.

Una de esas familias, y que como veremos tuvo una enorme movilidad a lo largo de nuestra área geográfica, fue la casa de los Núñez de Huete o también conocida como Núñez de Guadalajara. En otras ocasiones los podremos ver escritos como Núñez de Lasarte, Núñez Nieto o Núñez Carrillo.

Sus referencias en la localidad como mínimo arrancan desde el siglo XV. Estos Núñez, también debemos integrarlos en el grupo de los linajes conversos, que finalmente consiguieron que se les reconociera una nobleza que acabó incrementando su nombre desde el punto de vista social.

Para alcanzar aquel logro, los Núñez antes hubieron de enfrentarse a una dilatada lucha que consistió en intentar deshacerse de su origen converso, modificando para ello una parte de su historia, al querer argumentar que sus ancestros estaban vinculados con el mundo de la caballería y esa nobleza medieval, que tanto importaba en un ámbito, en el que la relación con el mundo judío o morisco, era una tacha permanente que afectaba a toda la descendencia de una familia, por muchas generaciones que trascurrieran.

En un documento procedente del Archivo Histórico Nacional, del fondo de Inquisición (351, nº19), que nos proporcionó Valentín Casco Fernández (Cronista Oficial de la villa de Valdetorres), se transcribe el libelo dedicado al progenitor de una línea conversa que marchará de Huete hacia tierras de Guadalajara, y cuyo nombre adoptado, fue el de Pedro Núñez:


Milagro de los cielos,

prodigio de las nubes,

que Mosén de Huete,

es ya Pedro Núñez”


Entre los linajes que por estas tierras se dejaron bajo el apellido Núñez, y que estaban también asociados con la nobleza y la conversión, conocemos el caso de Catalina Núñez de Toledo, quien sin tener aparentemente relación con los afincados en Huete, era también descendiente de una familia conversa toledana, la cual entroncó con la casa de los Álvarez de Toledo (otro linaje judeoconverso insertado en la nobleza), y que arrastra mucha historia en estas tierras.

Si seguimos el armorial de Juan Francisco de Hita, en el primer volumen, entre las hojas 326-v y 327, podemos leer “demás de este el dicho Alonso Álvarez de Toledo, fue tan engrandecido y prosperado por el dicho Rey don Juan y don Enrique su hijo, que en saber de tener en su mano todos los negocios del Rey, mostró su mucho ingenio, prudencia y valor. Alcanzó grandísimo estado y gran señorío por las villas siguientes: Cervera, Villanueva del Palomar, La Cañada, El Manzano, Olivares y otras en tierra de Cuenca (...) casó dos veces, la primera en Cuenca con Aldonza Fernández de Valera, que tuvo cuatro hijos, Juan Álvarez de Toledo en que fundó el mayorazgo de Cervera, Villanueva, La Cañada, Olivera, El Manzano y otras muchas heredades (...) el tercero fue doña María de Toledo, casada con Alejo de Sandoval, señor de La Ventosa, el cuarto fue Mencía de Toledo, casó con Pedro de Alarcón, señor de Buenache de Alarcón. Casó segunda vez con doña Catalina Núñez de Toledo y algunos quisieron decir que descendía de la sangre real de Portugal y otros que tenía de la antigua y noble sangre de los Núñez, primeros de Castilla descendientes de ellos trajo y se ve en el día de hoy sus armas en el monasterio de Santa Clara que fundó la dicha Catalina Núñez, que son un castillo dicho con puentes y ventanas aceradas en campo de gules, que son las mismas que trajo el Conde don Gonzalo Núñez de Castilla, padre del famoso Fernán González, y que fueron las primeras armas según dice el nobiliario de España que compuso Maestre Polo en el capítulo siete”.

Sobre la cuestión heráldica, es oportuno realizar una serie de matizaciones. La primera es que las armas que portó el hijo del citado conde Gonzalo Fernández de Castilla, eran en campo de oro una banda de gules. Igualmente, la relación de Catalina Núñez con la familia de los Álvarez de Toledo, hizo que algunas ramas adoptasen en su escudo la jarra de azucenas de plata o el jarrón de oro. No obstante, Hita, como se ha visto, relaciona el blasón de estos Núñez conversos con un castillo de oro en campo de gules.

Recordemos que la segunda esposa de Alonso Álvarez de Toledo, era hija de Francisco Núñez de Toledo y Mencía Núñez de Toledo. Dicha Mencía era a su vez vastago de un judío, Isaac Simón de la Caballería (de los Leví). Por otro lado, la línea paterna, veremos que estaba vinculada con Cuenca.

Hemos de pensar que Alonso al margen de su movilidad, queda claro que estaba viviendo en Cuenca por tener su familia en esta tierra, lo mismo que se podía pensar de algunos integrantes de la casa de su segunda esposa.

Igualmente, otro dato que quisiéramos aportar, es que las armas de Catalina Núñez se conocen por haberse conservado el escudo de una tumba de alabastro relacionada con esta y su linaje. El mismo se puede consultar en un artículo publicado por Ángela Franco (2017). Dicho escudo se caracteriza por tener un león rampante con una bordura en la que se contabilizan un total de ocho cruces.

Armas de la familia de Catalina Núñez, descendiente de conversos y esposa del conquense Alonso Álvarez de Toledo, también de ascendencia conversa y estrechamente relacionado por su familia con el territorio conquense (Salazar y Castro, 9.292, fol. 48)


David Gómez de Mora


Bibliografía y fondo documental:

*Archivo Histórico Nacional. Información genealógica. Fondo Inquisición (351, nº19)

*Biblioteca Nacional de España. "Por parte del doctor Juan Núñez Carrillo y del doctor Agustín Núñez de Lasarte y don Alonso Núñez de Lasarte, su hermano, y de Juan Núñez Nieto y sus hermanos. En el pleito con el fiscal del rey nuestro señor y común y jurados de la ciudad de Huete. Sobre su hidalguía", 18 hojas. Signatura: PORCONES 602 (7)

*Franco Mata, María Ángela (2017). “Doña Catalina Núñez, segunda esposa de Alonso Álvarez de Toledo, fundadora del desaparecido Monasterio de Santa Clara, En Madrid: Avatares históricos y consideraciones”. Anales del Instituto de Estudios Madrileños vol. 57 (2017) pp. 327-375

*Salazar y Castro, Luis. “Epitafios y memorias que se hallan en los sepulcros y capillas…”, Ms. Hacia 1720. Madrid, R.A.H., 9.292, fol. 48, recogido en Leblic García, “Sepulcros góticos en el monasterio cisterciense de Montesión”, p. 70.

davidgomezdemora@hotmail.com

Mi foto
Profesor de enseñanza secundaria, con la formación de licenciado en Geografía por la Universitat de València y título eclesiástico de Ciencias Religiosas por la Universidad San Dámaso. Investigador independiente. Cronista oficial de los municipios conquenses de Caracenilla, La Peraleja, Piqueras del Castillo, Saceda del Río, Verdelpino de Huete y Villarejo de la Peñuela. Publicaciones: 25 libros entre 2007-2024, así como centenares de artículos en revistas de divulgación local y blog personal. Temáticas: geografía física, geografía histórica, geografía social, genealogía, mozarabismo y carlismo local. Ganador del I Concurso de Investigación Ciutat de Vinaròs (2006), así como del V Concurso de Investigación Histórica J. M. Borrás Jarque (2013).