miércoles, 24 de febrero de 2016

El lapis specularis en tierras optenses

Sí por algo se ha caracterizado uno de los gremios de la pequeña burguesía optense, ha sido por la producción de yeso desde los tiempos de la antigua Segóbriga.

En esta línea, Plinio el viejo ya nos informa de que las minas de lapis specularis se extendían en torno a los 100.000 pies alrededor de la mencionada ciudad romana. Este yeso se cortaba de manera muy sencilla, lo que permitía su fácil manipulación, y que además sabemos abundaba en grandes proporciones en las viviendas desaparecidas de los poblados romanos de la Alcarria.
Huete y su área geográfica, fue un gran abastecedor. Las minas de Saceda del Río, Carrascosilla, Moncalvillo y otra media decena de municipios, representaron casi con total seguridad el entramado minero más importante del mundo sobre este material.
El lapis specularis es un mineral blando, ligero y transparente, cualidades que lo hacían idóneo para las vidrieras. Su tipología sedimentaria de origen químico, permitía que en la zona geográfica de la Alcarria esté en cantidades excepcionales.
Leía no hace mucho tiempo en un artículo de octubre de 2015 de Manuel Pérez en la tribuna de Cuenca, que las minas de la provincia abastecieron ni más ni menos que a la ciudad romana de Pompeya, tal y como lo han demostrado los análisis isotópicos realizados por la Universidad de Módena y Reggia Emilia, en los que se afirmaba esta procedencia, para usos como el de cubrir huecos y ventanas.
Igualmente se han encontrado restos en construcciones del entorno del Vesubio como Herculano. Siglos después y tras la reconquista cristiana, su producción siguió vigente, aunque decayendo a medida que transcurría el tiempo.

El relieve de Huete y sus alrededores fueron sin lugar a duda el paraje perfecto para la explotación de este mineral.
Sabemos a través de dos fuentes, que durante el siglo XVIII en Huete su explotación tenía una modesta importancia, una tradición oral que se fue transmitiendo en nuestra familia, que afirmaba como nuestros antiguos parientes se encargaron de explotar su producción hace más de dos centurias, y que del mismo modo conocemos a través de otra vía paralela, ya con un rigor indiscutible, que es la mención efectuada por el catastro de Ensenada, y de la que se puede leer como una serie de personajes serán los encargados de explotar este producto, y que a pesar de no contar con el esplendor de los tiempos del Imperio, todavía seguía generando una modesta producción, y que era conocida localmente como la de la fábrica de yeso.
Los integrantes que desarrollaban esta producción eran los optenses Juan García de Alcázar, Francisco Corralero, Miguel López Mayoral, Francisco Chacón, Fernando de Valdolivas y Juan Serrano de Alcázar.

David Gómez de Mora

davidgomezdemora@hotmail.com

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Profesor de enseñanza secundaria, con la formación de licenciado en Geografía por la Universitat de València y título eclesiástico de Ciencias Religiosas por la Universidad San Dámaso. Investigador independiente. Cronista oficial de los municipios conquenses de Caracenilla, La Peraleja, Piqueras del Castillo, Saceda del Río, Verdelpino de Huete y Villarejo de la Peñuela. Publicaciones: 25 libros entre 2007-2024, así como centenares de artículos en revistas de divulgación local y blog personal. Temáticas: geografía física, geografía histórica, geografía social, genealogía, mozarabismo y carlismo local. Ganador del I Concurso de Investigación Ciutat de Vinaròs (2006), así como del V Concurso de Investigación Histórica J. M. Borrás Jarque (2013).