lunes, 19 de octubre de 2020

Apuntes sobre los Molina de Villarejo de la Peñuela

Una de las familias con cierta relevancia que vivieron durante los siglos XVI-XVII en Villarejo fueron los Molina, un apellido afincado en el municipio desde los primeros registros parroquiales que se conservan del lugar, y sobre el que queda mucha historia por escribir. Ya con anterioridad a estos Molinas les dedicamos unas breves reseñas en un artículo que llevaba por título “Antiguas familias de labradores en Villarejo de la Peñuela. Los Delgado, Molina y Redondo”.

Por ahora son escasas las referencias que hemos conseguido recoger sobre su origen social, no obstante, si analizamos algunos matrimonios celebrados durante el siglo XVII, apreciaremos que tipo de estrategias conyugales habían empezado a establecer diversas ramas de la familia. En nuestro caso nos resulta muy llamativa la procedente de Francisco de Molina (fol. 89), un persona que nació durante la primera mitad del siglo XVII y que falleció en el año 1671, una vez enviudado y luchando en el campo de batalla. La referencia sobre este villarejeño la conocemos gracias a su partida de defunción, donde se especifica que murió en el castillo de Rosas (plaza de armas de Catalunya).

Creemos que la fortaleza a la que se podría estar refiriendo el documento sería en realidad el castillo de la Trinitat de Roses. Un dato que por ahora no podemos confirmar de manera segura, pero que deja la puerta abierta a que como mínimo especulemos con la posibilidad de que Francisco, una vez viudo (pues su esposa María de Torrecilla había muerto en 1658), decidiera alistarse en el ejercito en busca de una mejora de su calidad de vida.

Desconocemos los acontecimientos que marcarían el rumbo de su vida desde ese instante hasta el momento de su fallecimiento, no obstante sabemos que su hija Ana Leocadia de Molina acabaría casando con Julián Sainz en 1664, otro apellido sobradamente conocido por la disponibilidad de recursos con la que contaban algunos de sus integrantes. Julián aparecerá precisamente como testamentario de su suegro, con fecha del 25 de octubre de 1671. Entre las mandas podemos leer como este solicitará que “se eche rogativa todos los domingos del año por su ánima y se diga sobre la sepultura de sus padres y abuelos todos los días del año un responso rezado”.

En 1688 moría Ana Leocadia Molina (fol. 118, la hija de Francisco), esta invocaba al nombre de una de sus antiguas parientes, la señora Leocadia, quien a principios del siglo XVII había celebrado sus esponsales con Martín Delgado, quien era procedente de Valdemoro del Rey. Los enlaces estratégicos de aquel primer periodo se repiten con casas como los Sainz, Peña y Delgado, hecho que evidenciará un poco en que línea se movía el clan tras su instalación en el lugar alrededor de la segunda mitad del siglo XVI, fecha que nosotros hemos aproximado basándonos en nuestras hipótesis al estudiar los nombres que aparecen en los libros eclesiásticos.

Imagen de la Iglesia de Villarejo de la Peñuela (Raúl Contreras)

Ana Leocadia solicitó 60 misas, junto con una misa anual y rogativa, además de que su cuerpo fuese enterrado en la Iglesia Parroquial, práctica habitual, pero que en este caso era un lugar concreto y especial, dato que hemos podido leer a través de la partida de defunción de su hija Ana Sainz de Molina (fol. 245-v), quien al morir en 1747 mandará que su cuerpo descanse en la sepultura donde se halla el de su madre Ana Leocadia, y que se situaba precisamente junto a la capilla de Nuestra Señora, un espacio religioso del templo sobre el que prácticamente nada sabemos, pero que como vemos el párroco reseñara en este documento. Un hecho poco habitual si atendemos a que en la mayoría de defunciones simplemente este menciona que los villarejeños mandaban enterrarse en alguna sepultura de dentro del cuerpo de la Iglesia Parroquial.

Ana había casado en 1722 con Mateo de Torralba, otro villarejeño procedente de una familia del pueblo. Ella, al igual que su madre, solicitará un total de 60 misas, y nombrará como herederos a a sus hijos Sebastián, Mateo y Gabriela de Torralba, quienes por ahora desconocemos si siguieron empleando esa sepultura como punto de enterramiento familiar.

David Gómez de Mora

Referencias:

* Archivo Diocesano de Cuenca. Libro III de defunciones (1623-1764), Sig. 113/15, P. 2126

davidgomezdemora@hotmail.com

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Profesor de enseñanza secundaria, con la formación de licenciado en Geografía por la Universitat de València y título eclesiástico de Ciencias Religiosas por la Universidad San Dámaso. Investigador independiente. Cronista oficial de los municipios conquenses de Caracenilla, La Peraleja, Piqueras del Castillo, Saceda del Río, Verdelpino de Huete y Villarejo de la Peñuela. Publicaciones: 20 libros entre 2007-2023, así como centenares de artículos en revistas de divulgación local y blog personal. Temáticas: geografía física, geografía histórica, geografía social, genealogía, mozarabismo y carlismo. Ganador del I Concurso de Investigación Ciutat de Vinaròs (2006), así como del V Concurso de Investigación Histórica J. M. Borrás Jarque (2013).