La estratificación social en un enclave histórico como la ciudad de Huete, será algo fácil de percibir, habiendo por ello muchas familias con intereses por acrecentar su poder, tanto dentro del lugar, como en las inmediaciones de su área geográfica. Y es que el insertarse en el selecto grupo de la nobleza, dará pie al surgimiento de diferentes casas, que para demostrar su pertinencia a este sector, habrán de remontar su historia a gestas y relatos, muchas veces carentes de rigor, pero al mismo tiempo necesarios en un escenario que prácticamente demandaba este tipo de prácticas.
Es por ello que pasamos a recoger algunos de esos linajes allí afincados, y que tendrán en común el haber sido integrantes del estado noble o definirse como hidalgos.
Ayllón y Díaz de Montalvo
La presencia de linajes que arrastrarán un pasado converso, como ya se ha comentado en multitud de ocasiones, será algo normal entre los caballeros instalados en esta localidad.
Un buen ejemplo lo apreciamos con los Ayllón. Una familia insertada entre la élite y la nobleza conversa optense, de la que emergerán nombres como Álvar Rodríguez de Ayllón o Blanca Rodríguez de Ayllón.
Los Ayllón, arrastraban duras acusaciones del Santo Oficio, que no impedirán que acabasen ocupando la cúspide de la nobleza peralejera, así como a principios del siglo XVI, ser una de las casas bien aposentadas de Huete, estando mencionada en la obra Manuel de Parada (2019, 294) cuando cita como vecino del lugar a Alonso de Ayllón.
Otro linaje con un pasado religioso similar fueron los Díaz de Montalvo. A esta familia pertenecería el famoso jurista don Alonso Díaz de Montalvo, y sobre quien de nuevo Parada (2019, 127) menciona el hallazgo de su lápida, a través de una carta en la que se notifica la adquisición de esta pieza sepulcral en septiembre de 1872.
En los libros sacramentales de la población, apreciaremos que se marcarán algunas de las líneas del apellido Díaz y que podrían guardar relación con este linaje, pues sabida es la descendencia que dejará dentro de la ciudad con el trascurso de los siglos, en algunos casos también incluso bajo el apellido Montalvo.
Chacón
Ni que decir que todos los hidalgos no habían de arrastrar un origen converso, ya que simplemente gracias a un mejoramiento de su posición económica, estos podían alcanzar unas aspiraciones, que los llevarán a codearse con gente poderosa, y por tanto, insertarse entre los integrantes de la nobleza que aquí estamos comentando.
Esto lo apreciaremos con los Chacón y de quien Amor Calzas (facsímil, 1987, 90), indica que la familia “de los Chacones, que tantos hombres célebres ha dado, tuvo la casa solariega intramuros, en el callejón del Lavadero, hoy convertida en una tenería y huerto; y, últimamente, la casa de la calle de la Civera, núm. 13, que continúa en propiedad de su descendiente D. Vicente Cano Manuel. Las armas concedidas a esta familia fueron un escudo partido en cuatro, teniendo en el superior derecho dos lobos negros andantes en campo de plata; otros dos lobos en la misma forma en el opuesto; una flor de lis en campo azul en el superior izquierdo, y otra en el opuesto”.
El caso de los Redondo
Otro ejemplo que cabe sumar a la lista, es el de un linaje del que pocos datos conocíamos hasta la fecha, y que Amor Calzas (facsímil 1987, 93) asocia como una familia también representante de la nobleza local: los Redondo. De estos, Amor aporta una descripción heráldica, extraída de los tradicionales tratados sobre blasones, a partir de donde describirá un escudo con un castillo, en cuya ventana superior asoma una dama con un par de leones, sobre una bordura con ocho veneras.
El historiador optense (facsímil 1987, 93) añadirá que los Redondo de Cuenca, proceden de las sierras de Burgos, precisando más concretamente de un rico linaje de ganaderos, a través de "un descendiente directo de ella, que se estableció con la misma industria en Santillana, el que, a su vez, mandó otro suyo a la Motilla del Palancar, siendo este el origen de los de Huete y el de los de otros puntos de la provincia de Cuenca. Sucesos nacionales, cuyo relato omitimos por la naturaleza de este trabajo, hicieron desaparecer en esta familia el considerable caudal pecuario y efectivo en que consistía toda su fortuna y el porvenir de sus hijos, determinando en estos tal decadencia, que tuvieron necesidad de descender a ganarse el sustento con el trabajo manual, cosa tan amarga como honrosa para los que, descendientes de ricos, aceptan la pobreza y la remedian respondiendo dignamente a sus tradiciones, hasta que la Providencia dispone cambiar y trae al mundo un individuo que eleva su nivel y hace resurgir la desahogada posición de los suyos. Este individuo ha sido Don Vicente Redondo de la Plaza".
De la Peña y del Monte
Otras familias que serán citadas por Parada, y que veremos en algunas referencias del ámbito nobiliario son los Peña y los Monte. De los primeros, en verano de 1506, estos aparecen entre los hidalgos de la ciudad, siendo el caso de Miguel de la Penna (de la Peña) y Gerónimo de la Peña (Parada, 2019, 125).
Sobre los del Monte, sabemos que arrastraban un origen converso. Del mismo modo, sobre su genealogía, Parada (2019, 261) la trata con profundidad en un estudio referente a Fray Ambrosio Montesinos (Parada, 2002), en el que indica que este era “hijo de mosén Pedro del Monte, regidor de la Ciudad por su estado noble, joyero de la reina doña Blanca y escribano de Cámara por renuncia y traspaso de su padre el escribano público de Huete Pedro López del Monte, -del que se conocen escrituras del año 1423- , y merced del príncipe don Alfonso como Rey fechada en Olmedo el año 1467” (Parada, 2019, 261).
Los Garrido
Los Garrido serán también otra de esas familias con una nobleza que afianzará su nombre. Veremos que el tronco originario de la línea ennoblecida procedía de la localidad de Mazarulleque. De estos, Parada (2019, 15) señala que “el apellido Garrido se conoció en la ciudad y comarca desde muy antiguo. Véase entrada a Fray Jacinto Garrido. De ellos fue doña Isabel Garrido, que casó con don Carlos Fernando de Austria, hijo natural de Felipe IV nacido en Granada en 1639 y que se crio en la Corte y en Flandes, sacerdote y canónigo de Guadix después de enviudar de su segunda mujer doña Francisca Díez de Labandero. Carlos Fernando declara en su testamento que contrajo un primer matrimonio en Madrid (que debió producirse entre 1657 y 1661) con doña Isabel, hija de don Alonso Garrido y de doña Isabel Muñoz, vecinos de Huete (Cuenca)”
Los Núñez de Guadalajara
En cuanto a los Núñez, quedan claros desde el primer momento sus orígenes conversos, a pesar de que estos intentarán difundir un discurso genealógico que les asociaba con una casa noble procedente de las montañas de León.
El relato histórico llegaba a vincularlos con caballeros de la espuela dorada que ya durante el siglo XIV acabarían siendo armados, llegando incluso a invocar un trato con el mismísimo Príncipe de Gales. No obstante, sabido era que desde el siglo XV, estos se hallaban perfectamente visibles en la tierra de Huete, sin tener nada que ver con ninguna de esas familias de la aristocracia europea, estando más bien cerca de las comunidades conversas, y que desarrollaron un flujo migratorio constante entre las tierras de Cuenca y Guadalajara.
David Gómez de Mora
Bibliografía:
*Amor Calzas, Juan-Julio (1987). Curiosidades históricas de la ciudad de Huete y apéndice. Gaceta Conquense. Edición limitada y numerada, facsímiles de las ediciones de 1904 y 1930
*(de) Parada y Luca de Tena, Manuel (2019). Apuntes para una bibliografía sobre la noble y leal ciudad de Huete. Ayuntamiento de Huete. En: Huete.org, 582 pp.