En la obra de las descripciones
geográficas dirigida por el geógrafo Tomás López, leeremos en el volumen
dedicado a la provincia de Cuenca, una breve reseña vinculada con la localidad de
Piqueras, con motivo de la visita que uno de sus auxiliares, don Alonso
González, efectuaría el día 19 de abril de ese mismo año, donde siguiendo un cuestionario formado por
una serie de preguntas, se recopilaban aquellos datos de tipo histórico y económico que podían guardar más intereses para estos viajeros incansables.
De Tomás López de
Vargas-Machuca podríamos decir muchísimas cosas, pues como geógrafo fue sin
lugar a duda uno de los principales engranajes que moverán esa sociedad
ilustrada, que aportará una notable cantidad de información, a través de sus
viajes y descripciones, que hoy los investigadores empleamos para intentar
conocer un poco mejor si cabe, como era la vida en esos lugares que estas
personas visitaron hace varios siglos atrás. Hemos de destacar que Tomás
recibió el título de “geógrafo de los dominios de su Majestad”, así como que estuvo
al mando del gabinete del geografía creado por Carlos III.
Ahora bien, y respecto a lo que
podríamos destacar sobre la información recabada en Piqueras (hoja 582), quisiéramos recopilar aquellos datos de tipo histórico como vinculados con el medio físico, donde
se nos dan algunos detalles que merece la pena reproducir.
Sobre su pasado nos indica que el
antiguo señorío de la población en ese momento estaba insertado en los dominios
de los Condes de Cifuentes, habiendo mucho antes (en el siglo XV) estado en
manos de don Rodrigo Manrique de Lara, personaje que fue primer Conde de
Paredes de Nava, además del padre del famoso poeta Jorge Manrique.
Respecto a la ermita de San
Sebastián, indica que a “extramuros a un
tiro de bala, mirando al sol de mediodía, tiene una ermita que regulan con la
advocación a San Sebastián”. Sobre la disponibilidad de agua, nos dice que “mirando al mediodía, y a distancia de un
tiro corto de bala, pasa una acequia de agua. Se compone de los muchos
humedales de este término, y algunas fuentecillas, todo en cantidad tan corta
que no puede seguidamente moler una piedra de molino harinero. En el dicho
molino de esta villa tiene mirando al poniente a donde corre dicha agua que se
incorpora con las de Valera de Abajo”.
Por lo que respecta al medio
físico, escribe que “todo el término está
lleno y rodeado de monte de poca consideración y sin nombres, a excepción de la
sierra que mira al mediodía que se intitula del monje. Todo el término está
poblado de pinos rodenos, algunas encinas, matas rubias y pardas, sabinas y
romeros”.
Finalmente llama la atención la
descripción que efectuará de la torre-fuerte, al indicar que esta es “un castillo en cuadro de muy buena
fortaleza, está en la orilla del pueblo, enfrente de la Iglesia parroquial.
Parece construcción de moros. Su entrada está a tres varas del piso, y solo
parece serviría de aviso a la señal del fuego a otros que existen en estos
pueblos confinantes”.
David
Gómez de Mora
Cronista
Oficial de Piqueras del Castillo
Referencia:
*López de Vargas-Machuca, Tomás
(siglo XVIII). Diccionario geográfico de España: Cuenca. Biblioteca Digital
Hispánica, 870 hojas.