miércoles, 4 de septiembre de 2024

La cerámica arquitectónica aplicada a las cocinas valencianas. El caso de la cocina de los Servitas del Convento de Quart de les Valls

Desde que la azulejería en forma de arrimaderos, zócalos o paneles llegó a España proveniente de la vecina Italia, su desarrollo, tanto en el interior de los edificios religiosos como en residencias de particulares, constituyó una gran fuente de expresión artística para la cerámica, según nos comenta María Eugenia Vizcaíno en Azulejería barroca en Valencia.1 Además, en nuestro ámbito mediterráneo, contribuía a protegerse de las bacterias. Por tanto, el deseo de buscar cierta salubridad fue un factor determinante en el surgimiento de la cerámica arquitectónica aplicada en los interiores.

Si bien las iglesias revestían sus capillas, o los conventos los refectorios, las cocinas de las casas, primeramente, nobles, desplegaban, a través de este tipo de cerámica, toda una iconografía de la vida cotidiana basada en la preparación de los platos, el trasiego de los criados o los alimentos que se consumían. Hemos de decir que todo este tipo de azulejos no surgieron a la vez, pues, los aplicados a las cocinas, según el profesor Inocencio Pérez Guillén, fueron una creación que se podría situar a partir de 1770.2 Entre los cuales, se pueden destacar los de la cocina que se conserva en el palacio del Marqués de Dos Aguas, o el palacio de los Exarch de Valencia. Algunos incluyen figuras a tamaño completo realizando labores domésticas propias de ese espacio, pero, de hecho, hay gran variedad de tipologías. Según el director del Museo Nacional de Cerámica y Artes Suntuarias González Martí, Jaume Coll, este lo divide en diferentes tipologías.

Algunas de estas cocinas se llegan a clasificar según si sus chapados son a media altura, si ofrecen figuras a gran tamaño, si los chapados cubren toda la pared, etc., pero también está la llamada tipología de “azulejo de figura completa”, que consistía en representar una figura ocupando el mismo tamaño que el propio azulejo (este solía ser de 22 cm a 22,5 cm; medida del palmo valenciano). Estos, que se pusieron muy de moda a inicios del siglo XIX, se pueden encontrar, por ejemplo, en la cocina de los Alós en Alzira, la cocina del Obispo Beltrán en Sierra Engarcerán y, en nuestro caso, en la cocina del convento de los Servitas de Quart de les Valls, recientemente estudiada.

Lo cierto es que la mayoría de los ejemplos de este tipo de azulejos se circunscriben a entornos aristocráticos o burgueses, siendo único el caso de Quart, pues la cocina perteneció a la orden mendicante de los Siervos de María, la cual abogaba por la pobreza, la ayuda al prójimo y el trabajo cooperativo. Aunque los servitas se documentan en Quart en 1612, cuando fundan su convento después de la expulsión de los moriscos y consiguiente repoblación de la mano de los Próxita, que llegarían a ser barones de la localidad, el cenobio empezó a edificarse seguramente en el siglo XVIII, y estuvo en progresiva construcción hasta los primeros decenios del siglo XIX, siendo abandonado después de la desamortización de Mendizábal. Por tanto, los azulejos, por su tipología, se deben adscribir al primer tercio del siglo XIX.

Los elementos representados en ellos no únicamente son fruto de una copia de los modelos que había en estampas, aucas o incluso en la pintura de bodegón, sino que muestran todo un catálogo de los alimentos que ellos mismos comían y cultivaban, los animales que poseían, además de la representación de tipos populares, una gran selección de aves, paisajes y arquitecturas.

Gracias a que se han podido conservar los libros de cuentas de todo lo que compraban o intercambiaban los servitas se puede reconstruir la vida que portaron estos frailes mendicantes en el Quart del siglo XIX. Todo esto y mucho más los explicamos en nuestro libro “Los azulejos de cocina del convento de los servitas de Quart de les Valls”, y que está a la venta en la plataforma Amazon.


Carme Rosario Torrejón y David Gómez de Mora


1 VIZCAÍNO, Mª Eugenia, Azulejería barroca en Valencia, Valencia, Federico Domènech, 1999, p. 16.

2 PÉREZ, Inocencio, 1992, como se cita en: COLL, Jaume, La cerámica valenciana (Apuntes para una síntesis), Valencia, Asociación valenciana de cerámica, 2008, p. 207.

davidgomezdemora@hotmail.com

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Profesor de enseñanza secundaria, con la formación de licenciado en Geografía por la Universitat de València y título eclesiástico de Ciencias Religiosas por la Universidad San Dámaso. Investigador independiente. Cronista oficial de los municipios conquenses de Caracenilla, La Peraleja, Piqueras del Castillo, Saceda del Río, Verdelpino de Huete y Villarejo de la Peñuela. Publicaciones: 25 libros entre 2007-2024, así como centenares de artículos en revistas de divulgación local y blog personal. Temáticas: geografía física, geografía histórica, geografía social, genealogía, mozarabismo y carlismo local. Ganador del I Concurso de Investigación Ciutat de Vinaròs (2006), así como del V Concurso de Investigación Histórica J. M. Borrás Jarque (2013).