El relieve de Verdelpino es una de las particularidades geográficas que ha permitido que de forma natural, su hábitat se acabara trasformando en un escenario perfecto para la explotación de uso ganadero. Sus colinas inclinadas, la falta de un sustrato terroso profundo, y por tanto, la proliferación de muchos espacios que se presentan como zonas pedregosas y con ciertos índices de erosión, propiciaron la aparición de zonas aptas como dehesas que hábilmente pastores y ganaderos supieron aprovechar
Sabemos que la agricultura siempre tuvo un peso mayor en este lugar, y es que exceptuando al párroco del municipio, el resto de vecinos no controlaba un ganado de envergadura como el que podríamos ver en otros enclaves de la Serranía de Cuenca. No obstante, si atendemos a los datos del Catastro de Ensenada, la verdad es que todavía presenciaremos una cantidad importante que se distribuían entre algunas familias.
Recordemos que en Verdelpino había bastantes zonas destinadas al pasto común, cercanas o por encima de la cota de los mil metros. Una de esas dehesas era la que se llamaba con el nombre de Boyaldón, y que se ubicaba en el desaparecido caserío de Pedro Pascual, dentro del mismo término municipal. Por aquel entonces, el párroco de la localidad, que era quien mayor cantidad de cabezas controlaba, llevaba a sus reses hasta la dehesa de la villa de Valparaíso de Arriba, así como a la de la Algarfa, esta última ubicada en tierras más alejadas, pues lindaba con el mismo río Tajo.
La cifra de animales que se registran entre todos los vecinos en el catastro asciende a más de 3200, destacando unas 1845 ovejas, junto con 498 borregos y 489 borregas. Obviamente este cómputo como hemos ido averiguando no siempre se ajustaba a la realidad, pues por norma general siempre tiraba a la baja, ante el temor de que fiscalmente aquello pudiera afectar a sus vecinos o propietarios.
El hábitat en el que se encontraba este sector económico era idóneo, pues como dice Madoz, el clima era frío, combatido por los vientos del norte. Un paisaje en muchos puntos carente de vegetación abundosa, y que con el bajo matorral permitía complementar el desarrollo de actividades cinegéticas, entre la que destacaba la caza de liebres, conejos y perdices.
David Gómez de Mora
Bibliografía:
*Catastro de Ensenada: Verdelpino de Huete- http:pares.mcu.es/Catastro/
*Madoz, Pascual. Diccionario geográfico-estadístico-historico de España y sus posesiones de ultramar