lunes, 1 de enero de 2024

Los Montoya y su relación genealógica con los Alcázar de Verdelpino de Huete

En nuestro estudio sobre los linajes de Verdelpino de Huete publicado en el año 2022, ya comentamos respecto al apellido Montoya (y que acompañaba de forma compuesta el de la familia Alcázar), que el esclarecer su origen era una cuestión a tener en cuenta de cara a futuras investigaciones, pues todavía quedaba por precisar qué persona, cómo desde qué lugar había llegado hasta sus descendientes, quienes como sabemos se moverán a caballo entre las localidades de Verdelpino de Huete y Caracenilla hace varias centurias atrás.

Al respecto, hace unos años ya indicamos que “la aparición y adhesión del apellido Montoya con la casa de los Alcázar sigue por ahora siendo un misterio que no hemos podido desentrañar, y que arranca justo a partir del matrimonio entre Juan de Alcázar y Francisca de Arcas, quien sabemos que falleció en el año 1633 con pago de 114 misas. Conocemos sobradamente la ascendencia y por tanto los abuelos de Juan de Alcázar, pudiendo decir que por ahora en ningún momento aparece rastro sobre el apellido Montoya, de ahí que partiendo de que es justo a partir de ese matrimonio cuando este emerge entre los descendientes, queda claro que si hubo de invocarse en la figura de alguien, obviamente por descarte, este habría de proceder de la casa de Francisca, quienes sabiendo que el linaje Arcas era reconocido desde tiempos antiguos en Huete, preferirían anteponer el nombre de Montoya. Una estrategia comprensible si tenemos en cuenta que precisamente esta familia en esa misma ciudad, como en el resto de la provincia, estaba dentro del estado noble, motivo en el que seguramente podrían haberse apoyado los Alcázar a la hora de querer distinguirse del resto de ramas de la familia, de lo contrario y salvo alguna fundación que obligase a llevarlo, desconocemos como aparece este entre los descendientes. Recordemos que el segundo cuartel de la vivienda señorial de los Alcázar de Verdelpino, hace alusión a las panelas de plata de los Montoya, y que por norma general suelen ser diez” (Gómez de Mora, 2022, 147).

Partiendo de esta idea, somos conscientes de la importancia que adquirirá el anteponer el apellido Montoya, para unirse con el de una familia de peso como la de los Alcázar en el caso de Verdelpino.

Cuartel de la familia Montoya, y que apreciamos hace unos años investigando el origen heráldico del escudo que se encuentra en la conocida como "casa de los Jaramillo", en la pedanía optense de Verdelpino de Huete. El escudo esculpido en piedra hace alusión a la casa de los Alcázar-Montoya, y que posteriormente recaerá en manos de los Jaramillo (Elaboración propia)

Esto ocurre tras realizar una lectura de las referencias escritas que extraemos de un expediente de ingreso como religioso para la Orden de Santiago por parte de un miembro de la familia Alcázar (AHN, exp. 10.504), en el que se indica la vinculación directa que este guarda con dicho linaje, remarcándose su procedencia como miembro del estado noble, al ser esta línea de los Montoya, de la que “descienden la familia Montoya de Villanueva de los Escuderos, donde es originario por este pretendiente”.

Si nos detenemos en leer un artículo redactado por Ignacio de la Rosa (2023) a cerca de las raíces de este linaje, y que lleva por título “Pedro de Montoya, hidalgo de Villar del Águila”, comprobamos como la rama genealógica de esta casa, procede de la misma que Pedro de Montoya, un hidalgo oriundo de Villar del Águila, pero cuyo padre como abuelo ya estaban afincados en Villanueva de los Escuderos.

Según los datos que transcribe Ignacio a través de un documento de la Chancillería de Granada relativo a la nobleza de Pedro, este era hijo de Felipe de Montoya y Catalina Hernández de Castro, ambos establecidos en Villanueva, por ser esta natural de allí, además de hija de Rodrigo de Castro. Felipe era a su vez vástago de Francisco de Montoya y María de Villanueva. El abuelo de Pedro se estableció en Villanueva, procedente de Vara de Rey, siendo a la vez hijo de Hernando de Montoya y Constanza García de Peñaranda, además de nieto paterno de Hernando Álvarez de Montoya (alcaide de Manzanares, y por tanto tatarabuelo del Pedro que se afinca en Villar del Águila).

Este tipo de datos, como las referencias que se recogen en los diferentes documentos que la familia va sacando gracias a la Chancillería en los diversos municipios de la provincia en los que se asienta al demostrar su hidalguía, explicarán la notoriedad que con el tiempo va cobrando el proceder de dicho linaje, de ahí la necesidad en remarcar su procedencia, haciéndolo incluso aflorar aunque este no caiga por línea recta de varón, para acabar solapándose con el principal por el que siempre se ha distinguido esa casa, diferenciándose entre sí de otras líneas que en términos sociales no habían prosperado de la misma forma.

David Gómez de Mora

Cronista Oficial de Verdelpino de Huete


Referencias:

-Archivo Histórico Nacional. Expediente de pruebas de Juan José de Alcázar, nº10.504

-Archivo de la Real Chancillería de Granada (301-86-14). Pedro de Montoya, vecino de Villar del Águila. Ejecutoria 31/3/1594

-Gómez de Mora, David (2022). Historia y linajes de Verdelpino de Huete, 198 pp.

-Rosa (de la) Ferrer, Ignacio (2023). “Pedro de Montoya, hidalgo de Villar del Águila”. En historiadelcorregimientodesanclemente.blogspot.com, 31-12-2023

davidgomezdemora@hotmail.com

Mi foto
Profesor de enseñanza secundaria, con la formación de licenciado en Geografía por la Universitat de València y título eclesiástico de Ciencias Religiosas por la Universidad San Dámaso. Investigador independiente. Cronista oficial de los municipios conquenses de Caracenilla, La Peraleja, Piqueras del Castillo, Saceda del Río, Verdelpino de Huete y Villarejo de la Peñuela. Publicaciones: 25 libros entre 2007-2024, así como centenares de artículos en revistas de divulgación local y blog personal. Temáticas: geografía física, geografía histórica, geografía social, genealogía, mozarabismo y carlismo local. Ganador del I Concurso de Investigación Ciutat de Vinaròs (2006), así como del V Concurso de Investigación Histórica J. M. Borrás Jarque (2013).