Uno de los linajes más destacados
de Buenache de Alarcón durante el siglo XVII y parte del XVIII, fue el de la
familia Barambio. Su historia da para mucho, de ahí que en este artículo vamos
a realizar un breve resumen sobre algunas de las particularidades por las que
destacó.
Por ahora su origen no lo
conocemos a ciencia cierta, ya que aparecen repentinamente
documentados al menos durante la segunda mitad del siglo XVI en este municipio,
lo cual nos hace pensar como hipótesis que llegarían por esas fechas de otro
lugar. Es factible que procedieran del norte, tal y como ya hicieron otros
linajes hidalgos que años antes se asentaron en la misma zona, siendo el caso
de los Lizcano.
En este sentido, pensamos que los
Barambio bien pudieron proceder de la línea noble que había ubicada en Bilbao,
y de la cual sabemos que años más tarde don Juan Bautista de Barambio y Olarte,
consiguió ingresar en la Orden Militar de Caballeros de Santiago. No obstante,
el vacío existente que hasta la fecha nos ofrece la documentación, hace que
esto quede en una mera conjetura, pero que cobra fuerza cuando analizamos a
fondo el poder acumulado por sus miembros ya desde las primeras generaciones.
Sabemos que Juan de Barambio casó
con María López. De su matrimonio
nacerá su hijo Juan de Barambio López. Éste tuvo dos mujeres, siendo la que más
nos interesa su segunda esposa, Juana Díaz Descalzo. Una señora perteneciente a
la pequeña burguesía rural, hija del señor Lucas Ruiz y su esposa Catalina
Martínez. De dicho matrimonio nacerán diferentes hijos que poseerán un papel
destacado, así como sus descendientes en años venideros.
Por un lado tendríamos
a Lucas Ruiz de Barambio (11avo abuelo nuestro), quien dio lugar durante varias
generaciones al apellido compuesto “Ruiz de Barambio” (fallecido en 1687 y que
pagó un total de 120 misas), casado a su vez con una miembro de la familia
Cortijo (otro linaje de las pequeñas élites locales). También hemos de mencionar
un hermano del referido Lucas, llamado Francisco de Barambio -11avo abuelo
nuestro-, (fallecido en 1682, y que pagó 214 misas), casado a su vez con la
burguesa María Saiz de Piqueras, hija de Miguel Herráiz Saiz y Ana de Piqueras.
De este matrimonio nacerán varios hijos que acabarán entroncando con familias
igual de destacadas del lugar. Se podría decir que a partir de esta generación
los Barambio comienzan a proyectarse con fuerza, así vemos como su hija Juana
de Barambio casa con el hidalgo Miguel Martínez de Montero. Su hermano Juan de
Barambio -10mo abuelo nuestro- (fallecido en 1713 y que pagó 200 misas) casa
con Ana Blanco, hija también de dos hidalgos, Matías Monedero Blanco y María de
Montero. Fruto de esta línea procedió el famoso párroco piquereño,
así como otros personajes del apellido Barambio que representarán el grupo eclesiástico, fortaleciendo más si cabe el linaje familiar.
Biznieto de dicho Juan y Ana, fue Celedonio de Barambio Serrano, casado en Piqueras
con María Antonia López y López, dando fruto a la línea de los Barambio de
Piqueras del Castillo.
Otro personaje destacado que formará parte de esta
familia será Miguel Herráiz de Barambio, quien forjó su enlace matrimonial con la
descendiente de hidalgos María Saiz de Villora y de Ruipérez, y de donde
también saldrán otros Barambios vinculados con la iglesia (dicho Miguel
falleció en 1713 y pagó 350 misas). Hemos de decir que el número de misas
pagadas era también un elemento que caracterizaba el poder de cada estirpe. Volviendo
a los miembros de dicha familia, tampoco podemos olvidar otra hermana, María
Saiz de Piqueras y de Barambio (11ava abuela nuestra), mujer de Pedro de
Ontagas, y que a través de uno de sus hijos heredará una parte del vínculo que
poseían los Barambio.
Aunque si hemos de destacar un
personaje que marcaría el rumbo de la historia de esta familia, ese fue el
hermano de los anteriormente citados, Fray don Francisco de Barambio. Éste
llegó a ser maestro graduado de filosofía, además de logar el grado en teología
por la Universidad de Alcalá de Henares, y posteriormente el doctorado. Don
Francisco fue capellán mayor del convento de capuchinas de Madrid, además de un
gran erudito que escribió algunas obras, como unos discursos filosóficos,
teológicos, morales y místicos; además de una pieza atribuida a su persona,
titulada “casos reservados a su santidad", y que debido a su contenido fue prohibida
en 1694. (Apuntes, nº 450).
Parte de la genealogía del linaje Barambio extraída de los libros
parroquiales de Buenache de Alarcón y nuestros apuntes personales de la genealogía familiar. Elaboración
propia.
Por lo que se refiere a don
Francisco, sabemos que fundó un vínculo y patronato donde figuraban una extensa
lista de bienes patrimoniales, entre los que había una casa de morada más sus
corrales en la calle de San Pedro de Buenache, así como una vivienda que luego
perteneció a Diego Martínez Merchante, con su bodega inclusive. Luego entrarían
huertas, con sus respectivas balsas, cañamares, tierras con cultivos de cebadas,
varios trigales, así como muchos bienes que comprendieron el vasto patrimonio
de esta familia, y que es digno de estudiarse en un artículo a parte.
Otro tema
que también da para muchas líneas es el referente a su testamento, del cual
destacaremos que dicho fray don Francisco deseó ser enterrado en la iglesia de
San Pedro de Buenache, en la sepultura familiar donde descansaban los cuerpos
de sus padres y tío Miguel de Barambio. El mobiliario que poseía se lo otorgó
a su sobrino Pedro de Ontagas, hijo de su hermana María Saiz de Piqueras y de
Barambio. Se mencionan además otras muchas tierras y diferentes casas, entre la
que destacaremos la que lindaba
con la del reputado caballero hijodalgo don Pedro de Buedo. Otros bienes
curiosos son el de un cañamar que vendió a don Tomás Sancha y de Ayala (familia
que estuvo relacionada a través de la figura de José Sancha y de Ayala con el
linaje Salonarde de esta misma localidad y que controlaron una parte
considerable de la producción ganadera que existía en la ciudad de Cuenca -véase: “Los Salonarde. Un linaje de la nobleza rural conquense vinculado con
la trashumancia”-), y que vuelve a evidenciar las relaciones establecidas entre
las élites del lugar.
David Gómez de Mora