jueves, 6 de febrero de 2025

La previa al carlismo. La Guerra dels Malcontents

El levantamiento ultraabsolutista del año 1827, será sin lugar a duda un punto de arranque del ideario carlista que escasos años más tarde se manifestará en nuestro territorio, a través de las diferentes contiendas que tuvieron dividido a nuestro país.

Como sabemos, muchos de los integrantes de aquel movimiento contra las políticas liberales, eran integrantes de las filas Realistas que combatieron con anterioridad contra el gobierno reformador del Trienio Liberal.

Si queremos profundizar sobre los diferentes factores sociales, económicos y políticos que nos permiten entender con mayor detalle, las causas y consecuencias de las guerras carlistas en nuestro marco local, creemos que la Guerra dels Malcontents es esencial, para así partir de un escenario inicial.

Aunque nos encontremos ante un fenómeno que abarca un periodo breve de tiempo, y que tuvo una mayor resonancia en el territorio catalán, el hecho de su cercanía geográfica, ya que precisamente en las tierras del Obispado de Tortosa fue donde este germinó (lo que por tanto también inmiscuye a la franja litoral de Vinarós-Peñíscola), explican la necesidad de tenerlo presente.

El desengaño de las políticas liberales, y la dificultad con la que podían calar las ideas reformistas, en una sociedad claramente arraigada a la fe católica y la tradición, explicarán la aceptación de una forma de pensamiento que proclamaba abiertamente vivas a Carlos V, a la religión y a la Santa Inquisición.

Por aquellas fechas, la masonería había comenzado a invadir muchos de los grupos de poder que influían en la política del país, hecho que obviamente preocupaba a una población que veía como las directrices de los altos mandos, ponían en el punto de mira a una sociedad ruralizada y cristiana como la nuestra. Obviamente, la desconfianza no se hizo esperar, especialmente entre aquellos que aceptaban con agrado la figura de Fernando VII. Llegando por esta razón, incluso a pensarse que este se encontraba “secuestrado” por el gobierno, cosa que como se verá, era una falsa idea, que obedecía más bien a su incompetencia como gobernante, que a la percepción tenida por los ultraabsolutistas.

Cuadro de David Wilkie. Representa la reunión en una posada del mando de un grupo guerrillero (¿de los «agraviados»?) entre los que se encuentra un fraile. Fuente: Wikipedia.org

No faltaban desde luego motivos para preocupar a una sociedad, que veía cada vez de una forma más clara, como el daño infringido desde las medidas políticas y sociales, generaba consecuencias nocivas en esas zonas apartadas de las urbes.

La agitación general a la que se vio sometido el territorio catalán, fue tal, que en nuestra área limítrofe de las tierras castellonenses, esta se presenció de forma clara, aunque matizando, que de un modo más leve si se pretende comparar con los casos ocurridos en el septentrión vecino.

Aquella rebelión promovida por los sectores más conservadores, se dio por acabada en el mes de octubre de 1827, cuando sabemos que muchos de los ultraabsolutistas fueron represaliados, llegando incluso alguno de los principales cabecillas a ser fusilados.

En esta lucha de intereses, apreciaremos diferentes agentes, como ocurrirá con el clero más conservador, el cual se alineó con el movimiento de revuelta antiliberal, habiendo por ello en nuestra franja geográfica, diferentes personalidades que no dudaron en apoyar al pueblo, y por tanto sumirse en la causa. A todo esto, cabe añadir, una masa social donde el campesinado humilde (jornaleros) y familias de militares que habían ido a menos, veían en aquel estallido, una forma de canalizar su malestar con el gobierno español, que cada vez apoyaba más la desfragmentación del modelo tradicional, favoreciendo un ideario afrancesado, que poco tenía que ver con los valores impregnados por sus abuelos.

Creemos por ello que no será para nada un fenómeno casual, que el movimiento carlista vivido durante la primera contienda, cogiera mucha fuerza en esta zona meridional tarraconense, como también en las tierras del norte castellonense, donde emergerán personajes como el célebre don Ramón Cabrera años después. Para nosotros todo esto será un claro ejemplo de la marcada idiosincrasia, forjada gracias a la tradición y el amor por la religión, que desde muchos siglos atrás siempre se tuvo en esta región. Esto obviamente conectará con esa resistencia incluso finalizada la primera carlistada en 1839, ya que tanto en las tierras dels Ports de Morella como en el Baix Maestrat, algunos guerrilleros se mantendrán en pie, hasta casi coincidir en el tiempo con la llegada de la segunda guerra carlista.

Durante la Guerra dels Malcontents, pudo comprobarse la situación de descontento en la que se encontraba sometida la sociedad catalana, como resultado de las políticas reformistas y la herencia desastrosa del Trienio Liberal.

Cierto es que las autoridades alineadas con el gobierno, y por tanto, contrarias a estos alzamientos, abortaron intentos de sublevación en nuestra región. Siendo constantemente una preocupación, que los ultraabsolutistas consiguieran tomar un enclave estratégico como Peñíscola, el cual siempre se protegía con mucho recelo, de la misma forma que ocurriría posteriormente con las guerras carlistas, ya que en caso de dominarse, podía sin lugar a duda cambiar el curso de cualquier conflicto bélico en nuestro territorio.

David Gómez de Mora