martes, 2 de noviembre de 2021

Los corrales de Piqueras del Castillo

Hasta las primeras décadas del siglo XX, sabemos que la ganadería tuvo una importancia reseñable en la sociedad piquereña. En ocasiones más bien como un complemento económico, así como en otras directamente por ser el oficio que daba de comer a toda la familia. No hay duda de que tanto los pastores como las zonas de dehesa para la explotación ganadera estuvieron presentes entre las vidas de estos lugareños desde las primeras fechas en que sus casas comenzaron a habitarse. Y eso pervivió hasta no hace tanto, pues como sabemos, a finales del siglo XIX, todavía una de cada cuatro familias vivía íntegramente de este sector.

Como nos recuerda la torre de Piqueras, la importancia y control de la explotación animal en estas tierras se hará patente, discurriendo sus animales a los pies de esta fortificación como mínimo desde el periodo bajomedieval. Azagadores, cañadas y espacios de pasto, serán sin lugar a dudas hitos cruciales en los que se potenciará su cuidado.

Ya comentamos con anterioridad que la propia toponimia que hay extendida a lo largo del término municipal, es el testimonio de unos usos ganaderos, que hoy comprendemos perfectamente al estudiar los restos de diferentes corrales en los que antaño se resguardaban las cabezas de ganado que poseían nuestros antepasados piquereños.

En el caso que nos ocupa, hemos optado por representar tres de estas construcciones, y sobre las que de forma más detallada mencionaremos algunas particularidades arquitectónicas que apreciamos, y que son propias de las presentes en cualquier recinto destinado para la protección del ganado, especialmente en nuestro caso de tipo ovino y caprino. Ya en las afueras de la localidad, a lo largo de diferentes zonas en las que el cultivo desaparecía bien por la falta de un suelo apto para su explotación, o simplemente por la necesidad de disponer un conjunto de animales que garantizaran un consumo cárnico a nivel de autoabastecimiento, se erigirán diferentes construcciones aptas para su aprovechamiento, y que por norma general seguirán una misma estructura arquitectónica de planta rectangular.

La primera de estas (como su gran mayoría), se halla en mal estado al haber caído en abandono. No obstante es de las aquí descritas la que se preserva mejor, pues conserva algunos elementos que indican su empleo hasta no hace mucho tiempo. Se trata de un corral ubicado cerca de la fuente de los Cirilluelos, bajo las coordenadas 39º 43’ 56” N - 2º 03’ 40” W, donde todavía permanecen en pie casi sus cuatro paredes. La estructura del edificio sigue la tónica habitual, es decir, de planta rectangular y habiéndose reforzado con argamasa, conservando al mismo tiempo el acceso por el que se cerraba a los animales. De los aquí descritos es el que contaría con un mayor tamaño, siendo su superficie de alrededor 220 m².

Corral ubicado en la zona de la Fuente de los Cirilluelos

Imagen área del corral referido (sigpac)

A continuación tendríamos un segundo corral, conocido históricamente como “Corral del cura”. Su estado de conservación es bastante pésimo, ya que únicamente mantiene algunos tramos de las paredes que cerrarían el recinto. Sus coordenadas geográficas corresponden a 39º 44’ 27” N – 2º 04’ 28” W, manteniendo igual que el anterior una estructura rectangular, además de poseer una superficie de unos 160 m² para albergar a los animales.

Restos de un antiguo corral, antaño conocido como "Corral del cura" por el lugar en el que se encuentra

Restos del corral arriba referido (sigpac)

Finalmente, no muy lejos del anterior, hallaríamos una tercera edificación de similares características, y que sin lugar a dudas es de las tres que aquí se recogen la que peor se encuentra, pudiendo catalogarse de ruina total. Igualmente hay que decir que por su traza es la más antigua de las que aquí descritas, habiendo tenido en su día una planta rectangular, con una superficie aproximada de 175 m², de la que hoy solo quedan las piedras que formaban la parte baja de su base. Sus coordenadas son 39º 44’ 20” N - 2º 04’ 47” W.


Imagen área de los restos del tercer corral (sigpac)

Como decíamos, de los tres corrales que hemos recogido en este artículo, comprobamos como todos ellos tienen en común una serie de características, y que los engloban como típicos en lo que concibe a este tipo de construcciones, es decir, una superficie que oscila entre los 150-250 m², además de su planta rectangular, junto con una disposición en una zona rocosa o de escasa rentabilidad agrícola, ubicándose junto a puntos en los que hay disposición de agua, bien por su proximidad a una fuente o abrevaderos que abastecían a todo el ganado, sin olvidar su alzamiento junto a un camino o zona de paso.

David Gómez de Mora

davidgomezdemora@hotmail.com

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Profesor de enseñanza secundaria, con la formación de licenciado en Geografía por la Universitat de València y título eclesiástico de Ciencias Religiosas por la Universidad San Dámaso. Investigador independiente. Cronista oficial de los municipios conquenses de Caracenilla, La Peraleja, Piqueras del Castillo, Saceda del Río, Verdelpino de Huete y Villarejo de la Peñuela. Publicaciones: 25 libros entre 2007-2024, así como centenares de artículos en revistas de divulgación local y blog personal. Temáticas: geografía física, geografía histórica, geografía social, genealogía, mozarabismo y carlismo local. Ganador del I Concurso de Investigación Ciutat de Vinaròs (2006), así como del V Concurso de Investigación Histórica J. M. Borrás Jarque (2013).