Catalina López, mujer del señor Miguel de la Orden, de acorde al segundo libro de defunciones de la localidad (y que se inicia en 1715), falleció en el año 1717.
Las raíces de esta mujer ahondan en una las casas mejor asentadas y con recursos que hubo en la localidad por aquellos tiempos, hecho que quiso demostrar en el momento de su defunción, cuando solicitó que se rezaran un total de 550 misas por la salvación de su alma, familiares y ánimas del purgatorio.
Las partidas de defunción de personas destacadas como Catalina, siempre son interesantes, ya que nos ofrecen una información adicional, que muchas veces se escapa del resto de sus vecinos, debido a la mayor cantidad de mandas que se solían estipular. Este conjunto de datos nos sirven sin lugar a duda para reconstruir un poco mejor algunos aspectos, como es el caso de que imágenes religiosas había ya en el templo antes de su remodelación en el siglo XX. Así por ejemplo, Catalina manda 150 reales al Santísimo Cristo del Consuelo, además de otros 200 reales a la Virgen de Nuestra Señora del Rosario (ambas imágenes y que como ya sabemos gozaban de enorme veneración en la localidad).
Como era habitual entre las personas de su posición social, Catalina fundó un vínculo que se apoyaba en la casa en la que esta vivía, además de dos cañamares, ubicados en lo que se conocía como la huerta de los cáñamos, junto con varias fincas, todo ello bajo la condición de que cada año se rezaran por su alma un total de 8 misas, y que debían distribuirse en los días siguientes: San Miguel Arcángel (29 de septiembre), Santa Catalina, San José (19 de marzo), San Antonio de Padua (13 de junio), San Francisco (4 de octubre), Nuestra Señora del Rosario (7 de octubre), Nuestra Señora de Agosto (15 de agosto) y Santo Ángel de la Guardia (2 de octubre).
Con ello la difunta conseguía un rezo seguro para la salvación de su alma. Este vínculo solicita que recaiga sobre su marido, dejando después en orden de solicitud a Catalina Moreno, esposa de Alonso Moreno, así como posteriormente Ana López, mujer de Esteban de Zamora, dando como era habitual preferencia al hijo varón y mayor por edad que hubiese en cada una de esas casas, en el caso de que siempre hubiese una descendencia.
En enlace de Catalina con Miguel de la Orden no fue desde luego un hecho casual, pues este pertenecía a una casa de labradores que gozaban de un considerable bienestar, y que como veremos se movió entre este municipio, junto con la pedanía de Alcol y la localidad de Barchín del Hoyo, donde el linaje alcanzaría fama en el ámbito artesanal, como veremos a través de su taller de órganos, y que se distribuirán por algunos puntos de la península, destacando las piezas de los dos que se conservan actualmente en la Catedral de Cuenca.
David Gómez de Mora
Cronista Oficial de Piqueras del Castillo
Información:
* Archivo Diocesano de Cuenca. Libro II de defunciones de Piqueras del Castillo. Signatura 130/11, P-2589