Conocidas son en nuestra localidad las dos ermitas que encontramos en nuestro municipio en lo que va de recorrido desde el cementerio municipal hasta la parte alta del Puig de la Misericòrdia. Dos hitos geográficos imprescindibles a la hora de entender el peso de la tradición y devoción a lo largo de la historia de Vinaròs
La más antiguas de ambas es sin lugar a dudas la ermita de la Misericòrdia, de la cual ya tenemos referencias por un documento de finales del siglo XV, donde puede leerse cómo se manda la elaboración de un retablo que debe de tener por un lado a San Fabián y en el otro a San Sebastián, debiendo de estar posicionados junto a la imagen ya existente.
Ciertamente, ni siquiera conocemos la totalidad de la estructura completa de lo que ha podido ser la antigua ermita, al enmarcarse toda ella en diferentes fases arquitectónicas que la han hecho evolucionar, buen ejemplo de ello lo tenemos en su patio, en cuyo subsuelo podrían hallarse los restos de antiguas construcciones de las que ignoramos su papel histórico.
Sabemos que los dominios de la ermita se extienden a lo largo de un espacio que denominamos como “de la redona”, y del cual todavía se conservan algunos de los mojones que delimitaban sus lindes. Una señalización necesaria ya que antiguamente hubo vecinos que intentaron apoderarse de varias de las porciones de tierra adscritas a su dominio.
Y es que la denuncia de la ocupación de terrenos que cubren este área del Puig de la Misericòrdia es un fenómeno documentado y que por ejemplo veremos reflejado a principios del siglo XX, cuando Borràs Jarque comenta como el 4 de febrero de 1917, en el Ayuntamiento de Vinaròs se celebró una sesión en la que un concejal advertía de que si no se protegía la redona de l’ermita, pronto no quedaría ni un palmo de tierra libre, debido a las usurpaciones que se venían realizando, y que como mínimo ya están documentadas desde el siglo XVI.
Igual de interesante nos parece la ermita de San Gregorio, de menor envergadura en su conjunto, pero con una historia atrás digna de estudio. La proximidad de este edificio al cauce del río Cervol, afectó a su interior en diversas ocasiones con motivo de las fuertes riadas ocasionadas por las aguas rebosantes que invadieron una parte del templo.
Así por ejemplo durante la inundación de 1866, veremos como el Cervol se desbordaría durante el 20 de octubre. En esta ocasión se destruyó el puente recién acabado por el que pasaba el ferrocarril así como el que hay en la carretera general. En la ermita de San Gregorio el agua llegó a una altura de seis palmos y en la población el flujo torrencial cargado de barro lo hizo a través del camí de la Mare de Déu, camí carreró y carrer de Càlig, tal y como relata nuestro cronista Borràs Jarque, no obstante, y a pesar de la virulencia, se dice que afortunadamente no se tuvieron que lamentar víctimas mortales.
De nuevo en el año 1921, apreciaremos cómo el Cervol volvería a anegar las calles de nuestra localidad, causando severos daños en el casco urbano, volviendo la Ermita de San Gregorio a verse afectada, donde el nivel de cota máxima llegaría hasta la ventanilla de la puerta que hay en el edificio.
David Gómez de Mora
Bibliografía:
* Borràs Jarque, J. Manuel (1929). Història de Vinaròs. Tom I