La mayor parte de las familias que integraban la nobleza partían de un relato o leyenda que enaltecía sus logros en el pasado. Una manera de justificar la posesión de un privilegio, que socialmente remarcaba el estatus de sus integrantes. Entre este grupo de familias destacaron dentro del círculo de la nobleza conquense los Jaraba, un linaje del que veremos su apellido escrito de diferentes formas y que como apreciaremos, se extendería por diversos enclaves de esta provincia.
Bajo una misma designación, siguiendo las partidas de los libros parroquiales, podremos leer las formas Xarava, Jarava, Jarabo o Xaravo, además de otras que también aparecerán en los respectivos protocolos notariales de aquellos lugares en los que estaban asentados, tal y como sucederá en localidades como La Peraleja o Huete. Sobre éstos, podemos leer en las notas del Rey de Armas, don Francisco Zazo y Rosillo, que en la “Historia de Cuenca por Juan Pablo Martir Rizo, en folio página 279, se dice que su origen proviene de los Reyes de Aragon, concretamente cuando Doña Petronila (hija del Rey de Aragón Don Ramiro II, que llamaron el Monge y de doña Inés, su mujer), casó con don Ramón Berenguer, Príncipe de Cataluña, X Conde de Barcelona que sucedió en el Reino de Aragón que sucedió al otro don Ramiro, el cual no tenía hijos y se ofreció a una Imagen muy devota de Nuestra Señora que se llamaba de Xarava por estar cerca de un pueblo pequeño que tiene este mismo nombre que está a siete leguas de Daroca en Aragón. Concediéndole días muchos hijos por intercesión de esta Imagen, y al uno de los hijos le llamaron Xarava, que fue el principio y cabeza de esta familia. Sus armas son las barras y bandas de Aragón. Sigue el autor la descendencia y rama de las que pararon en Cuenca” (fols. 18-18 v).
Otra cuestión interesante, es que el apellido Jarabo en ocasiones acabará asociándose a dicha familia, tal y como comprobamos en varios documentos, y que a priori, bien podríamos pensar que responden a un error de transcripción del escribano, o a la costumbre de feminizar con la terminación “-a” las líneas de mujer, no obstante, existen evidencias lo suficientemente claras, como para ver que no siempre es así, pues en determinados momentos, algunos Jarabo invocarán de forma intencionada al apellido Jaraba, tal y como se desprende de diferentes documentos del Archivo Parroquial y Municipal de Huete.
Por un lado tenemos en los protocolos notariales de La Peraleja, una referencia del hacendado Bonificacio Jarabo, quien llega a firmar bajo la forma de “Bonifacio de Jaraba”, o el caso Juan Jarabo de Uterviejo (hermano de éste), y quien llega a crear un mayorazgo, en cuyas cláusulas exige que sus poseedores deban portar el apellido Jarabo como condición sine qua non, para así conseguir heredar los bienes familiares. Recordemos que el mayorazgo era una institución del derecho civil que impedía que las propiedades de las familias nobles llegaran a dividirse. Obviamente no será un hecho casual, que tanto Bonifacio como Juan, siendo algunos de los representantes del linaje que obtendrían una mayor cantidad de bienes, a través de estas fórmulas estaban claramente intentando demostrar una asociación del linaje Jarabo con la casa de los Jaraba de Cuenca.
Otro dato que merece nuestro interés radica en los libros parroquiales de Huete, cuando miembros descendientes de la casa Jaraba de Cuenca entre sus vástagos intercalan el apellido Jarabo y Jaraba de manera arbitraria, descartando un despiste o error del párroco al caer en la costumbre de feminizar las líneas de mujer, pues el hecho se produce de forma reiterada en un intervalo considerable de varios años.
En los apuntes de Zazo, veremos como en su manuscrito nobiliario menciona algunas obras en las que invoca diversas reseñas sobre el apellido Jaraba, y entre las que cabe destacar el formulario de Diego Hernández de Mendoza, de quien especifica como los Jaraba tienen “su asiento en la ciudad de Cuenca, siendo buenos caballeros y antiguos con su mayorazgo y sus armas y cuarteles en las dos en cada uno banda negra en oro, y en las otras jaqueles amarillos y negros” (fol. 18).
Un apunte curioso, y que vemos de nuevo en la obra de este rey de armas, son los diseños heráldicos que se plantean para el escudo del apellido, al variar éste en determinadas ocasiones, pues si algunas veces alberga los atributos heráldicos de los Reyes de Aragón, en otros refleja el clásico jaquelado con banda sobre sable y oro, o como sucede en el caso del formulario de armería de Miguel de Salazar presenta “cuatro bandas rojas en oro” (fol. 631).
Una referencia que vincula a la familia de los Jaraba con los Ruiz de Alarcón, está recogida por el mismo autor en sus notas históricas, cuando comenta sobre las relaciones genealógicas de la casa de los Marqueses de Trocifal, y publicada en 1656 por Antonio Suárez de Alarcón (folios 234-235), que “Martín Ruiz de Alarcón, quien sucedió en la casa, tuvo la tutela de sus hermanos, como consta por dos cartas de pago, con fecha a 7 de enero de 1397, y en ellas se dice, que Martín Ruiz fue tutor, y guardador de sus hermanos Álvaro Ruiz, de quien los Señores de Almodóvar, Pedro Ruiz, de quien los Xaravas, Señores de Huércemes, García Ruiz, progenitor de los Señores de Buenache tuvieron también otro hijo, que fue Gil Ruiz de Alarcón”.
David Gómez de Mora
Bibliografía:
* Biblioteca Nacional de España. Signatura: MSS/11953 V.39. Alfabeto General de Francisco Zazo y Rosillo