viernes, 27 de agosto de 2021

Textiles en los hogares de Verdelpino de Huete durante los siglos XVII-XVIII

Los protocolos notariales son una fuente de información tremendamente importante a la hora de acercarnos a la reconstrucción de la forma de vida de nuestros antepasados. En el contenido de la redacción de sus testamentos podemos leer además de las mandas religiosas que realizaba el interesado, que patrimonio se salvaguardaba en la vivienda de aquellas personas, además de las tierras o animales, y que por norma general era lo más destacado. Los atuendos y diferentes piezas de ropa que se describen en muchos de estos papeles, nos revelan como de importante era la necesidad de especificar que prendas tenían cierto cariño para el propietario, además de indicarnos como era la ropa que portaban muchos de nuestros ancestros.

No hace falta profundizar demasiado para entender que aquellas gentes que almacenaban sus prendas en arcones, no tenían la misma cantidad de piezas que hoy la gran mayoría de personas poseen en sus armarios. Como veremos, estas eran elaboradas de diferentes formas, especialmente a través de lana, lino, algodón y cáñamo.

También apreciaremos como hay una mayor tendencia por parte de las mujeres en distribuir estos bienes, al menos en los diferentes testamentos que hemos podido leer de Verdelpino de Huete durante un intervalo de la franja investigada (1686-1772).

En el año 1771 Isabel de la Fuente comenta que entre sus bienes se encuentra un jubón (una prenda rígida que ya se empieza a ver a finales del medievo, y que estuvo hasta el siglo XVIII muy de moda, y que cubría desde los hombros hasta la cintura, portándose sobre la camisa, así como unida a las calzas a través de unos cordones). También leeremos una camisa, mantas, mantellinas, “pañuelos de narices” (por lo que se especifica claramente su uso), además de otros complementos que acompañaban la cama, tales como un cobertor azul, un colchón, una cabecera de lana, junto con unos zapatos y pendientes como complementos. Isabel como la gran mayoría de los miembros que hemos estudiado en estos protocolos era gente bien posicionada, siendo esposa de Juan de Solera, un labrador acomodado, lo que a su vez nos ayuda un poco a imaginar como vivían los miembros de aquella burguesía agraria.

Otro testamento que nos ha llamado la atención es el del Licenciado Blas Muñoz Cano, fechado en el año 1736, quien además de mandar a su tío el Licenciado don Alonso Cano (presbítero de Pineda de Gigüela) una cruz de madera con piedras, regalará entre sus prendas diferentes camisas, sayas (una falda larga y cerrada que podía cubrir de la cintura a los pies), basquiñas (una especie de saya que se empleaba para actos religiosos), además de jubones, pañuelos y delantales que irán destinados para su hermana.

En el año 1722, María Pérez, mujer de Francisco Pérez de la Fuente, otorga entre sus bienes una manta blanca nueva (pues muchas veces veremos como se especifica el estado en el que se encuentra la prenda), una sábana de cáñamo, una saya azul, una pieza de lienzo, una saya leonada, así como otra saya de color verde con cinco pasamanos.

Cinco años antes Diego Pérez, detallará además de varias piezas de plata (47 onzas, junto con dos cucharas y una pililla de plata sobredora), 19 varas de tafetán negro doble, dos camisas de lino y unos calzoncillos, sin olvidar un dedal de oro, así como una cruz de plata grande que pesaba dos onzas. Recordemos que el tafetán era un tejido de seda que tuvo enorme difusión siglos atrás.

Ya entrados a finales del siglo XVII, en 1692 el doctor don Juan de Alcázar, especifica que da una cama de ropa que se compone de cobertores y cuatro almohadas, lo cual para la época era toda una muestra de distinción. Especifica que una de sus criadas recibiera dos mantas y dos almohadas.

En 1690, Ana García, esposa de Juan Muñoz, además de algunas piezas de menaje como un caldero mediano, un cazo o una sartén, otorga dos mantas de cama, una sábana, una almohada delantera, tres camisas, un vestido, una saya parda y un justillo (una pieza interior sin mangas que se ceñía al cuerpo, bajando desde los hombros a la cintura). Un año antes María de la Fuente deja en su testamento una manta blanca, un paño blanco de lino labrado con seda negra y una puntas pequeñas, así como dos varas de lino, y una vara de paño de mezcla azulado.

Otra vecina procedente de una familia destacada del lugar, doña Juliana de Solera, en 1686 entrega una manta nueva, un faldellín azul con pasamanos verdes (es decir, una falda corta que colgaba de la cintura para abajo hasta las rodillas, y que solía llevarse sobre las enaguas), una mantel de tela de colores, una manta de color pardo, dos mantas blancas, una camisa de lino, una saya, una sabana de lino de cama de tres piernas, una “colcha de la Mancha” con labor encarnada y una sábana de cáñamo. Recordemos que la colcha manchega la veremos en diferentes testamentos de la época, especialmente en inventarios de gente con cierta calidad de bienes.

Valgan pues estas líneas para aproximar en la medida de lo posible para entender mejor como era el ropaje empleado por aquellas familias que disponían de ciertos recursos, en enclaves rurales como atañe en este caso con Verdelpino de Huete.

David Gómez de Mora


Fuente:

* Archivo Municipal de Huete. Protocolos notariales de Verdelpino. Nº 19. Años 1759-1776

* Archivo Municipal de Huete. Protocolos notariales de Verdelpino. Nº 18 . Años 1739-1747

* Archivo Municipal de Huete. Protocolos notariales de Verdelpino. Nº 17. Años 1728-1738

* Archivo Municipal de Huete. Protocolos notariales de Verdelpino. Nº 16. Años 1720-1727

* Archivo Municipal de Huete. Protocolos notariales de Verdelpino. Nº 15. Años 1709-1718

* Archivo Municipal de Huete. Protocolos notariales de Verdelpino. Nº 14. Años 1686-1692

davidgomezdemora@hotmail.com

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Profesor de enseñanza secundaria, con la formación de licenciado en Geografía por la Universitat de València y título eclesiástico de Ciencias Religiosas por la Universidad San Dámaso. Investigador independiente. Cronista oficial de los municipios conquenses de Caracenilla, La Peraleja, Piqueras del Castillo, Saceda del Río, Verdelpino de Huete y Villarejo de la Peñuela. Publicaciones: 25 libros entre 2007-2024, así como centenares de artículos en revistas de divulgación local y blog personal. Temáticas: geografía física, geografía histórica, geografía social, genealogía, mozarabismo y carlismo local. Ganador del I Concurso de Investigación Ciutat de Vinaròs (2006), así como del V Concurso de Investigación Histórica J. M. Borrás Jarque (2013).