martes, 14 de junio de 2022

Estructuras ganaderas en Villarejo de la Peñuela. Vestigios del pasado

El cuidado de los animales y su consiguiente explotación como fuente de ingresos fue un elemento a tener en cuenta en la vida de muchos de nuestros antepasados. Es por ello que la presencia de corrales en diferentes zonas del término municipal que estamos analizando, vienen a reflejarnos una parte de esa economía de antaño, en la que la tenencia de ovejas, cabras y otro tipo de ganado, era una forma más con la que la gente se ganaba el pan de cada día.

Cuando hablamos de corrales es necesario distinguir diferentes usos o partes dentro de la misma edificación, siendo el caso de lo que es el patio o sereno (zona abierta al exterior), así como las áreas cubiertas, además de otros espacios auxiliares, que aunque puedan parecer menos usuales, sabemos que acababan incorporándose en algunos casos, sucediendo por ejemplo con la cabaña del pastor o recintos pequeños para las crías recién nacidas, y que reciben el nombre de frosquil.

Los corrales hasta hace poco más de un siglo eran un refugio para el animal no solo desde la perspectiva de la inclemencia climática, sino también de ataques de especies como el zorro o el lobo, las cuales causaban numerosas pérdidas, pues suponían un quebradero de cabeza para ganaderos y pastores, tal y como por desgracia en la actualidad está volviendo a suceder en la franja sur del río Duero.

Estas construcciones muchas veces nos pueden parecer simples, no obstante como sabemos, además de su función como punto para guarecerse, otro uso que se le podía aplicar era el de cobertizo ante inclemencias meteorológicas. Un espacio cubierto, a veces complementado con una pajera (un almacén para el tallo seco de las gramíneas), y que para mantener la techumbre se reforzaba con columnas de piedra o postes de madera, creando así un entorno que salvaguardaba a los animales por todas las partes. En esas zonas cerradas era indispensable el uso de la horca para colocar y sacar la paja. También se reforzaba la base de aquellas estructuras de madera con piedras o bloques que evitaban que estas entrasen en contacto directo con el suelo y los excrementos de los animales, impidiendo así que se pudrieran y por tanto poner en riesgo la estabilidad de la construcción.

Las zonas cubiertas contaban con tejas que cubrían el techo, y junto con hierbas, maderas y cañas impermeabilizaban la zona superior, superponiéndose así en la parte externa piedras que evitaban que ante la llegada de fuertes temporales o mucho viento estas saliesen despedidas. La paridera u “overatium” medieval, siempre sirvió como refugio para el pastor o los transeúntes de caminos que buscaban un lugar en el que protegerse para pasar la noche. Por norma general estas zonas contaban con un espacio para la alimentación del animal, de ahí que algunas conserven los teleros (una especie de jaula de madera), en la que se dejaba la paja y la alfalfa para que los animales la consumieran. Además de la pajera, y que solía sellarse de forma segura, veremos como una parte importante del corral muchas veces se realiza siguiendo la técnica de piedra en seco, o directamente aplicando una capa de argamasa que diese más consistencia a la edificación. No faltarán las puertas y el clásico dintel de madera (viga) que podía haber en algunos accesos, y que sin lugar a duda era una de las partes más vulnerables de la construcción. Las puertas aseguraban su cierre con un tranquero, pues el riesgo de que el animal se escapara o entrara algún depredador era elevado.

En Villarejo conocemos la existencia de diferentes corrales, que dependiendo de su utilidad y zona en la que se hallan ofrecen una planta diferente. Así pues, en las afueras del casco urbano, ya dentro de lo que sería la zona “salvaje” y montañosa de su término municipal, apreciamos algunos de ellos, tal y como ocurre con el que aquí hemos numerado como corral nº1.1. Este presenta una planta rectangular (unos 8'5 metros x 10 metros aproximadamente) aprovechando la pendiente del lugar. La zona cubierta que tenía la estructura, y de la cual todavía pueden presenciarse los restos de tejas en el suelo, se cubría parcialmente con un tejado en dirección hacia la parte baja del valle, para que así el agua discurriera. El grosor del muro es de unos 60 centímetros, alcanzando la pared superior una altura de unos 2'60 metros. En las esquinas pueden presenciarse sillares de calidad y que evidentemente reforzaban la estructura. La pared del flanco oriental está casi derrumbada.

Corral nº 1.1

Corral nº 1.2

Corral nº 1.3

Localización de los corrales nº 1.1, nº 1.2 y nº 1.3 (google maps)

No muy lejos de este corral hallamos otros dos (nº1.2 y nº1.3), por lo que pensamos que se integrarían dentro de un mismo espacio de uso, y en el que de nuevo en el caso del primero se describe una planta rectangular de 9 x 10'7 metros aproximadamente. La puerta mira hacia el flanco oriental, poseyendo un ancho de 83 centímetros.

Finalmente, la siguiente estructura ganadera y que aquí catalogamos como 1.3, se complementa con dos espacios adjuntos, uno de planta rectangular (10'5 metros x 7,70 metros), dividido en dos niveles con la puerta mirando hacia el flanco occidental con una anchura de 90 centímetros, así como otra habitación de planta cuadrada (8'7 metros), con su acceso en el muro meridional, estando incomunicado con el anterior.

Consideramos que estos tres edificios por su proximidad se deben adscribir a un mismo espacio ganadero, en el que como apreciamos, tendríamos el clásico corral con una zona descubierta por un patio, en el que luego con vigas y columnas se daría pie a la aparición de una zona que protegía de los tórridos veranos o las lluvias. Otro y que aquí denominamos corral nº2 ofrece una planta rectangular de 12 x 8 metros aproximadamente. La sillería de su puerta está destrozada y de la misma forma que en las estructuras anteriores las esquinas se han reforzado con los bloques de mejor calidad.

Corral nº 2

Localización del referido corral (google maps)

Finalmente otro corral y que viene a ser el quinto (nº3), a diferencia de los anteriores se encuentra en un mejor estado de conservación, ofreciendo una planta prácticamente cuadrada de unos 10'70 metros de lado. Este aprovecha el desnivel y tiene un muro de una altura de 1'70 metros, con un grosor de 60 centímetros y puerta de 90 centímetros de ancho.

Corral nº 3

Localización del referido corral (google maps)

David Gómez de Mora

Cronista Oficial de Villarejo de la Peñuela

davidgomezdemora@hotmail.com

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Profesor de enseñanza secundaria, con la formación de licenciado en Geografía por la Universitat de València y título eclesiástico de Ciencias Religiosas por la Universidad San Dámaso. Investigador independiente. Cronista oficial de los municipios conquenses de Caracenilla, La Peraleja, Piqueras del Castillo, Saceda del Río, Verdelpino de Huete y Villarejo de la Peñuela. Publicaciones: 25 libros entre 2007-2024, así como centenares de artículos en revistas de divulgación local y blog personal. Temáticas: geografía física, geografía histórica, geografía social, genealogía, mozarabismo y carlismo local. Ganador del I Concurso de Investigación Ciutat de Vinaròs (2006), así como del V Concurso de Investigación Histórica J. M. Borrás Jarque (2013).