lunes, 27 de junio de 2022

La antigua Ermita de San Gregorio

Las ermitas siempre han sido uno de los lugares de oración que en enclaves como Saceda del Río han tenido un peso especial, con motivo de la idiosincrasia y consiguiente devoción que sus antepasados han mantenido a lo largo de los siglos estrechamente con el catolicismo. En el caso que nos ocupa, las construcciones de esta tipología y que conocemos históricamente de la localidad, siempre se caracterizaron por su modesta arquitectura, no obstante, ello no quitará importancia a su uso como espacio de culto y que durante la llegada de las peregrinaciones, movilizaba a la inmensa mayoría de sus habitantes.

En el caso que nos ocupa queremos centrarnos en lo que se conoce como la antigua Ermita de San Gregorio, la cual junto con la de Santiago, eran los dos edificios más representativos de esta tipología en el municipio. Por un lado la ermita de Santiago se hallaba como solía ser habitual en las afueras del núcleo urbano, en dirección hacia Huete. En cambio, la de San Gregorio, y que en tiempos de Madoz no se especifica que todavía estuviese en estado ruinoso, se ubicaba al este, aprovechando una de las estribaciones de lo que se conoce como los Altos de la Marquesa, cerca de los límites del término de Bonilla, pero todavía dentro de las tierras de Saceda, en una cota por encima de los 1000 m.s.n.m., distando a 2.500 metros del casco urbano, y por donde se accedía entre fincas a través de un camino que los mayores denominaban como “Camino del Santo”.


A día de hoy todavía puede apreciarse su planta semicuadrada, así como los restos de las trompas que posicionadas en las esquinas resolvían arquitectónicamente el paso de la base cuadrada a una cúpula que cubría la construcción. Una de ellas directamente se reforzó desde el suelo como una especie de contrafuerte para darle mayor solidez a la obra, pues como la totalidad, veremos que esta se cimienta sobre intervenciones precarias, donde apreciamos la ausencia en todo el conjunto de sillería que diera algo de entidad a la estructura.


Desafortunadamente el estado ruinoso del antiguo edificio no permite hacernos una idea más detallada de algunas de las partes del templo. Como decíamos su base era semicuadrada, teniendo unos cinco metros de lado. Sus paredes poseían un grosor aproximado de unos 50 centímetros, y aparentemente no disponía de ventanas en sus laterales, habiendo como entrada de luz lo que era la zona abierta al exterior que quedaba en la pared de enfrente de la puerta. Suponemos que en la zona superior del acceso habría una espadaña con su correspondiente campana.

David Gómez de Mora

davidgomezdemora@hotmail.com

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Profesor de enseñanza secundaria, con la formación de licenciado en Geografía por la Universitat de València y título eclesiástico de Ciencias Religiosas por la Universidad San Dámaso. Investigador independiente. Cronista oficial de los municipios conquenses de Caracenilla, La Peraleja, Piqueras del Castillo, Saceda del Río, Verdelpino de Huete y Villarejo de la Peñuela. Publicaciones: 25 libros entre 2007-2024, así como centenares de artículos en revistas de divulgación local y blog personal. Temáticas: geografía física, geografía histórica, geografía social, genealogía, mozarabismo y carlismo local. Ganador del I Concurso de Investigación Ciutat de Vinaròs (2006), así como del V Concurso de Investigación Histórica J. M. Borrás Jarque (2013).