La
presencia de cánidos en nuestras tierras siglos atrás, es una
cuestión que entronca claramente con la historia de la famosa
criatura mitológica del dip, nada extraño si tenemos en cuenta las
referencias del entorno con el que estará asociada, donde salen a
relucir topónimos vinculados con esta familia de animales, que
sabido es como de molestos podían resultar en sociedades agrícolas,
especialmente si dependían de la ganadería, tal y como sucederá en
el caso que nos ocupa.
Referencias
al zorro veremos en la franja de la “solà de la guineu”, además
de otros parajes, así como incluso vinculadas con los perros,
sin olvidarnos obviamente de los famosos dips.
Es
importante remarcar que los motivos y nombres que servirán para
bautizar cada espacio geográfico, responden a diferentes cuestiones.
Aunque, si hay uno que para nosotros guarda especial interés, y que
no dista excesivamente de este lugar, es el que hace alusión al
lobo. Cabe recordar como esta especie hasta hace poco más de cien
años, todavía era normal verla por esta área montañosa, algo de
lo que todavía queda testimonio en el paraje designado como el
Portell del Llop (a 690 m.s.n.m.), en plena Serra de Llaberia.
Ahora
bien, cabe preguntarse, ¿Por qué surge la leyenda de la
famosa criatura mitológica del dip?, ¿Qué papel jugaron los
cánidos en la representación del emblema heráldico de Pratdip o las historias
locales que pululaban entre las gentes de su entorno?
Dip (Oficina de Turisme de Pratdip)
Ya
hemos comentado que la toponimia, como algunos estudios locales
(entre el que cabría destacar el efectuado hace 25 años por Jaume
Sabater en el caso del Priorat), son pruebas claramente indicativas
de como los lobos estaban presentes en esta zona hasta bien entrado
el siglo XIX.
Para
nosotros no cabe duda de
que durante el trascurso de los últimos 125 años, se han perdido en
el olvido muchos relatos, similares a los que afortunadamente recogió
en su trabajo el citado autor,
y que a duras penas la toponimia todavía ha fosilizado. Igualmente,
hemos de recordar que en el famoso Diccionario de Madoz, a mediados
del siglo XIX, en la cercana localidad de Tivissa, se dice
literalmente sobre la actividad cinegética del lugar que hay “caza
de conejos, perdices, lobos, ardillas y cabras monteses” (Madoz, Tomo XIV, 766). Una
referencia que viene claramente a recordarnos de nuevo, como el lobo
estaba presente entre la fauna de la época por este territorio.
También
hemos de pensar el grado de influencia que ha ejercido la religión
(además del poso que culturas anteriores como la griega han aportado
en nuestra mentalidad occidental), para entender de dónde proviene
ese temor hacia un animal de carne y hueso, que paulatinamente iría
transformándose en una criatura mitológica, claramente asociada con
lo demoniaco y negativo. Algo que por ejemplo cualquiera de nosotros
apreciará a través del mítico Cerbero, un perro de tres cabezas,
que en el Hades ejercerá la función de vigía de las puertas del
Infierno.
Cartel de la Oficina de Turisme de Pratdip
Igualmente,
en la mentalidad católica, es imposible ignorar la imagen del lobo,
como ese animal vinculado con el maligno, en contraposición con el
inocente cordero al que siempre que puede intenta hacer daño.
Otra
idea, enlazará con aquellos relatos que nos recuerdan la aparición
de perros espectrales negros, siempre de aspecto aterrador, que
atacaban o servían como mensajeros de la muerte a quienes se topaban
en su camino. Un hecho que guarda ciertos paralelismos con los dips
(los cuales también se presentaban en la noche, con una mirada
penetrante, además de su imponente pelaje negro).
Pratdip visto desde lo alto de su castillo medieval
Repetida
es la creencia en muchas localidades de nuestra geografía
peninsular, que recordaba antaño como cuando un perro aullaba en
horas nocturnas, era por el hecho de que se creía que cerca de ese
punto podía fallecer inminentemente una persona.
Tanto
en el folclore de otros países, como en el caso del dip, este tipo de
criaturas se representan con ojos de color rojo. Todo ello sin
olvidarnos de las creencias ancestrales que relacionarán las
maldiciones a las que una personas podía verse sometida, en caso de
que esta tuviese un encuentro con esa criatura.
En
culturas como la nórdica, estos perros endemoniados, también se
relata que aparecen en mitad de caminos tras la caída de la noche o
en zonas abandonadas. Algo muy similar a lo que ocurre en algunos
puntos de las áreas rurales de las islas británicas. Así pues,
conocemos el caso del Barguest (un perro fantasmal de gran tamaño) o
el temido Black Shuck (otro cánido de dimensiones grandes y color
negro, que se identificará como un augurio de muerte). Otros casos
son el Cù-Sìth en el folclore irlandés y escocés, así como en
Gales la figura del Gwyllgi.
Detalle del retablo de Santa Marina con el emblema del municipio de Pratdip
Por
esta razón, debemos reflexionar y ampliar nuestro horizonte, para
intentar comprender mucho mejor, esas creencias de otros pueblos, que
nos ayuden a interpretar cómo piensa el ser humano, intentando
profundizar en el afloramiento de temores e historias, que han
acabado superponiéndose, al entremezclar realidad y ficción, hasta
dar pie al nacimiento de una criatura mitológica.
El
caso del dip, es un ejemplo más, donde se aprecia una intercalación
de creencias antiguas, que paulatinamente, han ido deformando la
figura de un animal tan frecuente en nuestro medio, como podría ser
un perro o un lobo. No obstante, si vamos deshojando esa imagen
folclórica, apreciaremos que siglos atrás, era normal que en la oscuridad de la noche, la gente se lo pensara antes de transitar
por un camino de herradura en plena montaña, o alejarse del área residencial de su localidad, ya que el miedo a ser atacados por bandoleros o incluso
cánidos salvajes, siempre estaba presente.
Por
lo tanto, ¿Qué hay de realidad en la leyenda del dip?
A
nuestro juicio, tres podrían ser las respuestas, que nos ayuden a
comprender, qué base histórica fue el origen de ese animal, que
acabó siendo mitificado como una criatura de características
sobrenaturales, y que finalmente la literatura de Perucho catapultó.
Perros
asilvestrados
Una
primera teoría, esboza que la historia del dip, podría tener su
origen en la presencia de perros asilvestrados que acabarían
insertándose en las montañas de esta región. Tengamos en cuenta
que los perros salvajes, son aquellos animales, que estaban domesticados, pero que por
cualquier motivo, una vez que se han acabado separando del ser
humano, han ido perdiendo los rasgos que tendría cualquier
criatura en contacto con las personas.
Sabido
es que en estado asilvestrado, estos pueden ser
agresivos, atacando a personas, además de crear una jauría. Sin
olvidarnos de que también pueden transmitir enfermedades como la
rabia, además de parásitos.
Conocidos
son los daños que llegan a generar especialmente en ovejas, cabras y
animales de corral. Al mismo tiempo, y en esa sociedad de antaño
donde la caza era esencial, acababan transformándose en un
competidor, que afectaba al mismo tiempo a la fauna del lugar,
modificando de este modo el equilibrio ecológico del medio.
El
fundamento de esta posibilidad, podría estribar en que siglos atrás,
los arrieros en sus travesías por la zona cuando trasportaban sus
mercancías, iban además de su caballería para desplazarse, con la
compañía de perros auxiliares que efectuaban labores de protección.
Es por ello que la pérdida de algunos de estos ejemplares, acabase
generando una población de perros asilvestrados en la zona, que si
no era controlada a tiempo, podía desencadenar problemas como los
que anteriormente hemos relatado.
Sabemos
que los mastines acompañaban muchas veces a los arrieros, portando
incluso su respectiva carlanca, precisamente por el temor a que los
lobos pudiesen atacarles, lo que al mismo tiempo alimenta la
hipótesis, de que el dip tuviese su origen en esta última criatura,
y que comentamos a continuación.
Ermita de Santa Marina (Pratdip)
Lobos
Ya
hemos indicado, que nadie discute como la toponimia es una
herramienta de información relevante en el momento de querer conocer
una parte del testimonio de ese pasado que muchas veces las fuentes
escritas no precisan. Es por ello, que partimos de evidencias, además
de incluso relatos hasta bien entrado el siglo XIX, que demuestran
como la presencia de lobos en esta zona era una realidad.
La imagen de este animal, con el tiempo fue distorsionándose, probablemente por diferentes situaciones, como podrían ser ataques a personas, algo que nos recuerda a los sucesos acontecidos en
la Francia rural del siglo XVIII, con la tan temida Bestia de
Gévaudan.
En
el caso francés, veremos que se tratará de varios lobos, que
durante una serie de años, generaron numerosas bajas en la población
rural de la zona por la que se movían. Estos ejemplares tenían la
característica biológica de que presentaban un tamaño y peso
superior al que podría tener un lobo normal, que para agravar
todavía más el problema, se había acabado familiarizando con el
consumo de carne humana.
Aleros de algunas viviendas de Pratdip con el conocido detalle de los "dents de llop". Esta forma decorativa se realizaba en la parte inferior de las tejas de las residencias, debido a la creencia de que podía proteger a los inquilinos de la casa de malos augurios u otro tipo de temores
Una
hibridación de perros asilvestrados y lobos
Partiendo
del supuesto de que en estas montañas hubiesen perros que se
perdieran en las travesías de los arrieros, y que muchas veces
solían ser ejemplares de mastín, no es descabellado plantear que
estos se acabasen cruzando con el lobo, ya que
genéticamente esto puede suceder.
Esta
hipótesis ha servido al mismo tiempo para intentar explicar que el
aspecto del dip no fuese estrictamente el de un lobo, ni tampoco el
de un perro. Al respecto, se sabe que aunque los lobos suelen
prescindir de los perros en el momento de aparearse, si la cantidad
de canes asilvestrados es superior a la de estos en la zona, es
plausible que se gestase un cruce entre ambos.
Pensemos
que estas asociaciones, pueden generar un animal corpulento y fuerte,
relacionado al mismo tiempo con ese comportamiento que describe la
tradición local sobre la criatura mitológica de Pratdip. Es por
ello que tanto esta posibilidad, como cualquiera de las dos
anteriores, o incluso la convergencia de las tres al mismo tiempo,
explicasen la repercusión que la presencia de estos animales,
acabase influyendo en la creación de un animal mitológico, que
tantas historias y leyendas acabaría inspirando hasta el día de hoy.
David
Gómez de Mora