El barranc del llop es una modesta escorrentía que se encuentra a un par de kilómetros de Almenara, así como a unos 1500 metros de los lindes del término de Quart de les Valls.
Un hito que sin lugar a duda representa otro claro ejemplo de esa toponimia que nos está recordando a un animal histórico de estas tierras, y que hasta antes de su extinción en la región, no era raro poder encontrarlo (hablamos de hace poco más de un siglo).
Sabemos que el origen de muchas de las designaciones que irá dejando el lobo, responden a diferentes motivos, habiendo en bastantes casos relatos, leyendas, así como otras explicaciones, que en su conjunto son un claro reflejo de como el tiempo avanza, y con ello el aspecto de nuestro medio físico.
Desde el punto de vista geomorfológico, el barranc del llop, es una modesta escorrentía que nace y muere en el término municipal de Almenara, ofreciendo poco más de un kilómetro de área excavada, por donde discurren sus aguas de lluvia en momentos de precipitaciones torrenciales.
Este barranco nace en la zona superior de la montaña de La Salinera (a una altura cercana a los 150 m.s.n.m.), descendiendo desde ahí hasta el área del llano donde se topa con el camí de la Muntanyeta de la Bassa, a unos 38 m.s.n.m.
Por desgracia, el entorno donde se emplaza este lugar se encuentra antropizado, ya que años atrás se efectuaron obras que alteraron esa zona montañosa. No obstante, si comparamos una imagen áerea de los años cincuenta del siglo XX con la actualidad, apreciamos a simple vista como el referido paisaje, mantiene algunas características biogeográficas que siguen vigentes a día de hoy.
Sabida es la regresión a la que el lobo se vio afectado durante la centuria del XIX, en buena parte por la persecución a la que desde el siglo XVIII se le someterá, haciendo esto que a inicios del siglo XX su presencia fuese ya prácticamente esporádica en esta franja del territorio.
El nombre del referido barranco, veremos que se repite en otros muchos sitios de nuestra geografía. Sin ir más lejos, en la zona del Monstià (sur de la frontera tarraconense con las tierras de Castellón, apreciamos dos barrancs del llop diferentes).
En el caso de Almenara, observamos incluso algún topónimo complementario, como ocurre con un aljibe, que ha heredado la designación de este animal por ubicarse en la misma zona.
“Barrancs del llop” tenemos en localidades no muy distantes, siendo el caso de Serra y Algímia d'Alfara, además de otros lugares más alejados, pero todavía dentro del territorio valenciano, lo que confirma la presencia de este cánido en muchos puntos de nuestra geografía.
Hemos de pensar que los lobos son animales que siempre buscan refugio en entornos naturales, siendo por ello las zonas salvajes de los barrancos lugares muy frecuentados en aquel entonces.
Tampoco hemos de ignorar que estas áreas son puntos donde habitan otras muchas especies, y que al depredador le servirán para disponer de una dieta más amplia, además de criar con mayores garantías a sus cachorros.
Mapa de la zona de Sagunto. IGN (año 1944)
A pesar de que esta zona montañosa no ofrece un espacio estrictamente escarpado, su morfología natural se presta para su instalación. Al mismo tiempo, hemos de pensar que la presencia de agua en momentos de lluvia era algo natural, y que el lobo valora bastante.
Artículo 69 del reglamento de 3 de julio de 1903 para la aplicación de la Ley de Caza. Fuente:revistajaraysedal.es
Además de Almenara, localidades vecinas como Benavites y Quart de les Valls, eran enclaves hasta donde estos animales se acercaban, por ser la puerta de entrada hacia el área montañosa que se extendía tierra adentro.
Sin ir más lejos, en Quart su fuente tuvo que significar en tiempos pasados (tal y como sigue sucediendo a día de hoy), un punto de atracción para mucha de la fauna salvaje del entorno, ya que su manantial funciona como un reservorio en el que poder acudir en momentos de escasez hídrica.
No es tampoco un hecho casual que el lobo tenga predilección en moverse por zonas donde detecta la presencia de explotaciones ganaderas. Ya que la existencia de corrales, será un factor adicional que le garantizará muchas veces contar con alguna res de la que alimentarse, de ahí que todavía en nuestra cartografía queden testimonios de espacios dedicados a estos fines, algo que apreciamos en el caso de las “corralissas”, y que tanto en Almenara, como en Quart de les Valls, dan nombre a parajes por los que antaño el lobo siempre que podía merodeaba.
David Gómez de Mora