miércoles, 5 de marzo de 2025

Breves apuntes sobre los dips

La presencia de cánidos en nuestras tierras siglos atrás, es una cuestión que entronca claramente con la historia de la famosa criatura mitológica del dip, nada extraño si tenemos en cuenta las referencias del entorno con el que estará asociada, donde salen a relucir topónimos vinculados con esta familia de animales, que sabido es como de molestos podían resultar en sociedades agrícolas, especialmente si dependían de la ganadería, tal y como sucederá en el caso que nos ocupa.

Referencias al zorro veremos en la franja de la “solà de la guineu”, además de otros parajes, así como incluso vinculadas con los perros, sin olvidarnos obviamente de los famosos dips.

Es importante remarcar que los motivos y nombres que servirán para bautizar cada espacio geográfico, responden a diferentes cuestiones. Aunque, si hay uno que para nosotros guarda especial interés, y que no dista excesivamente de este lugar, es el que hace alusión al lobo. Cabe recordar como esta especie hasta hace poco más de cien años, todavía era normal verla por esta área montañosa, algo de lo que todavía queda testimonio en el paraje designado como el Portell del Llop (a 690 m.s.n.m.), en plena Serra de Llaberia.

Ahora bien, cabe preguntarse, ¿Por qué surge la leyenda de la famosa criatura mitológica del dip?, ¿Qué papel jugaron los cánidos en la representación del emblema heráldico de Pratdip o las historias locales que pululaban entre las gentes de su entorno?

Dip (Oficina de Turisme de Pratdip)

Ya hemos comentado que la toponimia, como algunos estudios locales (entre el que cabría destacar el efectuado hace 25 años por Jaume Sabater en el caso del Priorat), son pruebas claramente indicativas de como los lobos estaban presentes en esta zona hasta bien entrado el siglo XIX.

Para nosotros no cabe duda de que durante el trascurso de los últimos 125 años, se han perdido en el olvido muchos relatos, similares a los que afortunadamente recogió en su trabajo el citado autor1, y que a duras penas la toponimia todavía ha fosilizado. Igualmente, hemos de recordar que en el famoso Diccionario de Madoz, a mediados del siglo XIX, en la cercana localidad de Tivissa, se dice literalmente sobre la actividad cinegética del lugar que hay caza de conejos, perdices, lobos, ardillas y cabras monteses” (Madoz, Tomo XIV, 766). Una referencia que viene claramente a recordarnos de nuevo, como el lobo estaba presente entre la fauna de la época por este territorio.

También hemos de pensar el grado de influencia que ha ejercido la religión (además del poso que culturas anteriores como la griega han aportado en nuestra mentalidad occidental), para entender de dónde proviene ese temor hacia un animal de carne y hueso, que paulatinamente iría transformándose en una criatura mitológica, claramente asociada con lo demoniaco y negativo. Algo que por ejemplo cualquiera de nosotros apreciará a través del mítico Cerbero, un perro de tres cabezas, que en el Hades ejercerá la función de vigía de las puertas del Infierno.

Cartel de la Oficina de Turisme de Pratdip

Igualmente, en la mentalidad católica, es imposible ignorar la imagen del lobo, como ese animal vinculado con el maligno, en contraposición con el inocente cordero al que siempre que puede intenta hacer daño.

Otra idea, enlazará con aquellos relatos que nos recuerdan la aparición de perros espectrales negros, siempre de aspecto aterrador, que atacaban o servían como mensajeros de la muerte a quienes se topaban en su camino. Un hecho que guarda ciertos paralelismos con los dips (los cuales también se presentaban en la noche, con una mirada penetrante, además de su imponente pelaje negro).

Pratdip visto desde lo alto de su castillo medieval

Repetida es la creencia en muchas localidades de nuestra geografía peninsular, que recordaba antaño como cuando un perro aullaba en horas nocturnas, era por el hecho de que se creía que cerca de ese punto podía fallecer inminentemente una persona.

Tanto en el folclore de otros países, como en el caso del dip, este tipo de criaturas se representan con ojos de color rojo. Todo ello sin olvidarnos de las creencias ancestrales que relacionarán las maldiciones a las que una personas podía verse sometida, en caso de que esta tuviese un encuentro con esa criatura.

En culturas como la nórdica, estos perros endemoniados, también se relata que aparecen en mitad de caminos tras la caída de la noche o en zonas abandonadas. Algo muy similar a lo que ocurre en algunos puntos de las áreas rurales de las islas británicas. Así pues, conocemos el caso del Barguest (un perro fantasmal de gran tamaño) o el temido Black Shuck (otro cánido de dimensiones grandes y color negro, que se identificará como un augurio de muerte). Otros casos son el Cù-Sìth en el folclore irlandés y escocés, así como en Gales la figura del Gwyllgi.

Detalle del retablo de Santa Marina con el emblema del municipio de Pratdip

Por esta razón, debemos reflexionar y ampliar nuestro horizonte, para intentar comprender mucho mejor, esas creencias de otros pueblos, que nos ayuden a interpretar cómo piensa el ser humano, intentando profundizar en el afloramiento de temores e historias, que han acabado superponiéndose, al entremezclar realidad y ficción, hasta dar pie al nacimiento de una criatura mitológica.

El caso del dip, es un ejemplo más, donde se aprecia una intercalación de creencias antiguas, que paulatinamente, han ido deformando la figura de un animal tan frecuente en nuestro medio, como podría ser un perro o un lobo. No obstante, si vamos deshojando esa imagen folclórica, apreciaremos que siglos atrás, era normal que en la oscuridad de la noche, la gente se lo pensara antes de transitar por un camino de herradura en plena montaña, o alejarse del área residencial de su localidad, ya que el miedo a ser atacados por bandoleros o incluso cánidos salvajes, siempre estaba presente.

Por lo tanto, ¿Qué hay de realidad en la leyenda del dip?

A nuestro juicio, tres podrían ser las respuestas, que nos ayuden a comprender, qué base histórica fue el origen de ese animal, que acabó siendo mitificado como una criatura de características sobrenaturales, y que finalmente la literatura de Perucho catapultó.


Perros asilvestrados

Una primera teoría, esboza que la historia del dip, podría tener su origen en la presencia de perros asilvestrados que acabarían insertándose en las montañas de esta región. Tengamos en cuenta que los perros salvajes, son aquellos animales, que estaban domesticados, pero que por cualquier motivo, una vez que se han acabado separando del ser humano, han ido perdiendo los rasgos que tendría cualquier criatura en contacto con las personas.

Sabido es que en estado asilvestrado, estos pueden ser agresivos, atacando a personas, además de crear una jauría. Sin olvidarnos de que también pueden transmitir enfermedades como la rabia, además de parásitos.

Conocidos son los daños que llegan a generar especialmente en ovejas, cabras y animales de corral. Al mismo tiempo, y en esa sociedad de antaño donde la caza era esencial, acababan transformándose en un competidor, que afectaba al mismo tiempo a la fauna del lugar, modificando de este modo el equilibrio ecológico del medio.

El fundamento de esta posibilidad, podría estribar en que siglos atrás, los arrieros en sus travesías por la zona cuando trasportaban sus mercancías, iban además de su caballería para desplazarse, con la compañía de perros auxiliares que efectuaban labores de protección. Es por ello que la pérdida de algunos de estos ejemplares, acabase generando una población de perros asilvestrados en la zona, que si no era controlada a tiempo, podía desencadenar problemas como los que anteriormente hemos relatado.

Sabemos que los mastines acompañaban muchas veces a los arrieros, portando incluso su respectiva carlanca, precisamente por el temor a que los lobos pudiesen atacarles, lo que al mismo tiempo alimenta la hipótesis, de que el dip tuviese su origen en esta última criatura, y que comentamos a continuación.

Ermita de Santa Marina (Pratdip)


Lobos

Ya hemos indicado, que nadie discute como la toponimia es una herramienta de información relevante en el momento de querer conocer una parte del testimonio de ese pasado que muchas veces las fuentes escritas no precisan. Es por ello, que partimos de evidencias, además de incluso relatos hasta bien entrado el siglo XIX, que demuestran como la presencia de lobos en esta zona era una realidad.

La imagen de este animal, con el tiempo fue distorsionándose, probablemente por diferentes situaciones, como podrían ser ataques a personas, algo que nos recuerda a los sucesos acontecidos en la Francia rural del siglo XVIII, con la tan temida Bestia de Gévaudan.

En el caso francés, veremos que se tratará de varios lobos, que durante una serie de años, generaron numerosas bajas en la población rural de la zona por la que se movían. Estos ejemplares tenían la característica biológica de que presentaban un tamaño y peso superior al que podría tener un lobo normal, que para agravar todavía más el problema, se había acabado familiarizando con el consumo de carne humana.

Aleros de algunas viviendas de Pratdip con el conocido detalle de los "dents de llop". Esta forma decorativa se realizaba en la parte inferior de las tejas de las residencias, debido a la creencia de que podía proteger a los inquilinos de la casa de malos augurios u otro tipo de temores


Una hibridación de perros asilvestrados y lobos

Partiendo del supuesto de que en estas montañas hubiesen perros que se perdieran en las travesías de los arrieros, y que muchas veces solían ser ejemplares de mastín, no es descabellado plantear que estos se acabasen cruzando con el lobo, ya que genéticamente esto puede suceder.

Esta hipótesis ha servido al mismo tiempo para intentar explicar que el aspecto del dip no fuese estrictamente el de un lobo, ni tampoco el de un perro. Al respecto, se sabe que aunque los lobos suelen prescindir de los perros en el momento de aparearse, si la cantidad de canes asilvestrados es superior a la de estos en la zona, es plausible que se gestase un cruce entre ambos.

Pensemos que estas asociaciones, pueden generar un animal corpulento y fuerte, relacionado al mismo tiempo con ese comportamiento que describe la tradición local sobre la criatura mitológica de Pratdip. Es por ello que tanto esta posibilidad, como cualquiera de las dos anteriores, o incluso la convergencia de las tres al mismo tiempo, explicasen la repercusión que la presencia de estos animales, acabase influyendo en la creación de un animal mitológico, que tantas historias y leyendas acabaría inspirando hasta el día de hoy.

David Gómez de Mora


1 Bandolers, llops i vents al Priorat. Jaume Sabater i Alentorn. Dalmau, 2000


Bibliografía:

*Madoz, Pascual (1849). Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de ultramar. Tomo XIV