Durante los últimos años los estudios de la nobleza y la genealogía, están siendo motivo de debate dentro del ámbito académico, especialmente por la cuestión que implica qué hay de cierto en muchos de estos documentos, ya que como sabemos, en este tipo de fuentes, suele ser normal que se manipulen, además de ignorarse multitud de referencias, que podrían tirar al traste ese discurso plasmado y transmitido tradicionalmente sobre los orígenes de una familia.
Sin lugar a duda la historiografía está avanzando muchísimo en esta materia, prueba de ello son las conferencias y publicaciones que podemos ver y leer en redes del doctor Enrique Soria Mesa, quien por primera vez demostró con fuentes y datos cruzados, la multitud de cuestiones que revelan como detrás de esos supuesto abolengos que nos remontan a los tiempos de la reconquista (incluso hay quienes no teniendo suficiente conectan hasta la época del Imperio Romano o el panteón de divinidades griegas), se evidencian unos claros intereses por disfrazar un pasado converso, o simplemente un origen humilde, que nada tiene que ver con el discurso tradicional que se ha mantenido alrededor de la historia de ese linaje.
Como sabemos, las Chancillerías a través de sus interrogatorios eran las encargadas de realizar esta tarea, no obstante, cuando uno analiza a fondo documentación complementaria, como podrían ser los procesos del fondo inquisitorial, comprueba que muchísimas de esas familias que rememoran una supuesta sangre que nos lleva a la época de Alfonso VIII o Jaume I, no es más que la de gente que procede de personas juzgadas por el Santo Oficio entre los siglos XV o XVI, mayoritariamente por tratarse de descendientes de judíos o moriscos. Lo mismo ocurrirá con las órdenes militares, donde de igual forma, se ignoran muchísimas informaciones, en las que únicamente el componente que influye para que ese informe salga adelante es el poder y capacidad económica del aspirante que pretende dejar por escrito ese reconocimiento privilegiado.
Es por ello, que tal y como estamos comentando, surge el dilema, de qué parámetros o líneas de corte establecemos los historiadores para determinar si un linaje debería integrarse como realmente miembro del estado noble.
Desde nuestra modesta opinión, entendemos que cualquiera que ha sido reconocido en algún momento de manera oficial por las autoridades de su localidad, habría de equipararse como tal, ya que como bien sabemos los investigadores, una ejecutoria de hidalguía puede estar tan manipulada como un informe realizado por un rey de armas o un escribano que trabaja desde el despacho de una pequeña localidad, puesto que en todos los casos, se ha podido alterar la transcripción de partidas sacramentales o testimonios de interrogatorios que convierten ese documento en una fuente ex profeso, generada para un mismo fin.
De hecho, creemos que la diferencia entre unos y otros, es que por la vía de la Chancillería, esa persona ha gastado una suma mucho mayor que la de aquellos que han realizado ese accésit a través de censos o papeles falsificados, cuando algunos descendientes intentarán colocar estos dentro de la documentación municipal, demostrando por escrito lo mismo que los primeros.
Es decir, entendemos que no debería haber distinciones entre quienes han logrado ese reconocimiento, invirtiendo una mayor cantidad de dinero, a pesar de haberlo efectuado por un cauce “oficial”, respecto aquellos que aprovechando su poder e influencias en su localidad natal, gracias a la ayuda de un escribano, o simplemente anteponiendo un don en documentación precedente, o incluso mandando esculpir un blasón en la puerta de su casona familiar, consiguieron con el trascurso del tiempo ocupar un trato igual o prácticamente similar, ya que de cualquiera de las maneras, el objetivo acabaría siendo finalmente cumplido.
Y es que como bien nos recuerda una frase célebre, lo que no importa es la forma, sino el fondo.
Recomendamos este par de enlaces referentes a dos conferencias efectuadas por el Doctor Enrique Soria para comprender de modo más profundo esta cuestión:
(208) Fraude en el Archivo (Dr. Enrique Soria Mesa) - YouTube
David Gómez de Mora