domingo, 6 de marzo de 2022

El libro parroquial de genealogías de Villarejo de la Peñuela

Años de investigaciones en archivos eclesiásticos de diferentes partes del país, dan para ver y conocer multitud de volúmenes, gracias a los que uno aprende, se familiariza y entiende la evolución paleográfica desempeñada por hábiles hombres de letras y de Dios, quienes además de la celebración litúrgica, debían indicar por escrito una serie de informaciones sobre quienes participaban en los sacramentos oficiados en su parroquia, tal y como se indica a partir del Concilio de Trento.

Sin lugar a duda la riqueza que desde la perspectiva historiográfica nos proporcionan sus legajos y tomos encuadernados en vitela es impagable, puesto que interpretados desde una perspectiva social, se transforman en tremendas herramientas con las que poder reconstruir la forma de vida y mentalidad de nuestros antepasados en una época y lugar concreto.

Una cuestión que no me canso de remarcar, pues en muchas localidades, estos textos son una de las pocas referencias escritas que han podido preservarse con el trascurso de los siglos.

En este sentido, y dentro del rico fondo parroquial con el que contó Villarejo de la Peñuela, existe un libro que marca su diferencia no solo en relación al resto de obras que antaño como es de suponer se custodiaban en la casa del párroco o en la vieja sacristía de la Iglesia de San Bartolomé, sino que también a nivel de fondos parroquiales de la zona, pues su finalidad va más allá de las obligaciones que un cura de una tranquila parroquia como esta había que ejercer.

Nos estamos refiriendo al volumen, que como el resto del antiguo fondo eclesiástico local, se almacena en el Archivo Diocesano de Cuenca, más concretamente la pieza catalogada con la signatura 113/209 (P-2140).


La pieza es una obra netamente de carácter genealógico, en la que el párroco don Isidro Herráiz de la Fuente, a lo largo de una ochentena de folios, elabora un total de tres árboles genealógicos por hoja, en los que se asciende hasta cinco generaciones, abarcando un periodo que va desde la segunda mitad del siglo XVII hasta la primera del XIX. Su finalidad era la de establecer de manera específica el grado de parentesco entre los vecinos del municipio.

Una idea tremendamente buena, pues la fuerte endogamia que se venía desarrollando en un pueblo tan pequeño, motivaba constantemente la revisión de la consanguinidad de los futuros cónyuges, en busca de si era necesario solicitar una dispensa matrimonial, a través de la que se especificaba la filiación parental de los contrayentes.

La ardua labor de este párroco darían pie a la creación de una obra indexada alfabéticamente y que a través de una serie de plantillas, precisaría las genealogías de cada uno de sus feligreses, permitiendo así ahorrar tiempo a futuros curas que hubiesen de seguir desempeñando aquella labor detectivesca.

Como decimos, el libro es una auténtica joya que llega incluso a explicar cómo han de interpretarse los troncos genealógicos, advirtiendo además aquellos casos con un parentesco repetido. El párroco finaliza su obra comentando que los árboles genealógicos abarcan hasta la filiación del cuarto grado ya que “más adelante estarían sus contrayentes en cuarto con quinto o en quinto (grado) igual,  en cuyos casos no es necesaria la dispensa”.

Adjuntamos a continuación una parte de la breve introducción a través de la que el cura explica la funcionalidad con la que efectuó esta obra escrita:

“Contándome por experiencia que en la información que se hace para las dispensas matrimoniales, los testigos se engañan aunque de buena fe y mayor suerte, cuando los troncos de que provienen las personas, son muy remotos o los dichos testigos no tienen aquella memoria que para estos casos es necesaria, para evitar en lo posible estos inconvenientes, formé los árboles genealógicos que contiene este libro de las personas naturales de este pueblo y algunos otros que ya se hallaban en este avecindadas: algunos no se hallan completos, porque era necesario registrar muchos Archivos Parroquiales, lo que era gran incomodidad; más si algún Señor Cura, que me sucede quisiera tomarse ese trabajo, marcada le queda la regla” (fol.1)

David Gómez de Mora

Cronista Oficial de Villarejo de la Peñuela


Referencia:

*Archivo Diocesano de Cuenca. Libro de genealogías de Villarejo de la Peñuela. Signatura 113/209 (P-2140).

davidgomezdemora@hotmail.com

Mi foto
Profesor de enseñanza secundaria, con la formación de licenciado en Geografía por la Universitat de València y título eclesiástico de Ciencias Religiosas por la Universidad San Dámaso. Investigador independiente. Cronista oficial de los municipios conquenses de Caracenilla, La Peraleja, Piqueras del Castillo, Saceda del Río, Verdelpino de Huete y Villarejo de la Peñuela. Publicaciones: 25 libros entre 2007-2024, así como centenares de artículos en revistas de divulgación local y blog personal. Temáticas: geografía física, geografía histórica, geografía social, genealogía, mozarabismo y carlismo local. Ganador del I Concurso de Investigación Ciutat de Vinaròs (2006), así como del V Concurso de Investigación Histórica J. M. Borrás Jarque (2013).