sábado, 19 de marzo de 2022

La Cofradía del Santísimo Sacramento de Buenache de Alarcón en 1825

El peso del catolicismo en Buenache de Alarcón es algo que nadie discute a lo largo de la historia de esta localidad, simplemente cabe observar la cantidad de ermitas y cofradías con las que contó antaño, sin olvidar la riqueza arquitectónica como artística que albergan los muros de su iglesia dedicada a San Pedro Apóstol, para hacernos una pequeña idea sobre esta cuestión.

En este sentido, merecen hoy nuestra atención una serie de hojas que pudimos consultar en el fondo de la documentación parroquial, vinculadas con lo que sería un nuevo reglamento o constitución sobre esta corporación, en la que a lo largo de 26 puntos se estipula de forma manuscrita, que deberes como obligaciones habían de acatar aquellos integrantes de este Cabildo, y que como ya sabemos por el fondo del archivo Diocesano de Cuenca, existía en la localidad como mínimo desde la primera mitad del siglo XVI.

El documento nos advierte con el título “Nuevas constituciones y ordenanzas que para su gobierno forma la Cofradía y Cabildo del Santísimo Sacramento de la villa de Buenache de Alarcón”, que el día 27 de noviembre de 1825, en la sacristía de la iglesia de San Pedro Apóstol, con asistencia de los integrantes de la corporación religiosa y otras personalidades del ayuntamiento, se acordaba aprobar un total de 26 puntos sobre los que vamos a hablar a continuación.

En el primero de ellos se advierte que el cupo máximo de integrantes no deberá sobrepasar más de 100 cofrades seglares, “los cuales han de ser, y todos sus ascendientes limpios y cristianos viejos sin ninguna mácula, ni raza de moros, ni judíos, ni de otra mala secta reprobadas por la iglesia”, añadiendo a su vez que tampoco se permitirá el ingreso de gente que portase a sus espaldas acusaciones o problemas previamente con el clero, pues ello era motivo suficiente para impedir su entrada.

Seguidamente, en el segundo artículo se especifica que “son admitidos como cofrades y hermanos de ese Santo Cabildo, todos clérigos de orden sacro (…) siempre que residan en esta villa”. El tercer punto se referirá a la cuestión de la continuación de la normativa de los miembros dentro de la cofradía, por descender de integrantes de su linaje ya adscritos con anterioridad.

Los siguientes artículos tratarán sobre ámbitos variopintos, como el de que los temas de la Cofradía deberán siempre ser gestionados en la sacristía de la iglesia del pueblo (previo aviso por medio de una cédula que se colgaba en la puerta del templo), así como por ejemplo que los hermanos de la cofradía siempre habrán de obedecer a las indicaciones estipuladas por los mayordomos.

Llama la atención el sexto punto en el que se especifica que “ningún cofrade tenga la osadía de decir en público que se le borre del dicho Cabildo, ni otras palabras imprudentes ni se atente al señor Abad y mayordomo”.

De la misma forma se trataran cuestiones vinculantes con las celebraciones y las obligaciones de sus integrantes, así leemos que siempre que se realice algún acto, los cofrades tienen el deber de asistir a la misma en el caso de encontrarse en facultad de disponibilidad y estar en el municipio. Igualmente se especifica que los menores de edad que heredasen la plaza de cofrade antes de cumplir los 15 años o que no hayan contraído matrimonio, no tendrán ni voz ni voto en el Cabildo, además de no ser elegidos para ocupar cualquier cargo, pues para ser mayordomo se exigirá por ejemplo que este contase como mínimo con 25 años o estuviese casado.

En cuanto a los religiosos, estos deberían de encargarse de celebrar las misas y divinos oficios, quedando exentos de la carga de mayordomos u otros puestos, siempre y cuando lo deseasen.

Entre los cargos que veremos dentro de estas corporaciones, no podía faltar el Abad, así como el mayordomo, el alférez y el correspondiente secretario del Cabildo. Respecto a las celebraciones religiosas o acontecimientos como la defunción de un cofrade, se estipula que cuando fallezca deberán acudir a su entierro el resto de integrantes, acompañando el cuerpo desde la casa del difunto hasta la iglesia, para finalmente dirigirse hasta el camposanto.

Sobre las tasas, leemos que cada miembro debería de abonar 8 reales de vellón al año para afrontar gastos ordinarios, así como que durante la festividad del Corpus Christi, los representantes de esta corporación serían los encargados en gestionar su celebración.

Por lo que toca a los componentes de la Cofradía a finales de 1825, veremos que entre los principales personajes que se citan aparecen Pedro Antonio Cerrillo y Juan de Santacruz, siendo alférez José Asensio y secretario Pedro Muñoz. Llama nuestra atención una reseña en la que se indican el nombre de más de 40 cofrades, entre los que aparece “Agustín Ramírez, quien heredó de su abuelo Julián”.

Sobre los cofrades que ocupan la parte alta de la lista y a los que se les antepone un don, como evidentemente fórmula de tratamiento diferencial por su importancia dentro de la corporación, tenemos al señor Abad don José Gil, don Gregorio Ramírez, don José Parra Donoso, don Julián Moreno, don Alonso Monedero, don Francisco Cañas, don José Cañas y don Diego Martínez de Zafra

Listado con las principales personalidades de la Cofradía en 1825 


David Gómez de Mora

Referencia:

* Reglamento de la Cofradía del Santísimo Sacramento. Documentación de la parroquia de San Pedro Apóstol de Buenache de Alarcón

davidgomezdemora@hotmail.com

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Profesor de enseñanza secundaria, con la formación de licenciado en Geografía por la Universitat de València y título eclesiástico de Ciencias Religiosas por la Universidad San Dámaso. Investigador independiente. Cronista oficial de los municipios conquenses de Caracenilla, La Peraleja, Piqueras del Castillo, Saceda del Río, Verdelpino de Huete y Villarejo de la Peñuela. Publicaciones: 25 libros entre 2007-2024, así como centenares de artículos en revistas de divulgación local y blog personal. Temáticas: geografía física, geografía histórica, geografía social, genealogía, mozarabismo y carlismo local. Ganador del I Concurso de Investigación Ciutat de Vinaròs (2006), así como del V Concurso de Investigación Histórica J. M. Borrás Jarque (2013).