Carrascosilla era un pequeño enclave donde se alzaban un puñado de casas, y en el que al haber una parroquia resultaba necesario la presencia de un sacerdote que se encargara de oficiar las misas y representar al clero de la localidad. Esto lo apreciaremos a lo largo de la historia del municipio siguiendo los escasos libros parroquiales que recogen los diferentes sacramentos que se fueron oficiando en el interior del edificio.
Así pues, si arrancamos desde mediados del siglo XVII, veremos la presencia del teniente cura el licenciado Julián Ballesteros, quien durante la década de los años cincuenta de esa centuria se encargaría de realizar esta función. Este posteriormente sería sustituido unos años por el licenciado Nicolás Ximénez de Collada, así como alrededor de entre 1663 y los años ochenta tendríamos al teniente cura Juan Cano García, llegando así hasta los años noventa con el religioso licenciado Pedro de Olmedilla Manzano. En momentos muy concretos podremos ver en la documentación la presencia del licenciado Sebastián Saiz Pérez (procedente de Caracenilla) o la de Alonso Cano de Molina.
A partir de finales de este siglo (más o menos alrededor de 1697) será cuando veremos al Licenciado Bartolomé de la Fuente oficiando las celebraciones hasta 1717, para en 1718 ser sustituido por Bernardo de León, presbítero de Saceda del Río y que estaría escasos años, para que finalmente desde 1721 hasta trascurrido el año 1750 lo hiciera de forma permanente el teniente cura don Manuel Cantero, sobre quien desconocemos si guarda algún vínculo directo con la familia de labradores de este linaje, y que tuvo cierto protagonismo en ese pequeño municipio, a pesar de las limitaciones con las que se encontraron aquellos pobladores de esta área tan ruralizada.
David Gómez de Mora