domingo, 5 de septiembre de 2021

Las reformas artísticas del siglo XVIII en el interior de la Iglesia de Villarejo de la Peñuela

Como ya hemos comentado en alguna ocasión, desde el siglo XVI hasta el XVIII, la localidad de Villarejo de la Peñuela vivirá momentos de cierta bonanza económica, por lo que sus habitantes podrán invertir sumas destacadas de dinero en la ejecución de determinados tipos de obras que hoy forman parte de nuestro patrimonio religioso.

Sin lugar a dudas tras la gran intervención en el edificio durante una serie de años del siglo XVI, nos atreveríamos a decir, que no volvemos a ver hasta el segundo tercio del siglo XVIII obras considerables que remarcan de nuevo el poder de determinadas casas y vecinos que realzarán la imagen de la Iglesia villarejeña.

Así pues, si seguimos el segundo libro de fábrica del templo, es cuando comenzamos a percibir una serie de actuaciones, como la efectuada en 1728, cuando se compra yeso para transformar el coro al querer quitarle altura, además de blanquear la Iglesia. Unos años después, en 1732, y siendo mayordomo el Licenciado Francisco López, se destinan 90 reales al maestro pintor Julián Higueras, para que pinte los altares del Santísimo Cristo de la Luz, así como el de Santa Rosa, además del púlpito. Obviamente este tipo de intervenciones concentradas en tan escaso periodo de años obedecen a un plan de reforma y cambio de imagen del templo, del que todavía deben quedar resquicios debajo de la actual pared que cubre algunas de esas zonas del templo.

Ciertamente no debemos de olvidar que durante 1936 la Iglesia sufriría notables daños, no obstante algunas de estas interveciones se hallarían cubiertas por actuaciones generadas a posteriori del siglo XVIII, lo que en parte pudo determinar algo de su preservación.

No obstante, si seguimos estudiando el segundo libro de fábrica de este edificio religioso, veremos como escasas décadas después otro miembro del linaje López será uno de los grandes protagonistas en la continua adecuación del templo, ya que el 25 de julio de 1767, se colocaría el retablo mayor, siendo cura don Pedro López Saiz, quien a su vez era presbítero en Cuenca, pero natural de Villarejo.

Restos de pintura ocultos bajo la pared de uno de los laterales de la Iglesia de San Bartolomé de Villarejo de la Peñuela. Fotografía: Raúl Contreras

Sabemos que el retablo llevaba por imágenes a San Bartolomé (el titular de la Iglesia), además de San Miguel Arcángel, al Apóstol San Pedro, así como al patriarca San José. Don Pedro además de su implicación por el mecenazgo de esta pieza del templo, costeó la gradería y el pavimento de piedra de sillería “para mayor adorno”, a un coste total de 13.010 reales.

Nueve años después (en 1776) se repararía la torre de la Iglesia, así como a finales de siglo María Librada Garrote, heredera única de su tía María Sainz López, manda que se elabore un jarro de plata de 28 onzas y 14 adarmes. Sabemos que esta pieza estaba valorada en 577 reales y 22 maravedís. La obra se acabaría complementando por aquellos últimos años del siglo con una reparación del órgano, además de un arreglo de la cruz procesional, y que se encargó al taller del platero Yanguas (en Cuenca), junto con la decoración de la copa de un cáliz por valor de 40 reales a otro platero de la misma ciudad, apellidado Serrano.

Todo ello demuestra como la casa de los Sainz y los López, junto con varios de los linajes asociados a su entorno familiar asumirán una parte importante del cambio de imagen que supuso para la Iglesia de Villarejo esa metamorfosis artística, y que seguiría las líneas de un estilo localista y rural, propio de aquellos templos ubicados en pequeños enclaves como el que nos ocupa.

David Gómez de Mora


Referencias:

* Archivo Diocesano de Cuenca. Libro segundo de fábrica de Villarejo de la Peñuela (1642-1852). P-2113, sig. 113/2

davidgomezdemora@hotmail.com

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Profesor de enseñanza secundaria, con la formación de licenciado en Geografía por la Universitat de València y título eclesiástico de Ciencias Religiosas por la Universidad San Dámaso. Investigador independiente. Cronista oficial de los municipios conquenses de Caracenilla, La Peraleja, Piqueras del Castillo, Saceda del Río, Verdelpino de Huete y Villarejo de la Peñuela. Publicaciones: 25 libros entre 2007-2024, así como centenares de artículos en revistas de divulgación local y blog personal. Temáticas: geografía física, geografía histórica, geografía social, genealogía, mozarabismo y carlismo local. Ganador del I Concurso de Investigación Ciutat de Vinaròs (2006), así como del V Concurso de Investigación Histórica J. M. Borrás Jarque (2013).