La Iglesia Parroquial de la Natividad de Nuestra Señora es el principal edificio religioso que ha existido en la historia de esta pedanía. Como suele ocurrir en la gran mayoría de localidades, por muy pequeñas que estas sean, siempre veremos otros lugares de veneración, como es el caso de las ermitas.
En Saceda conocemos las ruinas de la antigua ermita de San Gregorio, esta un tanto apartada de la zona poblada, y a la que como solía ser costumbre, se acudía durante las celebraciones de las tradicionales romerías.
Las festividades que recuerdan la advocación a la que están dedicados estos edificios se celebran el día 8 de septiembre, en el caso de la Natividad, así como el 9 de mayo para San Gregorio Ostiense.
La Natividad es una fiesta mariana, que según muchos expertos, presume de ser una de las más antiguas en ser celebradas entre los cristianos, pues se dice que su origen se remonta al siglo IV, aunque no sería hasta cuatro centurias más tarde, cuando el papa Sergio I empezaría a festejarla de manera oficial en la ciudad de Roma.
Por otro lado, San Gregorio ha sido fruto de muchas confusiones, como ocurrirá en la ciudad de Jaén y otros tantos enclaves de nuestra geografía peninsular, al ver similitudes iconográficas y por coincidencia de nombre entre el que conocemos como el San Gregorio Nacianceno (un teólogo nacido en el año 329 y fallecido 60 años más tarde, y que fue una figura decisiva en el afianzamiento de la teología trinitaria, tras la aparición de la herejía arriana), respecto el otro Gregorio (el Ostiense), un personaje del siglo XI, y que además de ser Obispo de Ostia, acabaría ocupando el cargo de Cardenal. Su advocación resulta de notable interés en las zonas rurales, pues como sabemos este es considerado el abogado contra las plagas del campo, de ahí que casi siempre que lo veamos venerado en algún lugar, ello suele suceder por el hecho de que los habitantes de ese enclave mostrarían su agradecimiento o buscarían la protección de su imagen, para que este intercediera en la protección de las tierras de cultivo.
Sabemos que la reliquia de San Gregorio Ostiense creaba una importante cantidad de movimiento entre peregrinos hacia el norte de España. Pues su imagen se veneraba con llegada de gente de todo el país en la Basílica que veremos emplazada en una loma del municipio navarro de Sorlanda. El relicario que allí se tiene de este santo, tiene la forma de su cabeza, estando trabajado en plata, datando de la primera mitad del siglo XVIII. En su interior se hallan un hueso de la mandíbula, una costilla, junto un fragmento del espinazo.
Madoz a mediados del siglo XIX, además de la ermita de San Gregorio, cita también a las afueras de Saceda otra pequeña construcción dedicada a San Santiago, una advocación que veremos en diferentes partes de la provincia conquense, y que nos recuerda la figura del hijo de Zebedeo y Salomé.
Siguiendo el versículo de Juan 19:25, muchos autores han interpretado que esta Salomé era la hermana de María (la madre de Jesús), motivo por el que se emparentaría a Zebedeo como tío de este, y por lo tanto al referido Santiago el apóstol como primo hermano del Mesías. Al Apóstol durante el medievo se le representará como un caballero armado, de ahí que tras la reconquista su figura comenzase a extenderse por muchas iglesias y ermitas que recordarán las gestas bélicas de los caballeros cristianos, en donde Santiago era el protector que siempre estaba presente.
Sabemos por referencias escritas del siglo XVII y que ya publicamos en nuestro trabajo sobre la historia y linajes de Saceda del Río, Carrascosilla y Caracenilla, que el Licenciado Francisco Vicente (un personaje que atesoraba un patrimonio importante) tras fallecer en 1682 mandó más de 500 misas por su alma y las de sus seres queridos, además de enterrarse en la sepultura que su padre tenía en la capilla mayor de la iglesia del pueblo, indicando el deseo de construir una capilla dedicada a San Guillermo en la Ermita de Nuestra Señora de la Paz (con festividad el 24 de enero), y que también restauró con el dinero sobrante.
Otras dos ermitas que tenemos referencias son la de Nuestra Señora de Gracia, con festividad el primer domingo de agosto, así como la de la Visitación de María, y que nos recuerda el momento en el cual la Virgen, embarazada de Jesús, se dirigió a su pariente Isabel, quien estaba también esperando el nacimiento de Juan el Bautista, tal y como recoge en su Evangelio Lucas.
Como sabemos, algunos de estos edificios, al no seguir manteniéndose, fueron desapareciendo con el tiempo. Y es que como nos demuestra la documentación, muchas de estas ermitas eran sufragadas por particulares, por lo que si la familia o sus descendientes no eran capaces de poder afrontar los costes que comportaba su mantenimiento, muchas acababan cayendo en estado de ruina, tal y como hemos presenciado en diferentes municipios que hemos investigado de esta zona, cosa que no sucedía con las iglesias parroquiales, debido a su regularidad de culto, además de que el municipio al completo tenía una implicación económica que no se daba en el caso anterior.
Muchas de esas ermitas que debían ser costeadas por particulares o vecinos, a pesar de que se dejaba explícitamente indicado en sus mandas testamentarias que aquella edificación había de mantenerse en buen estado, veremos que con el trascurso de las generaciones, y los problemas que empezarán a surgir a partir del siglo XIX (ante una notable secularización, que complicaba muchas veces el ejercicio de estos deberes), acabarán cayendo en el olvido y desaparición, quedando hoy simplemente como el recuerdo de un pasado, que nos sirve al menos para entender cómo y de qué forma pensaban muchos de esos antepasados que vivían en este territorio de la Alcarria Conquense.
David Gómez de Mora