La torre de Piqueras del Castillo es sin ninguna duda el emblema arquitectónico que sintetiza una parte de la historia de este municipio. No obstante, su iglesia parroquial, vendría a ser otro de esos iconos más destacados dentro de su casco urbano, por ser como veremos, un edificio sobre el que quedan muchísimas cuestiones por investigar, tal y como presenciamos días atrás, tras haber estudiado con detalle algunos de los elementos que integran esta construcción.
Concretamente nos estamos refiriendo al revoque de la pared exterior del templo (en su cara norte), donde alguien decidió elaborar un grabado que estaría representando lo que a nuestro juicio puede ser una especie de cruz de Caravaca.
A grandes rasgos, y teniendo en cuenta que una parte se ha desprendido, podemos apreciar dos líneas incisas sobre la mezcla de cal y arena, en la que a modo de dos travesaños paralelos desiguales, y que cortan perpendicularmente la parte central de una cruz que podría tener una decoración superior, leemos un texto en el que intuimos la palabra “Carabaca”.
En cuanto a trazas de esta tipología, la representación o tenencia de una cruz de Caravaca, se decía que protegía de ser alcanzado por un rayo, además de enfermedades producidas por animales, tal y como ocurrirá con la rabia.
Desconocemos hasta el momento el origen de este grabado (como de otro que podría indicar la marca de un año en la misma parte del edificio). Cabe citar que esta cruz es una representación habitual dentro de esos antiguos graffitis que veremos en las paredes externas de los templos cristianos.
No hemos de olvidar que las iglesias son lugares sacros donde es habitual observar representaciones de cruces grabadas, recordándoles de paso a los feligreses cuando visitaban el lugar, que estos se hallaban ante un espacio sagrado, motivo por el que no será casual que en muchas ocasiones este tipo de elementos los veamos alrededor de las zonas de acceso. No obstante, el hecho de que este en concreto aparezca en la parte trasera, y por lo tanto, la zona más alejada de la puerta principal, podía deberse a que las costumbres y hábitos irrespetuosos de algunos vecinos, obligaban a que hubiese de recordarse constantemente que alrededor de estos espacios no se lanzaran desperdicios o se cometieran actitudes reprochables.
David Gómez de Mora
Cronista Oficial de Piqueras del Castillo