viernes, 10 de febrero de 2023

Los cortijos cañeteros. Testimonios de un pasado

La arquitectura tradicional del medio rural andaluz ha sido objeto de estudio durante las últimas décadas, en parte gracias a ese interés por querer comprender como se ha desarrollado la historia de muchos de nuestros antepasados, que afrontando duros quehaceres diarios, y sabiendo lo que costaba ganarse el pan, sacrificaron buena parte de su vida por dedicarse a trabajar la tierra y el cuidado de los animales, siendo muchas veces la única forma con la que sacar adelante unas ganancias necesarias para vivir de manera aceptable o poder llegar con lo justo.

Su distribución en espacios realzados por el terreno, donde una mota que sobresaldrá sobre ese enclave dedicado a la explotación agrícola, valdrá para dejar clara la preponderancia de sus propietarios, será al mismo tiempo un punto de excelente control que permitirá una visual más completa del lugar.

Ruinas del cortijo de las Higueras de Arriba (Cañete la Real)

Ruinas del cortijo de las Higueras de Arriba (Cañete la Real)

En los alrededores del cortijo, muchas veces era normal presenciar la compañía de gallinas sueltas, que con los machos atados, y multitud de aperos escampados, reflejaban una estampa muy auténtica, que condesaba el esfuerzo de toda una familia volcada en aquellas labores.

Cuando se comenzaba a explotar un terreno, era recomendable eliminar las piedras más pesadas, destinando muchas de estas a muros y bancales que permitirán un mayor mantenimiento de los campos, pues gracias a su estabilidad retendrán la erosión edáfica de la zona de cultivo.

Como seguiremos viendo en muchas de estas construcciones, será normal encalar la fachada y paredes de la vivienda, además de pintar las ventanas y puertas, las cuales daban una mayor vida y contraste al conjunto, siendo habitual como se comprueba en esta zona, la mezcla de colores en líneas horizontales dentro del hogar, tal y como ocurrirá con el uso del añil o el rojo, sin olvidar el característico verde en partes externas, y que todavía presenciamos en muchos de los cortijos por pequeños, medianos o grandes que sean.


Ruinas del  cortijo de la Venta del Ciego

Igualmente tampoco podrán faltar los elementos religiosos, que a través de la representación de un Cristo o una Virgen, o directamente con una cruz que recuerda la fe católica de sus inquilinos, otorgarán más personalidad al conjunto residencial.

La trama orgánica y que va evolucionando de acorde a sus necesidades, origina un espacio singular, que dependiendo de cada propiedad se adapta a una serie de usos. Cañete la Real tiene un término municipal muy extenso y con diferentes accidentes geográficos, lo que explica esa distancia y aislamiento de muchos de aquellos lugares respecto el núcleo poblacional, además de una notable cantidad de construcciones, que gracias a su alzamiento, facilitarán la vida del agricultor o ganadero, al no tener que desplazarse continuamente hacia el casco urbano, creando de esta forma un modo de vida propio de entornos como el que nos ocupa.

David Gómez de Mora

davidgomezdemora@hotmail.com

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Profesor de enseñanza secundaria, con la formación de licenciado en Geografía por la Universitat de València y título eclesiástico de Ciencias Religiosas por la Universidad San Dámaso. Investigador independiente. Cronista oficial de los municipios conquenses de Caracenilla, La Peraleja, Piqueras del Castillo, Saceda del Río, Verdelpino de Huete y Villarejo de la Peñuela. Publicaciones: 25 libros entre 2007-2024, así como centenares de artículos en revistas de divulgación local y blog personal. Temáticas: geografía física, geografía histórica, geografía social, genealogía, mozarabismo y carlismo local. Ganador del I Concurso de Investigación Ciutat de Vinaròs (2006), así como del V Concurso de Investigación Histórica J. M. Borrás Jarque (2013).