A
grandes rasgos, creemos que este invierno no ha sido excepcionalmente
muy diferente al que de manera habitual se desarrolla cada año en
nuestro municipio, pues como siempre, no han faltado la entrada de
varias olas de aire frío, jornadas con heladas matutinas, así como
algunos días en los que parecía que la primavera iba anunciando su
próxima llegada…
Diciembre,
para no romper con la tónica, finalizó con una leve caída térmica,
aunque cabe matizar que ésta no fue excesivamente notable, puesto
que el veranillo de Navidad (l’estiuet de Nadal) se hizo patente
hasta la práctica entrada del 2013.
Durante
enero, la estabilidad térmica del veranillo que parecía extenderse
más de lo habitual, fue una dinámica que se alternaba con fuertes
días de viento, en los que el mestral acabó convirtiéndose en el principal protagonista. En este sentido, cabe recordar que las
festividades de Sant Antoni (16 de enero) y Sant Sebastià (20 de
enero), se vieron más marcadas por las fuertes ráfagas de
orientación noroeste, en lugar de las mínimas que en otros años,
eran fundamentalmente el elemento climático por las que se
distinguían.
La
llegada de febrero no consiguió reducir la violencia del viento, y
para muestra tenemos la quincena de carnaval, en donde este hizo acto
de presencia durante varias jornadas. No obstante, cabe remarcar que
a partir de ese momento, los termómetros comenzaron a caer, fenómeno
que volvió a hacernos recordar el característico frío de febrero,
del que incluso municipios costeros como el nuestro, ni tan siquiera
consiguen librarse. Ello motivó que durante algunos días por la
mañana, las heladas se dejaran ver en campos y diferentes zonas del
término municipal. Otro dato a destacar, es que escasamente 1 hora y
media antes de que transcurriera el mes, se produjo una leve
granizada, con partículas de hielo de un tamaño bastante reducido.
Escarcha
a las 7:30 del 1 de marzo en Vinaròs
Finalmente,
llegamos a marzo, un mes un poco más fresco de lo habitual, hecho
que se explica por la entrada de alguna ola de frío, aunque si
hubiésemos de destacar un fenómeno en especial, este fue la bajada
de aguas que realizó el riu Cervol durante varios días, como
resultado de las lluvias originadas cuenca arriba, así como
fundamentalmente por las copiosas nevadas registradas en la zona alta
de su nacimiento, pues en puntos de Morella, se llegaron a alcanzar
acumulaciones de nieve de hasta 80-90 cm. de altura, un factor
indispensable para comprender la cantidad de agua originada por el
deshielo.
David
Gómez de Mora