Abril comenzó con los últimos coletazos del “veranillo de la seda”, lo que motivó que durante el día 1 en nuestro municipio se llegara a alcanzar una máxima de 23º durante las cinco horas de esa tarde.
Aunque,
como en todo veranillo, este tipo de temperaturas son un fenómeno
puntual, a partir de ese momento los registros comenzaron a caer, razón
por la que durante el día 3 pudimos ver mínimas que se situaban por
debajo de la barrera de los 10º.
La jornada siguiente marcaría un punto de inflexión, puesto que desde ese instante hasta el comienzo del martes 9, las temperaturas más bajas de cada jornada oscilaron entre los 8º-9º. Estábamos inmersos en pleno “inviernillo de pascua o semana santa”.
A
lo largo de los siguientes días el tiempo volvió a estabilizarse, de
modo que abril continuaba manifestándose con marcas habituales, propias
de la entrada primaveral.
Tº mínimas durante el mes de abril (2013) en Vinaròs
Mientras
tanto, las “aguas mil” que tanto anuncia nuestro refranero no aparecían
por ningún lado, por ello los termómetros comenzaron a calentarse entre
los días 16-19, un intervalo de tres jornadas en las que se obtuvo una
temperatura máxima superior a los 22º: el “veranillo de las lilas”.
Después
de este registro destacable del mes, se iniciaba la veintena, de ahí
que las bajas comenzaron a caer unos 3º hasta la llegada de la víspera
de San Jorge, un breve y modesto descenso térmico, y que otra vez,
siguiendo la tradición de nuestro folklore, representaba el escueto
período de temperaturas suaves denominado como “inviernillo de Sant Jordi”.
Llegados
a este punto, se aprecia una leve mejoría, donde a pesar de las lluvias, se consolida un ascenso continuo, que finalmente nos conduce hasta el “veranillo de San Marcos”. De ahí hasta el inicio de mayo, las lluvias y la nieve en el interior peninsular, pasaron a convertirse en los principales protagonistas, lo que causó otra caída de las temperaturas.
David Gómez de Mora