Entró
la primavera, y con ella un incremento de las temperaturas bastante
notorio, que durante las últimas jornadas del pasado mes hizo honor al
refranero popular.
Así
pues, con el inicio de la presente estación, y durante los últimos
días de marzo, vivimos lo que habitualmente conocemos como
“veranillo de la seda”, un ascenso térmico, presente durante
escasos días, que inmediatamente volvió hacernos recordar que
todavía era demasiado pronto para ir con prendas veraniegas.
Las máximas de hasta 23º que pudimos registrar en Vinaròs durante esas fechas, dieron un respiro a las festividades de Semana Santa. Buena prueba de ello, es que las procesiones se celebraron bajo una favorable situación de estabilidad, de modo que el frío y la lluvia no se percibieron con la fuerza de años pasados.
Si
queremos jugar con los números, veremos que en este primer tercio
del año, los dos veranillos sucedidos (el del almendro -en febrero-,
así como el referido de la seda), se han manifestado y ajustado a
los periodos que la cultura popular suele atribuir en esas épocas
del año. Ello es así, puesto que las máximas de febrero (con
especial interés la absoluta del día 5) propiciaron que el
termómetro en nuestro municipio llegara a marcar los 21º. No
obstante, inmediatamente el frío de carnaval hizo acto de presencia,
y no sería de nuevo hasta el ascenso del último mes, cuando de
repente se obtuvieron temperaturas por encima de la línea de los
20º; concretamente, la del día 30, donde se superaron los 23º.
En esta ocasión, el intervalo de buenas temperaturas se extendió poco más de un par de jornadas, tal y como sucede de costumbre.
Ahora,
ya dentro de abril, y durante la próxima semana, se avecina un nuevo
aumento de las temperaturas, que la gente conocemos con el nombre de
“veranillo de las lilas”.
Por
ahora es demasiado temprano para hablar de datos precisos que
corroboren con exactitud su desarrollo, no obstante, es cierto que
los pronósticos apuntan a que todo podría seguir la dinámica de
los dos veranillos anteriores, fenómeno que nos obligará a analizar
su evolución más de cerca, y de este modo, prever mucho mejor que
rumbo tomará la primavera en la que estamos inmersos.
David
Gómez de Mora