Las
precipitaciones de nieve son un fenómeno bastante atípico de
nuestra climatología local, aunque éstas lo son aún más, el día
que se manifiestan antes de la llegada de la estación invernal.
Así
pues, tenemos registros históricos que nos hablan de precipitaciones
de cristales de hielo, jornadas o incluso semanas antes de entrar en
el solsticio invernal (y que en nuestro hemisferio por regla general
suele comenzar alrededor del 21-23 de diciembre).
Como
ejemplos, y sin ir más lejos, muchos aún recordamos la caída de
nieve recogida en nuestra población durante el 15 de diciembre del
año 2001.
No
obstante, cabe remarcar que ello no fue un hecho insólito, pues hay
incluso registros que nos llevan a la segunda semana o hasta los
primeros siete días de diciembre. Es el caso de la nevada del 10 de
diciembre del año 1920 o la temprana del 7 de diciembre de 1883.
En
cada una de ellas, su desarrollo fue muy diferente, así, por
ejemplo, en la del 15 de diciembre de 2001, la nieve que cayó en una
tarde apacible, sólo cuajó unas horas en la parte superior de los
terrados del casco urbano, así como en el área montañosa de la
Serra de la Ermita, por contra, durante el episodio de 1883, además
de la nieve, las fuertes rachas de viento generaron un temporal
devastador, que se llevaron consigo la vida de una persona.
Es
por este motivo, que cabe pensar que los grandes episodios de nieve
(incluso en lugares costeros como Vinaròs), no siempre están
reservados para las navidades y meses posteriores, sino que de vez en
cuando, pueden adelantarse antes de lo habitual.
David
Gómez de Mora