A lo
largo de esta mañana, hemos vuelto a ver como los termómetros
comenzaban a recuperar los valores máximos propios del resto del
mes, tras haber finalizado las últimas lluvias y que por un breve
tiempo nos hicieron recordar jornadas más propias de un octubre, en
lugar de una cuarta semana de agosto.
Al
respecto, vemos como el refranero ya advierte que a partir del día
24 (onomástica de San Bartolomé) llega la primera otoñada
verdadera, un dicho que ciertamente, salvando ese pequeño margen
de dos días, casi se ha ceñido con precisión en nuestro
territorio, como resultado de las últimas lluvias, y que han
propiciado una caída de los termómetros, que según algunos
organismos oficiales, no se recordaban en el territorio castellonense
desde hace 27 años.
Hemos
de tener en cuenta, que todavía es demasiado pronto para comenzar a
pensar en pronósticos sobre el desarrollo de las futuras
temperaturas otoñales, ya que septiembre seguirá siendo un mes
caluroso, que junto con los posteriores veranillos o ascensos
térmicos de varios días (y que se enmarcan dentro de la estación
de las hojas caídas), nos harán esperar un poco más el frío.
Tras
el inicio del equinoccio no es extraño ver la caída de
precipitaciones destacadas, como la famosa “tronà de Santa Tecla”
(en septiembre) o el “cordornazo de San Francisco”, y que
comienzan a señalar con mayor agudeza los rasgos propios del clima
otoñal en este área. No obstante, durante el año pasado hemos de
decir que en Vinaròs no tuvimos presencia de ninguno de ambos
fenómenos.
Será
dentro de un mes, cuando podremos comenzar a perfilar con una mayor
precisión que tipo de escenario climático nos espera.
Resultados
sobre las máximas registradas en la presente “otoñada de agosto”
en Vinaròs. Se observa claramente un descenso de las temperaturas,
que obtuvo su valor más bajo este miércoles 28 de agosto.
David
Gómez de Mora