sábado, 17 de septiembre de 2022

Elementos decorativos en un libro de La Peraleja

A principios del siglo XVI, más concretamente en el año 1503, la reina Isabel la Católica, a través de la pragmática de Alcalá, estableció que el protocolo notarial sería el conjunto de escrituras mediante las que los escribanos reflejarán por escrito aquellas obligaciones, derechos y acuerdos alcanzados por parte de las personas interesadas en el momento de estipularse la realización de un testamento, traslados, inventarios, tutelas, ventas o cambios de bienes, así como otras muchas operaciones, para las que será necesario acudir a estos profesionales.

Sabemos que este oficio se transmitía muchas veces de manera generacional, quedando los numerosos volúmenes que se encuadernaban en diferentes tomos dentro de la misma casa del escribano, lo que en parte permitía que este acabara familiarizándose estrechamente con ellos, de ahí que en alguna ocasión podía darse el caso, en el que además de redactarse el documento que se le solicitaba al experto, este podía llegar a acompañar en los márgenes de las hojas, elementos decorativos que al mismo tiempo demostraban sus dotes artísticas en el momento de manejar la pluma.

No hace falta ser un experto perito calígrafo, para intuir las habilidades que muchos de estos profesionales poseían en lo que incumbe a la representación de letras o dibujos. Simplemente viendo la traza de su firma, pero fundamentalmente el tipo de letra con la que redactaban, podemos hacernos una idea. Hecho que muchas veces apreciamos en el caso de índices que han sido detalladamente decorados, así como también en los márgenes de hojas de testamentos, cartas de obligación u otro tipo de documentos, como sucederá en el caso que aquí nos ocupa.

El documento que en esta ocasión vamos a tratar por haberse plasmado en su interior algunos de los referidos elementos decorativos, es el volumen número 8 de la colección de protocolos notariales de La Peraleja, el cual está asignado al escribano Alonso Muñoz, y cuyo intervalo cronológico abarca los años 1627-1632.

Como bien sabemos, este tipo de piezas escritas, muchas veces pasaba por las manos unos cuantos escribanos, de ahí que será normal ver las firmas de varios dentro de un mismo libro. Cuestión por la que nosotros planteamos, que posiblemente el autor de los referidos dibujos, es otro de los escribanos que en ese momento había en la localidad, que tal y como apreciaremos junto con la firma de Alonso Muñoz, aparecerá en diversas ocasiones dentro de ese volumen, siendo más concretamente el peralejero José Benito, vecino y oriundo del municipio, que como sabemos por esas fechas trabajaba como escribano de Su Majestad, además de en el Ayuntamiento de La Peraleja.

Analizando los dibujos que se recogen en los márgenes de las hojas de este libro de protocolos, apreciamos similitudes entre la forma de las letras realizadas por el referido escribano, respecto algunos de los elementos que dibuja, tal y como ocurre con una frase religiosa, a la que incorpora diseños artísticos, y en los que coincide claramente la tipografía de su firma con la del texto escrito, hecho que evidencia como este ya efectuaba estos dibujos a conciencia, posiblemente una vez que ya había finalizado la redacción del documento notarial.

Estos dibujos muchas veces podían ser fruto del aburrimiento del escribano, manifestando así sus dotes artísticas, aunque también podamos verlos como una técnica con la que este iba mejorando los curvados y formas de sus letras, tal y como muchas veces plasmará en el momento de estampar su firma en la parte final de cada escrito.

Los diseños que encontramos en la zona inicial de este volumen, debemos insertarlos dentro de una temática religiosa, tal y como lo evidencia un texto que los acompaña, y en el que se recuerda que Dios es el creador de todo. Hemos de decir que en algunas de estas ilustraciones, se perciben figuras que representan un mensaje concreto, aunque también habrá otras que consideramos más difíciles de contextualizar, tal y como ocurre con el caso de algunas figuras humanas, aves o plantas, que no sabemos a ciencia cierta si son simplemente diseños aleatorios, o pueden insertarse dentro de una misma línea artística.

Uno de los que se enmarcan dentro de este interés por representar elementos religiosos, lo veremos en un par de secciones del libro, donde entendemos que el personaje que se dibuja es Jesús de Nazaret.


Dibujos nº1-2

Así pues, en la imagen número 1 parece ser que se ha ilustrado a Jesús en el momento de su martirio, detallándose una serie de puntos que envuelven la figura, y que podrían simular las gotas de sangre derramada. Algo que tendría sentido cuando vemos que en la parte superior de la cabeza del personaje, aparece la corona de espinas que nos recuerda el momento de la Pasión, y que se cita en los evangelios de Marcos (15:17), Mateo (27:29) y Juan (19: 2-5).

El dibujo número 2 podría hacer alusión al momento de la resurrección del señor. Para ello pensamos que debería hacerse una lectura conjunta de las dos figuras, pues en la parte inferior vemos a Jesús de Nazaret crucificado, así como en la zona superior leemos la palabra “DIOS”, encima de la que apreciamos una figura humana con lo que parecen ser un par de alas, las cuales podrían estar refiriéndose al momento de la ascensión, es decir, cuando después del martirio, tras la resurrección, el hijo de Dios asciende en cuerpo y alma en busca de su Padre, confirmando con ello el origen divino de Jesucristo.



Firma del escribano a quien atribuimos la elaboración de los dibujos señalados, y en donde se aprecia la coincidencia de la tipografía de las letras de su nombre con las de unas frases dirigidas a Dios

En la representación número 3 tenemos una figura humana (con su rostro, brazos y pecho), de la que desde su parte inferior enlaza con otra figura dibujada. Llama nuestra atención el diseño de la representación que vemos en la parte baja de la zona derecha, pues en ella apreciamos como desde su cabeza aflora un sombrero o cornamenta. Otro elemento a tener en cuenta por el hecho de que luego lo volveremos a ver, es una especie de elipse con un punto dibujado en el centro, de la que salen una serie líneas rectas que van desde su borde hacia la parte externa.

Dibujo nº3

Las representaciones siguen distribuyéndose a lo largo de diferentes hojas, de ahí que tampoco podamos pasar por alto dos dibujos, en los que se representan un total de tres aves, junto con la figura elíptica anteriormente descrita, y que no sabemos interpretar de manera rigurosa.

Si seguimos la línea interpretativa de un contexto religioso, hemos de pensar que las aves pueden estar haciendo alusión a una paloma. Símbolo como sabemos de enorme calado cristiano, ya que representa a la tercera persona de la Santísima Trinidad. Así pues, Lucas (3:22) recuerda que cuando Jesús fue bautizado, el Espíritu Santo descendió sobre Él en forma corporal de este animal. No obstante, hemos de advertir que la paloma no será siempre la única ave que veremos escenificada en la iconografía cristiana, pues tenemos el caso del águila como símbolo del bautismo, o el pelícano en alusión a la expiación y al Redentor, sin olvidarnos de otras enmarcadas dentro de la Resurrección y la vida eterna, como el ave fénix o el pavo real. Cierto es que si nos fijamos con detalle (a pesar del esquematismo de las figuras animales), puede llegar a presenciarse una cola y cresta, y que perfectamente podría representar un gallo, por lo que si fuese así, consideramos que este animal no guarda la significación simbólica de los anteriores, por lo que cabría alejar la posibilidad de un motivo religioso en todos los elementos que componen la colección de dibujos, y es que a pesar de que el gallo sea citado en las sagradas escrituras como en Salmos (40:8) o Mateo (26:34), lo lógico sería pensar en que su diseño obedece a un mero entretenimiento del autor.


Dibujos nº4-5

Igualmente llama nuestra atención la representación de un par de elementos vegetales, de los que en cuya base (o al menos si distinguimos en el caso de uno, ya que el otro parece no estar finalizado), se aprecian un par de serpientes, las cuales podrían estar haciendo alusión a los árboles del paraíso, es decir, al Jardín del Edén, y que como sabemos están citados en el libro del Génesis. Recordándonos así la historia del árbol del conocimiento, y del cual tenían prohibido alimentarse Adán y Eva.


Dibujos nº6-7

Otro elemento decorativo que aparece en diferentes ocasiones y que no sabemos cómo definir, son una especie de arcos, con una decoración superior, desde los que siempre parte una línea recta con una serie de líneas curvas.

El abanico interpretativo puede ser variado, de ahí que una de las posibilidades que nosotros pensamos, parta de que estemos ante puertas o accesos conectadas a través de un camino, bien pudiendo escenificar lo que en la mente del escribano era una especie de puerta del cielo, infierno o incluso purgatorio. Cuestión que no podemos dejar más allá de una mera hipótesis iconográfica, pues el esquematismo de las figuras es notable.

Dibujos nº8-9-10

Cierto es que por ejemplo las puertas del infierno únicamente son citadas una vez en la Biblia (Mateo, 16:18), mientras que las del cielo las veremos en varias ocasiones, como ocurre con el libro del Génesis (28:16) o las puertas que en el sentido espiritual recoge Juan (10:9) para referirse al acceso por el que deben acudir los fieles en busca de su salvación hasta llegar al Reino de los Cielos.

Finalmente veremos un par de figuras que tampoco sabemos con qué relacionar, pues de la misma forma que sucede con las representaciones anteriores, son varias las explicaciones que se podrían dar.

Dibujo nº11

Dibujo nº12

En este caso, hemos de decir que ambas guardan paralelismos estilísticos, como ocurre con esa especie de sombrero o cornamenta, y que ya hemos apreciado en la figura inferior del dibujo 3, además de que ambas presentan un rostro humano (cara, pelos y brazos), con la particularidad de que una termina sobre una especie de cola sin piernas (nº11), mientras que la otra si lo hace con un dibujo de sus dos extremidades inferiores, pudiendo haberse representado en la parte central, lo que parece ser un dibujo esquemático de un órgano genital masculino o una cola (nº12), que nos recuerda la imagen del diablo.

Dicho esto, y a grandes rasgos, consideramos que la temática y posibilidades de interpretar algunos de estos dibujos es muy variada, de ahí que en nuestro caso no podamos profundizar con mayores garantías que tipo de representación pretendió plasmar su autor, partiendo por ello únicamente de la idea de que todos o una parte de los mismos diseños, puedan encajarse en un mismo contexto religioso, a través de los que el escribano peralejero José Benito, manifestó una parte de sus dotes como dibujante.

Esperamos seguir dando a conocer más elementos decorativos de esta clase, a medida que vayamos descubriendo otras posibles representaciones, ocultas entre las hojas de esos protocolos notariales, y que nos sirven como herramienta fundamental con la que escribir o reconstruir como era la sociedad rural de antaño en la que vivieron nuestros antepasados.


David Gómez de Mora

Cronista Oficial de La Peraleja


Referencia:

* Archivo Municipal de Huete. Caja nº8 de protocolos notariales de La Peraleja (años 1627-1632)

davidgomezdemora@hotmail.com

Mi foto
Profesor de enseñanza secundaria, con la formación de licenciado en Geografía por la Universitat de València y título eclesiástico de Ciencias Religiosas por la Universidad San Dámaso. Investigador independiente. Cronista oficial de los municipios conquenses de Caracenilla, La Peraleja, Piqueras del Castillo, Saceda del Río, Verdelpino de Huete y Villarejo de la Peñuela. Publicaciones: 25 libros entre 2007-2024, así como centenares de artículos en revistas de divulgación local y blog personal. Temáticas: geografía física, geografía histórica, geografía social, genealogía, mozarabismo y carlismo local. Ganador del I Concurso de Investigación Ciutat de Vinaròs (2006), así como del V Concurso de Investigación Histórica J. M. Borrás Jarque (2013).