Estudiando algunos detalles del libro de defunciones de Saceda del Río que recoge el intervalo de años que cubre la época de finales del siglo XVII, observamos informaciones de sumo interés, vinculadas con las propiedades y lindes que tenían los diferentes vecinos del municipio, a través de los testamentos y fundaciones que iban creando los religiosos que habitaron en esta localidad, que como ya se ha indicado en alguna ocasión, crearon en este pequeño municipio de unos 100 hogares de vecinos, lo que denominaríamos cariñosamente como un pequeño Vaticano, puesto que durante la centuria siguiente, tenemos constancia de la existencia de hasta nueve clérigos en el mismo lugar.
En este caso la información que estamos tratando parte de una de las capellanías que fundó el licenciado Alonso Mateo Sánchez, y cuyos bienes se trasladan en 1697, sobre un lote de una veintena de fincas, en el que veremos el nombramiento de diferentes vecinos junto fundaciones, y que nos sirven para realizar una radiografía social del lugar, tratándose con detalle la distribución del patrimonio agrícola de sus gentes.
Si hablamos de vínculos veremos que se mencionan en diferentes ocasiones los que dejaría cuatro años antes en su testamento el presbítero Esteban de la Fuente, quien además de mandar enterrarse en la sepultura de su madre Juliana Fernández y solicitar un pago de 1100 misas, manda la creación de tres vínculos que reparte entre sus familiares: el primero para Isidro de la Fuente, hijo de Juan de la Fuente Moreno y María Fernández; el segundo para su sobrino Marco de la Fuente, hijo de su primo hermano Andrés de la Fuente Rojo; así como un tercero para otro sobrino, llamado Felipe de la Fuente, con cargo de una decena de misas anuales.
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Otras capellanías que se citan en la referida fundación del licenciado Alonso Mateo son la de Magdalena de las Heras, el vínculo de Francisco López-Lobo, las capellanías (en plural) del cura Lobo, las tierras de la memoria para huérfanas que fundó el licenciado Juan Bautista Lobo, así como el vínculo de Martín Fernández y Teresa de Torrecilla.
Entre los nombres de propietarios destacados veremos al vecino Asensio Rubio, así como a Diego Martínez (todavía sin el don ni el apellido Unda), además de los integrantes de las familias de la nobleza de la zona: los Amoraga (de Huete) y los Garrido (de Mazarulleque).
Por lo que respecta al modesto núcleo urbano de la localidad, todavía se recogen algunas referencias que detallan los nombres con el que se conocían algunas partes del municipio, pues además del camino real, podemos leer la existencia del barrio de los olmos, así como el callejón de las casas de Teresa Torrecilla, junto con lo que se llama como el barrio de arriba.
Entre la toponimia del término municipal, hemos recogido algunos nombres que a pesar de haber sido citados en artículos anteriores, creemos interesante volver a mencionar, por ser partidas del pueblo en los que el licenciado Alonso Mateo tenía bienes, siendo el caso de la nevera, el portillo blanco, la hoya palacio, el hoyo hondo, los campardales, el haza del cordero, la fuente verde, el recogedero de los gayubares, los gayubares altos, el hoyo pardo, los cuartales de Fuente Saceda, el vallejo de Valdecolmenas, los cermeñuelos, los villarejos, la fuente el pilar, el camino de la Canaleja, sin olvidar la zona por donde discurría el agua de la Hontanilla.
David Gómez de Mora
