La Iglesia Parroquial de San José y Santo Domingo de Silos de Caracenilla, es un claro ejemplo de esas construcciones que han ido creciendo y adaptando su planta a las modas de su tiempo, en la que se irían intercalando diferentes reformas que modificarán su imagen.
Sabemos por los libros de defunciones, como por fundaciones y testamentos de vecinos de la localidad, que este municipio a pesar de la escasa densidad demográfica con la que ha contado a lo largo de su historia, su metamorfosis arquitectónica no resultaría desde el punto de vista económico un inconveniente, pues conocida es la existencia de diferentes linajes de labradores que contaron con buena cantidad de recursos, y que evidentemente permitirán el desarrollo de este tipo de intervenciones.
Si nos fijamos con detenimiento en algunos elementos del referido templo, apreciaremos detalles que muchas veces pasan desapercibidos, pero que es indispensable analizar para tener una idea más completa sobre la evolución del principal edificio de la localidad.
Tanto en el flanco meridional como el que queda a poniente, podemos apreciar algunas incisiones en los sillares. Unos nos recuerdan la costumbre que tenían algunos vecinos al querer afilar sus cuchillos, bien para uso doméstico o por la creencia de que al entrar en contacto con un espacio sagrado, estos podían adquirir propiedades especiales, tal y como hemos averiguado según la creencia popular de esta zona, y que igualmente veremos extendida por otras partes de la península.
Llama nuestra atención el acceso por la zona sur, donde además de los elementos esculpidos que acompañan su puerta de madera con la clásica forma de cruz, esta se halla decorada con un bonito claveteado, que junto con su pomo globeado, permiten que esta parte del edificio adquiera un aspecto diferencial.
Si acudimos al flanco oeste, podremos ver cómo además de la antigua puerta románica orienta hacia el sur (y que es sin duda uno de los principales elementos más antiguos del edificio), tenemos también algunas cruces incisas sobre las piedras de los sillares, y que debido a su facilidad para trabajar, se esparcen en diferentes puntos de esa zona.
Analizando estas con detenimiento, apreciaremos que hay diversas tipologías.
En este sentido, sabemos que la finalidad por la que podían efectuarse respondía a varios motivos, pues como se ha indicado, las iglesias son lugares sagrados, y por tanto gozan de un atributo que no existirá en ninguna construcción de tipo civil.
Sobre las cruces grabadas en los sillares de las iglesias pueden realizarse muchas lecturas. Por un lado veremos que hay quienes creen que estas son un recordatorio para los feligreses de que estos van a entrar en un espacio sagrado, motivo por el que no será casual que muchas aparezcan alrededor de las puertas, lo que evidentemente indica que están dirigidas en concreto para aquellas personas que han de pasar junto a las mismas.
Otra función es la de no hacer olvidar al laico que este va a pasar dentro de un espacio, donde la señal de la cruz o santiguarse, es una forma de saludar a Dios, puesto que va a visitar su hogar.
Otra explicación es que esas cruces pueden ser el recordatorio de la antigua tradición de asilo que se desarrollaba dentro de los templos religioso, dándose cobijo nada más pasar sus paredes a aquellas personas que se veían perseguidas por las autoridades civiles, puesto que la justicia de Dios estaba por encima de cualquier cosa.
El nombre de esta acción se denominaba “acogerse a lo sagrado”, y es que no debemos de olvidar que la hospitalidad cristiana ha sido siempre un elemento que caracterizará los valores morales de la religión católica.
Por otro lado, conocidas han sido las costumbres y hábitos irrespetuosos de algunos vecinos, que obligaban a que hubiese de recordarse constantemente que alrededor de estos espacios no se lanzaran desperdicios o realizarse actitudes reprochables, razón que también podría explicar la presencia de estas incisiones en forma de cruz sobre algunas partes externas del templo.
Finalmente, si seguimos apreciando los detalles del edificio, veremos que hay una serie de piedras incrustadas, que siguiendo líneas, o incluso formas circulares a lo largo del flanco norte, sobresalen del revestimiento de sus paredes. Entendemos que su finalidad es meramente decorativa.
David Gómez de Mora