viernes, 6 de enero de 2023

El Corral de “l’Església Vella”

A una altura de 350 metros sobre el nivel del mar, con unas vistas espectaculares desde las entrañas de la Serra d’Irta, y todavía dentro del término municipal de Peñíscola (a escasos metros de los lindes con el de Santa Magdalena), encontramos los restos del “Corral de l’Església Vella”, un topónimo bastante alusivo, y que nos conduce hasta un tiempo que nos remonta al medievo, y del que todavía siguen existiendo más interrogantes que evidencias, sobre las que debemos seguir trabajando desde la historia local.

La zona en cuestión donde se emplazan los restos de esta construcción abandonada, se denomina con el nombre de “la mallada de la rabosa”, referencia que recuerda la presencia abundante de este cánido, y que tantos quebraderos de cabeza comportó a los ganaderos hasta no hace mucho tiempo, pues no eran pocos los daños que causaba su entrada en los corrales, razón por la que muchas veces los pastores habían de emplear cepos que protegieran los accesos donde tenían a sus animales resguardados.

Corral de l’Església Vella

Esta obra para uso ganadero, se ubica en un espacio donde antaño la explotación animal fue el recurso más demandado, pues la orografía del terreno y el suelo de baja potencia edáfica, hicieron que se alzaran construcciones de idéntica funcionalidad, tal y como veremos con el corral nou (también dentro del territorio peñiscolano).

Corral de l’Església Vella

Desde el corral de l’església se podía descender dirección hacia el mar por el sendero del Barranc de La Carrera, un topónimo muy indicativo, procedente del latín vulgar “carraria” (camino por donde puede pasar un carro), y que como sabemos sería empleado como zona de tránsito ganadero al poder bajar hasta el Mas del Senyor, enclave con presencia de agua, y por tanto indispensable en esa ruta de animales dentro de la sierra, donde sin necesidad de salir del término peñiscolano, los pastores podían explotar los recursos que sus montes ofrecían en abundancia.

La planta del referido corral es muy simple, siguiendo el clásico modelo de forma rectangular, que aprovechando la pendiente del terreno, posiciona su entrada en la zona baja, para que en momentos de lluvia esta se evacue mejor, teniendo a la vez su tejado a una sola agua. En su interior encontramos una zona cubierta que servía como paridera o cubierta, dividida en dos secciones, y que comunicaba con un patio también partido en otras dos zonas, desde donde el ganado podía entrarse y sacarse, y donde también se daba paso a la antes referida área cubierta, como otra zona cubierta, con entrada a los dos patios, desde el que se accedía a la casa del pastor. Una zona pequeña pero con cierto confort, pues disponía de una chimenea que calentaba rápidamente el habitáculo, así como dejaba un espacio para descansar y el respectivo aljibe en el que el inquilino se abastecía de agua.

David Gómez de Mora

davidgomezdemora@hotmail.com

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Profesor de enseñanza secundaria, con la formación de licenciado en Geografía por la Universitat de València y título eclesiástico de Ciencias Religiosas por la Universidad San Dámaso. Investigador independiente. Cronista oficial de los municipios conquenses de Caracenilla, La Peraleja, Piqueras del Castillo, Saceda del Río, Verdelpino de Huete y Villarejo de la Peñuela. Publicaciones: 25 libros entre 2007-2024, así como centenares de artículos en revistas de divulgación local y blog personal. Temáticas: geografía física, geografía histórica, geografía social, genealogía, mozarabismo y carlismo local. Ganador del I Concurso de Investigación Ciutat de Vinaròs (2006), así como del V Concurso de Investigación Histórica J. M. Borrás Jarque (2013).