A más de 600 metros de distancia de la Ermita de Sant Antoni, en dirección suroeste desde esta construcción, hallamos en una cota a 352 m.s.n.m., los restos de una estructura ganadera con una superficie de más de unos 430 metros cuadrados. Se trata concretamente de las ruinas de un corral, que dista a 20 metros de un pozo que reforzaba la disponibilidad de agua en esta explotación, y que se encontraba dividida en en tres habitaciones, que siguiendo una planta trapezoidal, ofrecía entre sus partes un espacio cubierto que guarecía al ganado, y a la que se le adjunta una casa para descanso del pastor, de escaso tamaño, pero con lo mínimo para poder pasar muchos días en su interior, estando encarada en el extremo meridional del edificio, teniendo su acceso orientado hacia el este.
Croquis del corral de la Mola. ICV
Esta explotación combinaba el cuidado de los animales (que bien podrían ser cabras o/y ovejas), con una zona agrícola que aprovechado el escaso terreno del que se dispone en esta zona de baja potencia edafológica, se abancaló para extraer los frutos de viñas, olivos y algarrobos (unos 5.500 metros cuadrados de superficie), y que complementaban en su conjunto la explotación que controlaba su propietario.
David Gómez de Mora