Las redes fluviales son importantísimas dentro de los estudios geográficos, especialmente cuando intentamos comprender que variables han influenciado histórica como estratégicamente en un lugar, al haber en ellas una serie de cuestiones de tipo económico como de otra índole que han influido directamente sobre el territorio en el que se encuentran.
El Arroyo Mayor o Río de Valdecolmenas de Arriba, es sin lugar a dudas el principal cauce que surca el término municipal de Villarejo de la Peñuela. Erosionando y dando forma al eje central del valle sobre el que se alza este pequeño municipio conquense, recibe los aportes de algunos barrancos, que dentro de su modesta aportación alimentan levemente su caudal, excepto en momentos de lluvias intensas, en las que la recepción de agua puede ser importante.
Por el flanco este de la localidad, bordea toda el área poblada el barranco que conocemos como Arroyo de Cabrejas, nombre alusivo al lugar en el que nace, por hallarse su punto de arranque en la zona alta de dicho puerto, en una cota cercana a los 1180 m.s.n.m., dentro del término municipal de Abia de Obispalía, desde donde luego se introduce en las tierras de Villarejo de la Peñuela, incorporándose afluentes de menor jerarquía fluvial como es el caso del Arroyo de Valmediano.
En realidad el Arroyo Mayor siempre fue la principal arteria que históricamente regaba las huertas del área deprimida del municipio. No obstante el Arroyo de Cabrejas al aportar un caudal discreto, pero medianamente regular, no solo sirvió para marcar un linde natural hasta el que podía extenderse el área poblada, sino también como una defensa natural, que a pesar de no gozar de gran envergadura, definía a largo plazo la planificación urbana de la localidad.
Ya dentro del actual casco urbano, veremos como entre el asfalto, se percibe el trayecto de antiguos cauces, hoy ya colmatados, y por los que únicamente discurre el agua en momentos de precipitación, buscando las aguas de escorrentía la pendiente natural que antaño se incorporaba al Arroyo de Cabrejas. Estos son en realidad los últimos colectores que aportaban una pequeña cantidad de agua en momentos de precipitación. Un par de modestas escorrentías pluviales que circulaban pendiente abajo desde la peñuela que dio nombre al municipio, tal y como evidenciarían las curvas de nivel. Como suele ocurrir en casi todos los casos, el aterramiento del terreno, las alteraciones y ampliaciones urbanísticas del lugar, así como otros elementos de índole antrópica como natural, alterarían un paisaje del que partirían los orígenes que llevaron a alzar sobre ese enclave un asentamiento del que hoy nos ha llegado un testimonio mutado.
Estas dos vías de agua marcaron el límite del Villarejo antiguo, de ahí que no sería descabellado definir que el espacio urbano conocido de la localidad, se ceñiría a lo que denominamos como el paleobarranco de la Iglesia (por circular junto a las inmediaciones de esta construcción), hasta la calle prado (por dentro de este viario), creando en su parte baja un espacio de confluencia e inundable, que se insertaba dentro de la misma ribera del Arroyo de Cabrejas, y que en su conjunto viene a definir la cerca que nosotros definimos como el casco antiguo del municipio.
David Gómez de Mora
Cronista Oficial de Villarejo de la Peñuela