A lo largo de estas tierras podemos ver diferentes poblaciones cuyo
núcleo embrionario obedece a diferentes motivos, así pues, enclaves
como Saceda del Río o Carrascosilla se adaptan a un camino o ruta.
Otras como Verdelpino lo harán sobre una trama planificada siguiendo
los cánones del urbanismo romano que tan en boga estuvo con las
fundaciones ex-novo que pretendían reforzar su posición en tiempos de la reconquista, como de la misma manera sobre viejos núcleos
urbanos, en donde ya existirían fortificaciones previas, y que se
adaptaron a los nuevos usos de un momento en el que lo importante era
aprovechar al máximo cualquier espacio heredado que permitiera una instalación rápida de sus gentes, todo con tal de organizar y
asegurar el control de ese punto.
Ni que decir como de importante fue el origen cristiano de muchos de
estos pueblos, en donde el factor estratégico y militar fue el
principal argumento con el que se reorganizaba el marco espacial
recuperado a los musulmanes. Estos municipios eran zonas rurales que
a pesar de su escasa dimensión, estaban en un lento pero continuo
cambio, una especie de crecimiento orgánico que poco a poco
permitiría la expansión de arrabales o barrios que iban
distanciándose de ese espacio originario.
No obstante, creemos que esto no siempre sucedería, ya que había localidades cuya ubicación junto a una zona de paso, era motivo más que suficiente para promover su asentamiento, aunque no se dispusiera de elementos funcionales desde la perspectiva militar. Creemos que dentro de este grupo podemos englobar los casos de Saceda del Río y Carrascosilla.
Factores naturales como barrancos, pendientes prolongadas y la
disponibilidad de vías de comunicación, marcaron el rumbo de muchos
de esos pueblos. La simplicidad desde la perspectiva de la investigación que nos ofrecen los asentamientos humanos que luego se convierten en pueblos pegados a caminos, se manifiesta en una evolución homogénea que se prolonga a lo largo de ese eje, con tal de cumplir su demanda demográfica.
Saceda era una población-camino, tal y como parece demostrarnos su trama. Un punto
estratégico, que como Carrascosilla, la arqueología nos recuerda su
papel como área de extracción de lapis specularis en época romana. No obstante, estos espacios no siempre dispusieron de facilidades para llevar a cabo una presencia permanente. Solo hemos de ver los problemas de despoblamiento que ya desde el siglo XVII se documentan en Carrascosilla, para entender que el posicionarse junto a un vial, no era siempre un seguro de vida con el que mantener mejor comunicado un asentamiento humano. Obviamente aquí entraría la calidad de ese circuito, como de los puntos conectados con el mismo, lo cual como sabemos en este último caso fue uno de los principales desencadenantes que llevó a su desaparición.
Por norma general la iglesia siempre se alzaba en una zona elevada de esa superficie, hecho que comprobamos también en ambos sitios, y a partir de la cual se esparce de forma lineal y paralelo a ese camino de acceso el parcelario urbano de la localidad. Podríamos decir por tanto que el edificio religioso y la orientación del camino que los comunica, es sobre el eje director a partir del que irán creciendo municipios de estas características.