Todavía existe un apellido en las tierras de Cuenca que se esparce por diferentes zonas del territorio castellano, y cuyo vínculo como veremos muchas veces nos conduce hasta la localidad de La Peraleja. Se trata del linaje de los Hernánsaiz, el cual aparece escrito de diferentes formas a lo largo de su historia, siendo este el caso de Hernán-Saiz, Herransaiz o Ferránsaiz (entre otras).
En una reseña de Fernández-Rabadán (2022), que leemos en su blog personal, dentro del artículo titulado “Repartimiento de 1430 en la ciudad de Huete y su tierra”, se nos indica que en el año 1430 el rey Juan II de Castilla solicitó a la ciudad de Huete y su tierra un empréstito por una cantidad de 6.000 florines. Una acción que motivó que se detallara un largo listado con los vecinos de cada lugar que participarían en este, y que como era obvio eran los mejor posicionados económicamente.
Siguiendo en orden de importancia los pagadores, leemos los nombres y apellidos de los siguientes peralejeros:
La mujer de Miguel Pérez, Pedro Fernández (hijo de Ferrán Sánchez), Pedro Sánchez Jarabo, Juan Sánchez Oregueno, Juan Sánchez Campanero, Juan Domínguez y Martín Domínguez.
De esta lista que hemos extraído del citado artículo, veremos algunos conocidos, como sucede con el segundo contribuyente más importante, un tal Pedro, hijo de Ferrán Sánchez, forma que compuesta es muy factible que diera posteriormente pie al apellido Ferránsaiz o Hernánsaiz. En ese caso, cabría pensar que si Pedro Fernández es citado como contribuyente en el año 1430, es porque su padre Ferrán o Hernán Sánchez ya sería un hombre que como mínimo pudo haber nacido durante la segunda mitad del siglo XIV, lo que nos llevaría casi a hipotetizar con la fecha de la formación del linaje.
“Siega”, de Domingo Muñoz y Cuesta. Hacia 1904. Óleo sobre lienzo, 89 x 130 cm., Museo del Prado
No olvidemos que precisamente será también en La Peraleja donde se producirá la génesis de otro apellido y que todavía sigue existiendo en la zona. Estamos refiriéndonos al de Benito, el cual gracias a un proceso de Inquisición nos describe con detalle el origen de esta genealogía familiar. El documento en cuestión se halla en el Archivo Diocesano de Cuenca, concretamente en un legajo catalogado con la referencia 249, nº3353. En el mismo se nos indica que Benito Saiz tuvo un vástago llamado Miguel de Benito, de quien nacerá su sucesivo descendiente Juan Benito.
Pero volviendo a los Hernán-Saiz, vemos como estos ya aparecen contribuyendo entre las familias principales del lugar, lo que tampoco nos resulta extraño si tenemos en cuenta que como los Jarabo y otros linajes que se citan en el documento -es el caso de los Campanero (posiblemente vinculados también con los integrantes de ese apellido que luego acabará fusionándose con los Vicente), o los Domínguez (y que también destacarán entre las familias acomodadas del lugar)-, revelan en su conjunto una vez más como funcionaban aquellos grupos de poder rural, y que prácticamente seguirán existiendo de manera ininterrumpida durante el trascurso de los siglos. Un fenómeno social que arranca desde los tiempos del medievo, en donde nos encontramos ante linajes que siempre se moverán en un ámbito municipal muy cerrado, en los que las asociaciones de labradores con recursos será una práctica habitual, transmitida y heredad de forma transgeneracional.
David Gómez de Mora
Cronista Oficial de La Peraleja