jueves, 14 de abril de 2022

La Mesta contra Caracenilla. El caso del despoblado de Uterviejo

En el siglo XVIII Uterviejo ya había desaparecido como pueblo. Un modesto enclave que previamente estaba formado por varias casas de labradores, dedicadas exclusivamente a la explotación ganadera y el trabajo de la tierra.

Recordemos que antaño muchas de sus fincas se hallaban bajo los dominios de algunas familias de la nobleza optense, estando arrendadas o trabajadas por jornaleros. Otras pertenecían a una serie de linajes nativos como ocurrirá con los Gascueña o los Jarabo, terratenientes del lugar que todavía durante los siglos XVI y XVII preservaban bastantes áreas de cultivo dentro del término municipal.

El pleito que enfrentaba al Concejo de la Mesta con los vecinos de Caracenilla comenzó una vez que Uterviejo quedó deshabitado. Recordemos que este lugar se encontraba anexo y dependiente de la villa de Caracenilla, compartiendo todavía durante su existencia ambos núcleos el mismo párroco.

Parece ser que los caracenillenses dehesaron y cerraron una parte del término de Uterviejo una vez que el lugar se despobló, aprovechando una franja de zona de pasto, sin solicitar permiso alguno para acotarlo y explotarlo. Tendremos por tanto un espacio que repentinamente se acabó privatizando, creándose un coto en el que solo podían transitar aquellos géneros trashumantes y personas que los vecinos de Caracenilla decidían.

Recordemos que a pesar de que Uterviejo tenía media parte de su término destinado a uso ganadero, los ingeniosos labradores de Caracenilla ante la falta de tierras por la necesidad de zonas de cultivo a las que les limitaba su modesto término, vieron en aquel espacio una posibilidad con la que incrementar el poder de una burguesía agrícola que afianzada en linajes como los León, Garrote, Alcázar, Pérez y demás, repartió su territorio en parcelas.

Sabemos que para el pleito se buscaron testimonios de buena reputación. Es por este motivo que Juan Antonio de Cuenca, en nombre del Concejo y Justicia de Caracenilla, sería el encargado de representar a su vecindario. En 1660 Uterviejo quedaba despoblado, por lo que la Real Hacienda arrendará las tierras del municipio a varias personas, sacando así rédito de su aprovechamiento.

Uterviejo. Imagen de www.turalia.blog/2014/12/uterviejo.html

Siguiendo una información que parte de una escritura otorgada en la villa de Madrid a cinco de mayo de 1731, se ratificaba que las gentes de Caracenilla, ya con anterioridad habían recibido un permiso de arrendamiento para las tierras de Uterviejo. Argumento que se intentaba demostrar a través de un documento transcrito por el escribano de raíces optenses, don Francisco Ceza y Ochoa, quien a 23 de agosto de 1728 comentaba que se habían seguido los pasos pertinentes para la consecución de tales usos. Según este relato, los caracenillenses comenzaron a trabajar muchas de aquellas tierras, no obstante, para ello hubieron de romper el prado de Uterviejo, cuestión que además molestaba a los labradores de Bonilla, pues estos ya tenían puestas sus miras en aquella zona antes del abandono definitivo del lugar.

La burguesía agrícola caracenillense albergaba muchos intereses en Uterviejo. Además de su proximidad, decisión no les faltaba, y es que solo hemos de recordar como los Garrote junto con los Alcázar y otras familias de su órbita social llegaron a plantar cara al mismo señor de Caracenilla. Cuestión que tampoco nos sorprende, pues como sabemos, escasas generaciones antes, ya se consolidó  un bloque de labradores económicamente acomodados, respaldados por familiares insertados dentro del clero, y que además contaban con buenas influencias más allá del área en la que residían de manera permanente. Recordemos que los León ya tenían una parte del control de las capellanías habidas en Saceda, mientras que los Alcázar hacían lo mismo en Verdelpino de Huete, sin olvidarnos de los Garrote, y cuyas propiedades a lo largo de la comarca eran una muestra más de su privilegiada posición.

Ahora bien, la Mesta evidentemente no aprobaba esa ocupación y consiguiente roturación de las tierras, pues se había cercado el acceso a todo el ganado foráneo que trascurriera por las inmediaciones de la cañada.

Finalmente la Mesta tuvo claro que se había “de condenar a dicha villa, su concejo y vecinos particulares en las mayores y más rigurosas penas”. De ahí que en un primer momento la sentencia dictaminó que los vecinos de Caracenilla eran los culpables e invasores de todos los pastos de Uterviejo, exigiéndoles que aquellas tierras quedasen abiertas y libres para el uso de los ganados bajo multas de 6000 maravedís por el vedamiento, además de otros 50000 por el rompimiento del prado.

David Gómez de Mora

Fuente:

* Archivo Histórico Nacional. Diversos-Mesta, 53, nº5. Autos del Consejo de Castilla sobre cerramientos y roturación en el despoblado de Uterviejo.

davidgomezdemora@hotmail.com

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Profesor de enseñanza secundaria, con la formación de licenciado en Geografía por la Universitat de València y título eclesiástico de Ciencias Religiosas por la Universidad San Dámaso. Investigador independiente. Cronista oficial de los municipios conquenses de Caracenilla, La Peraleja, Piqueras del Castillo, Saceda del Río, Verdelpino de Huete y Villarejo de la Peñuela. Publicaciones: 20 libros entre 2007-2023, así como centenares de artículos en revistas de divulgación local y blog personal. Temáticas: geografía física, geografía histórica, geografía social, genealogía, mozarabismo y carlismo. Ganador del I Concurso de Investigación Ciutat de Vinaròs (2006), así como del V Concurso de Investigación Histórica J. M. Borrás Jarque (2013).