domingo, 19 de mayo de 2019

Una cubierta bastante curiosa procedente de Piqueras del Castillo


En el fondo del Archivo Diocesano de Cuenca existe una joya manuscrita, y que podría ser sin lugar a dudas, una de las piezas más antiguas que se han conservado de la documentación que poseía la localidad de Piqueras del Castillo en su viejo Archivo Eclesiástico, hoy custodiado en los fondos del Diocesano de Cuenca.

Desde el primer momento, siempre nos llamó bastante la atención la portada que tiene el primer volumen de bautismos que se conserva del municipio, y que a pesar de que el mismo marca como fecha de inicio el año 1509, arranca en realidad con sus anotaciones a partir de 1559. Este se halla catalogado con la referencia de Libro I de bautismos de Piqueras del Castillo, P-2583.

Lo verdaderamente valioso de este libro, es la composición de su tapa, y que tras efectuar una solicitud a raíz de las investigaciones sobre genealogía familiar, nos percatamos del aspecto tan singular que poseía, pues lo cierto es que nada tiene que ver con las restantes que hasta la fecha habíamos consultado.

A simple vista parece que se trata de una vitela, que a falta de un estudio más detallado, contiene un texto separado en columnas, escrito con letra gótica y en latín. Entre su contenido apreciamos diversos elementos de carácter religioso, uno de ellos es un canto en el que se distingue la letra de “adjuva nos a deus salutaris noster”, tal y como se puede leer en la partitura que el artista representó de manera minuciosa. Desconocemos si podría ser una especie de misal o un pergamino que sirviera para la celebración de la liturgia cristiana.

Como decíamos, el material parece vitela, un tipo de pergamino fino pero a su vez resistente, que se obtenía de la piel de becerros que nacían muertos o que acababan de venir al mundo. Esta serie de documentos eran muy queridos, por el hecho de se podían trabajar muy bien por los copistas e iluminadores, además de que se reciclaban, como sería el caso del que nos referimos, pues protegían de modo satisfactorio las hojas manuscritas de papel.

Desconocemos si esta pieza se usó de tapa en el siglo XVI ó tiempo después sobre otra más degradada, ya que era habitual el aprovechamiento de este material para salvaguardar las hojas sobre las que escribían los párrocos, y que obviamente eran más susceptibles de resistir los agentes externos que las podían dañar. No obstante, la función se ha cumplido de manera satisfactoria, ya que más de cuatro siglos después, todavía puede consultarse la información de su interior, en donde se registran los bautismos de los Piquereños más antiguos sobre quienes tenemos noticias.

Además del texto distribuido en columnas, aparecen diversas ilustraciones, es el caso de letras mayúsculas que inician el comienzo de un párrafo, o algunas representaciones, una de estas oculta por un papel que marca la referencia del volumen, así como otra donde se aprecian los trazos de la cabeza de un animal rodeada por detalles geométricos, todos ellos sobre una cromática roja, azul y negra.

David Gómez de Mora

sábado, 18 de mayo de 2019

Familias con poder en Buenache de Alarcón durante la segunda mitad del siglo XVI


Los libros de defunciones son una fuente de información muy importante para esclarecer determinados aspectos sociológicos, sobre las familias que había residiendo en cada localidad. Sin lugar a dudas los datos que nos pueden proporcionar son curiosos, tales como el modo de celebración del funeral, las últimas voluntades del difunto, el pago de misas, el lugar de enterramiento dentro del templo, la fundación de vínculos, memorias perpetuas o capellanías, así como otros detalles de su testamento, siendo estas sólo algunas de las variables con las que los investigadores del ámbito local, podemos desentrañar muchas de las características que definieron el estatus de cada familia.

En el presente artículo nos gustaría tratar el caso de cuatro linajes locales, sobre los que hemos leído datos interesantes en lo que se refiere al primer volumen de difuntos de Buenache, y que abarca los años de 1571-1592.

Se trata de los apellidos Hortelano, Merchante, Pérez y Salonarde.

Sobre ellos ya hemos escrito algunas líneas, donde hemos comentado determinados aspectos que pueden ayudarnos a comprender un poco mejor como era la sociedad agrícola rural de un municipio como este, donde no nos cabe la menor duda que los labradores como otros oficios de ámbito gremial jugaron un papel importante incluso en lo que hoy denominaríamos la escala comarcal del territorio.

Por lo que corresponde al primero, sabemos que el linaje de los Hortelano está bastante diseminado, hasta el punto de que a finales de esa centuria, son varias las líneas del apellido que hemos observado. Nos interesan principalmente dos, puesto que atesoraron cierto protagonismo, lo que nos llevó a que las consideremos como unas de las más destacadas.

Entre los datos de las partidas de defunción leemos como Pedro Hortelano y su esposa María de Flores, tuvieron por hija a Catalina González de Hortelano, quien pagó en 1584 un total de 560 misas el día de su defunción. El mismo año, su hermano Pedro Hortelano manda un total de 1220 misas, que se repartirán entre Villanueva de la Jara, Buenache y Valverde. Poco después, y ya en 1586 falleció Cristóbal Hortelano -el viejo-, mandando un total de 200 misas (éste era el marido de Juana Díaz) y familiar de los anteriores. El referido Cristóbal dejó por descendencia una de las líneas más importantes de este linaje, además de mandar 300 misas y crear una memoria perpetua que recaería sobre su hijo de idéntico nombre y apellido.

La familia Hortelano se dedicó a las labores agrícolas, aunque también se les designa como mercaderes. Y a falta de documentación más detallada que nos informe del marco económico sobre el que se movían, existen en el fondo de la Inquisición datos de sumo interés en donde se vislumbra su implicación en la venta de producción, relacionada con textiles y otros tipos de paños.

Otro de los linajes es el de los Merchante, quienes ya se habían posicionado durante la primera mitad del siglo XVI entre una de las casas destacadas de la localidad. Por un lado habían entroncado con labradores, es el caso de los Carnicero o Saiz-Carnicero, e incluso con otras familias de la nobleza territorial, como sucederá con los Espinosa. A partir de ahí sus movimientos se centrarán en medrar a través de alguna familiatura, como la que poseyó el referido Pedro Merchante, quien no olvidemos además de mandar 444 misas, efectúa varios donativos a la iglesia, sin olvidar la creación un patronazgo para su hijo Felipe Merchante, que se fijaba sobre una producción total de 100 almudes.
 
Precisamente una de las familias con la que los Hortelano establecen lazos estrechos es con la descendencia de estos Merchante. Ambos ejercerán el control de varias alcaldías años después, así como incluso contralarán la escribanía de Gascas mediante la figura de Alonso Merchante.

Genealogía de las familias Hortelano y Merchante. Genealogía familiar (elaboración propia).

Otro de los apellidos con más historia en este municipio es el de la familia Pérez. Un linaje local que también pretendió proyectarse a través del clero, y que comprobamos en el proceso del Bachiller Pérez y Pérez, de quien en el Archivo Histórico Nacional se conserva una gran cantidad de información, a raíz de los muchísimos testigos que declaran en relación a las averiguaciones de limpieza de sangre que se habían efectuado sobre su familia. Concretamente se trata de un Expediente de información genealógica para admisión a beca en el Colegio Mayor de San Ildefonso de Alcalá de Henares de Alonso Pérez Pérez Rubio Sáiz, y que como ya advertimos en un artículo anterior no tiene desperdicio.

Genealogía de los Pérez de Buenache (apuntes de la genealogía familiar). Elaboración propia

El bachiller Alonso Pérez (clérigo), falleció en 1599, mandando un total de 400 misas, dejando una fiesta el día de San Gerónimo (nombre de su sobrino), además de solicitar una misa de por vida semanalmente en su memoria. Éste se enterró en la sepultura de su madre, María Pérez. Creó además una capellanía y una memoria perpetua. Nosotros lo consideramos como una de las personas más influyentes y poderosa del Buenache de finales del siglo XVI, y es que no olvidemos que por aquellas fechas su familia aglutinó bastante poder. Tanto es así, que de nada sirvieron las acusaciones en las que salieron a la palestra sus antepasados conversos.
 
Por otro lado, el primo de su madre, el señor Juan Pérez (marido de Catalina Pérez Pastor), también gozaba de buena posición. Murió en 1621 y creó una memoria perpetua, mandando ser enterrado en la sepultura de los Pérez, que era donde descansaban tanto los cuerpos de su padre como esposa.

El linaje de los Pérez supo proyectarse de modo satisfactorio, de ahí que sus relaciones con la familia de los Parra, y que por aquellas fechas ya ponían sus miras más allá del marco comarcal, pudieron ayudarles a adquirir un estatus que fortalecía su posición en el ámbito local. Del mismo modo nos parecen interesantes el resto de familias que entroncarán con ellos, puesto que en muchos de los casos gozarán de buena posición, así como curiosidad, Quiteria Saiz (esposa de Martín Pérez), tras fallecer en 1587, funda una memoria perpetua que recaerá sobre uno de sus hijos, además de realizar una manda de 200 misas.

Para cerrar este bloque, nos resultaría imposible obviar otra familia, que ya desde esa época comenzó aglutinando un poder destacado, y que en generaciones posteriores superó con creces la riqueza de las élites que se movían en el marco local. Ese será el caso de los Salonarde, y que en diferentes artículos hemos ido estudiando durante los dos últimos años.
Los Salonarde aprovechando el patrimonio animal que fueron adquiriendo, así como sus enlaces con linajes de la ganadería de Buenache y Barchín, fueron mejorando su situación económica.

Si los Hortelano, emparentados con los Merchante, buscaron el Santo Oficio como un modo de proyección, o los Pérez, alineándose con los Parra, hicieron en cierto modo una estratagema similar, los Salonarde optarán por una jugada completamente diferente, que les apartará de las políticas locales y el círculo eclesiástico, llevándoles a la gestión de los animales, además de las tierras de labranza, lo que les comportó una fuente de ingresos que ayudó sociológicamente a su medraje en cuestión de escasas generaciones.

La familia Salonarde entroncó con la casa de los Rubio, otro linaje asentado en Buenache, y que de acuerdo a las informaciones que se invocan en el proceso del antes referido Bachiller Alonso Pérez (puesto que era también descendiente de los mismos), les llevaban hasta la localidad de Valera de Abajo, donde según los testimonios recogidos eran de las casas principales del lugar.

En el caso de Benito Salonarde sabemos por ejemplo que éste manda como última voluntad que su cuerpo descanse en la sepultura de su madre, Juana Rubio. Además, para no perder la costumbre, registró una cláusula de memoria perpetua que ya dejó fundada su padre Miguel Salonarde, con cargo de una misa el día de San Agustín sobre un cebadal que recaerá sobre su hijo mayor Julián Salonarde.

Siguiendo nuestras anotaciones, vemos que este Benito Salonarde (fallecido en 1590), casó con María de la Osa, hija de Miguel de la Osa y Olaya Gascona, vecinos precisamente de Barchín, y cuyo linaje estaba sumido en la economía ganadera. Sobre ellos ya ha realizado alguna referencia Ignacio de la Rosa, cuando nos comenta el conflicto entre ganaderos y labradores de Navodres, en relación a los intereses que se disputaron entre los propietarios de animales y los agricultores, vinculantes por la roturación de tierras. No es tampoco casual que otro de los matrimonios de aquellas fechas fuese el celebrado entre Simón Salonarde y Quiteria Isabel de Xábaga, ella también procedente de una familia de Barchín implicada en el conflicto. Curiosamente los Salonarde tiraban hacia Barchín, en busca de alianzas, que beneficiaran su estatus.

David Gómez de Mora


Fuentes:

- Archivo Diocesano de Cuenca. Libro I de defunciones de Buenache de Alarcón (1571-1592), Sig. 24/37, P. 585

- Archivo Histórico Nacional. Expediente de información genealógica para admisión a beca en el Colegio Mayor de San Ildefonso de Alcalá de Henares de Alonso Pérez Pérez Rubio Sáiz, 1587, Universidades, 533, exp. 4

-De la Rosa Ferrer, Ignacio (2008). Navodres en Barchín del Hoyo o las limitaciones de la roturación de nuevas tierras. En historiadelcorregimientodesanclemente.blogspot.com

davidgomezdemora@hotmail.com

Mi foto
Profesor de enseñanza secundaria, con la formación de licenciado en Geografía por la Universitat de València y título eclesiástico de Ciencias Religiosas por la Universidad San Dámaso. Investigador independiente. Cronista oficial de los municipios conquenses de Caracenilla, La Peraleja, Piqueras del Castillo, Saceda del Río, Verdelpino de Huete y Villarejo de la Peñuela. Publicaciones: 20 libros entre 2007-2023, así como centenares de artículos en revistas de divulgación local y blog personal. Temáticas: geografía física, geografía histórica, geografía social, genealogía, mozarabismo y carlismo. Ganador del I Concurso de Investigación Ciutat de Vinaròs (2006), así como del V Concurso de Investigación Histórica J. M. Borrás Jarque (2013).