sábado, 31 de agosto de 2019

Breves notas heráldicas sobre los Chavarrieta


Durante estos últimos años hemos ido conociendo el origen de algunos linajes vascos que fueron asentándose en la tierra de Cuenca, con especial intensidad a partir del siglo XVI. Uno de estos fue el que ahora mismo nos ocupa, y que ya ha sido estudiado por Santiago Granero, Sebastián Hernández de Luján, Juliana Toledo Algarra (especialmente de manera detallada en su obra sobre los protocolos de Motilla del Palancar), así como también por el historiador Ignacio de la Rosa.

El paso por tierras manchegas de los Chavarrieta arranca a inicios del siglo XVI, cuando Pedro López de Chavarrieta, junto con otro compañero se desplazaron hacia el sur para trabajar como canteros. Pedro llegaría a Mota del Cuervo, donde casaría con Elvira Sánchez de Manjavacas, y ya haría alarde de su pertenencia al ámbito nobiliario, al tratarse de hidalgo vasco.

A través de las referencias genealógicas que se han ido extrayendo de este linaje, sabemos que el citado Pedro López de Chavarrieta era hijo de Sancho López de Chavarrieta y de su esposa María de Chavarrieta, así como a su vez nieto paterno de Sancho López de Elexalde y María Ortín. Como indica Ignacio de la Rosa (2018), la procedencia de su linaje, se hallaría en la casa solariega de Elexalde, en la anteiglesia de Ispaster, en la merindad de Busturia.

Palacio rural de los Ormaegui de Ispaster. H.A.P.O. (2018), Katalogo-Inbentarioa. Ispasterko Udala.

Por ahora no sabemos si Sancho (el esposo de María Ortín) usaba unas armas diferentes a las que llevaría su descendencia, pues el apellido Chavarrieta comienza a ser empleado por su hijo, de modo que el escudo y apellido que veremos generaciones después será identificativo de este, y no del Elexalde. Emblema heráldico caracterizado por un árbol junto con un par de lobos que portan unos corderos en sus bocas ensangrentadas.
 
Ahora bien, si nos dirigimos hacia la cuna de los Chavarrieta, veremos como en una de las casas solariegas de la población de Ispaster, cuelga sobre sus paredes el mismo emblema heráldico que esta familia portaba en Motilla. Obviamente tanta coincidencia no es fruto del azar, de ahí que la referida vivienda palaciega debería guardar alguna vinculación con los representantes asentados en tierras conquenses.

En esta residencia (y que es la que hemos acompañado en la fotografía superior), vemos unas armas muy bien labradas, y que se identifican con la fachada del Palacio rural de los Ormaegui, un casona renacentista que según parece se edificó a principios del siglo XVII. Allí, sobre la cara principal de la casa, puede apreciarse un escudo casi idéntico al de los Chavarrieta de Motilla, y que como comentábamos decían descender de este mismo lugar.

Sobre la leyenda que tiene esculpida, existe una transcripción que hemos consultado en el trabajo de “Ipazter”, elaborado por Augustin  Zubikarai  y Juan  Fernandez  Egiguren (1987, 102), en donde sus autores reproducen el texto que se adjunta dentro del escudo, y donde reza lo siguiente:

“Estas armas de Vizcaya son  las que tiene  por suyas Judariaga  Ormaegui  como hijo legítimo y natural de Ella y las mandó poner en esta su casa y solar infanzonado  Ormaegui  como dueño y Señor  tronquero  descendiente de ella en el año de 1610”.

 
Imagen del escudo del Palacio de los Ormaegui. H.A.P.O. (2018), Katalogo-Inbentarioa. Ispasterko Udala.

Partiendo de la coincidencia de las armas de los Chavarrieta de Motilla con este ubicado en su lugar de origen, nos planteamos varias cuestiones. Una es si estos Ormaegui, pudiesen tener antepasados vinculados con algún miembro de la misma casa de los que habían establecidos en Motilla. Eso o que directamente los Ormaegui y Chavarrieta emplean idéntica heráldica por un parentesco común que existía entre ambos.

Fuese de cualquiera de las maneras, la cuestión es que los Chavarrieta utilizarán en Motilla la heráldica que al mismo tiempo habrá colgada en una de las principales casas del lugar de origen de donde ellos mismos procedían. Como nota y para finalizar, no olvidemos que Ispaster se compone de un total de 12 barrios, entre los que están el de Kurtxiaga (donde se encuentra el palacio referido), así como el de Elexalde, cuna de los Chavarrieta, de ahí que la proximidad y comunicación entre estos lugares harían muy factible pensar que los Ormaegui de Kurtxiaga guardarían nexo genealógico con la familia instalada en Mota del Cuervo.

 
Armas de los Chavarrieta en la calle Don Andrés, nº4 de Motilla del Palancar. “Y en la primer foja (de la ejecutoria de hidalguía) las armas de los dichos que son un escudo con su zelada y en él en campo azul un árbol y al pie dél en campo berde dos lobos con dos corderos en las bocas ensangrentadas y seis leones por orla en campo leonado”. Foto de Sebastián Hernández de Luján (De la Rosa, 2018).



David Gómez de Mora


Bibliografía:

* H.A.P.O. (2018), Katalogo-Inbentarioa. Ispasterko Udala. 

* De la Rosa Ferrer, Ignacio (2018), Pedro López de Chavarrieta, cantero e hidalgo. En: historiadelcorregimientodesanclemente.blogspot

* Toledo Algarra, Juliana (2014). Protocolo Notarial de Motilla del Palancar 1538-1891. Eurográficas S.L.L. 2014

* Zubikarai, Augustin  y Fernandez  Egiguren, Juan (1987). Ipazter. Edit. Gaubeka Irarkola Gernika

El origen de los Lizcano en el área de Buenache de Alarcón y Piqueras del Castillo


* Agradecimientos a Guillermo Fernández Rabadán por la referencia documental de la ejecutoria de hidalguía y a Ignacio de la Rosa Ferrer por su ayuda en materia paleográfica.

Corrían los primeros años del siglo XVI, cuando en la localidad de Buenache de Alarcón aparecieron dos vascos procedentes de Torrejón de Velasco (Madrid), se trataba de Juan de Urreta de Lezcano y su padre de mismo nombre.

No sabemos a ciencia cierta que pudo traerlos hasta aquí. Se trataba de un flujo migratorio que por cuestiones de índole económica se convirtió en una constante especialmente durante aquella centuria. Sólo sabemos que los Lezcano (también denominados como Lizcano y Lazcano en las diferentes partidas parroquiales), estrecharon lazos con el Señor de Buenache de Alarcón, fenómeno que se desprende de las diferentes referencias que interpretamos a partir del primer tomo de bautismos de esta localidad.

Ignoramos si la llegada de los Urreta debía explicarse por la destreza que como canteros u otros oficios de tipo mecánico poseían, pues siempre se ha destacado la habilidad con la que venían preparados en esta materia las gentes procedentes del norte, y que tanto valoraban los miembros de la nobleza cuando habían de adecuar o construir sus viviendas, así como los representantes del ámbito eclesiástico en el momento de trabajar tanto por fuera como por dentro sus templos. Al respecto tenemos referencias de finales de la segunda mitad del siglo XVI del primer Lizcano que hay en Piqueras, se trataba de Antón de Lizcano, y cuyo oficio era precisamente el de ebanista.

Fuese de cualquiera de las maneras, bien como artesanos u hombres de armas, creemos que Juan de Urreta de Lezcano pudo estar sirviendo al Señor de Buenache. Recordemos que por aquellas fechas los Alarcón dominaban el Señorío de este lugar desde teóricamente finales del siglo XIV, pues fueron sus primeros propietarios. Algo parecido sucedía en la vecina localidad de Piqueras del Castillo, donde Garci Ruiz de Alarcón, III Señor del lugar, había conseguido su propiedad tras celebrar sus esponsales con Guiomar de Valencia, fusionando así en una misma línea el Señorío de Albaladejo que le caía por su padre, junto con el de su esposa, y que le venía por su suegro Don Juan de Valencia.

En aquel espacio geográfico dominado por los Alarcón, parece que los Lizcano se sentirían a gusto, de modo que en cuestión de escaso tiempo, supieron medrar y mejorar su estatus social. Sólo hemos de ver como en 1522 Juan de Urreta de Lezcano se encuentra en Buenache como un vecino más que está registrado en el padrón de pecheros, para que décadas después éste consiguiera reconocida su entrada como miembro del estado noble.

Urreta baserria. Baserri de los Urreta, ubicado en las afueras Albiztur, tal y como se menciona en la ejecutoria de Juan de Urreta de Lezcano. Fotografía de Zesar, en: es.wikiloc.com/rutas-mountain-bike/tolosatik-albizturrera-mendibideak-arakatzen-13617510/photo-8423736

Juan presentó sus probanzas en 1553, hasta que finalmente la sentencia de hidalguía se le reconocería en 1564. Desde el primer momento en su familia eran conscientes de los apellidos que portaban, pues sabían que debían de tirar de los que le otorgaban cierta solera, a pesar de recaer por la línea de mujer. Estos eran los que Juan tenía de su madre por la línea de los Lezcano, así como el de los Urreta a través de su bisabuela paterna.

Apellidos que siguiendo la costumbre del norte, pesaban tanto o más como los que le venían por la línea de varón. No obstante, poco o nada había que objetar, si tenemos en cuenta que ambos eran en realidad los que daban la seña nobiliaria al linaje, ya que llevaban aparejada la hidalguía universal que tanto vizcaínos, como en su caso guipuzcoanos, les permitía adquirir aquel privilegio.

Así lo supo ver tanto él, como sus hijos y nietos, quienes irían intercalándolos, dándole con el tiempo preferencia al de Lizcano, el cual mutará en ocasiones la vocal de su primera sílaba, bien por una “e”, así como por una “a”.

Del matrimonio entre Juan y Luisa Ximénez nacerían varios hijos que hemos documentado por el tomo primero de bautismos de Buenache, se tratará de Juan, Martín y Pedro. Éste último, casará con Catalina de Moya en 1560, y de dicho matrimonio surgirán más de media docena de hijos, desde donde se extenderá el adn de la familia por la localidad durante siglos y siglos a través de un conjunto de líneas genealógicas muy precisas.

Por aquellas fechas, los Lizcano ya habían emparentado con familias bien asentadas, y esto lo veremos tanto en el caso de Piqueras, donde entrado el siglo XVII estarán ocupando alcaldías, regidurías y cargos de responsabilidad, así como notablemente en Buenache, donde eran miembros del estado noble.

Ahora bien, ¿Cuál era el origen que señala su ejecutoria de hidalguía?, ciertamente antes de llegar hasta Euskadi, habría que hacer un alto en las tierras de Madrid, concretamente en Torrejón de Velasco, donde la familia estuvo asentada previamente, lo que les permitió dejar una variada descendencia.

Fotografía aérea de Albiztur (Guipuzkoa). En: lurrakstudio.com/gallery/picture.php?/19883/categories

El padre del hidalgo bonachero, era Juan de Urreta, y éste había casado con Juana de Lezcano. Desconocemos si vino ya con su esposa desde las tierras del norte, pues su padre, Machín de Urreta, marido de María Marín, fueron junto con un tío suyo los primeros en establecerse en la localidad cercana a la villa de Madrid, por lo que ya pudo nacer en Torrejón.

Ahora bien, Machín y su hermano, si sabemos que partieron del norte, concretamente de las tierras de Guipuzkoa, desde una aldea que dista a una media docena de kilómetros de la ciudad de Tolosa, conocida con el nombre de Albiztur.

Albiztur se encuentra documentada como mínimo desde 1384, momento en el que se anexiona a Tolosa por ser el principal foco de atracción geográfica de esa zona. La aldea se halla en la cabecera del Valle de Salubita, un espectacular espacio frondoso moldeado por el río Igaran. Un entorno de una belleza impresionante, asentado entre bosques y pastos de un verde intenso, que le dan a su paisaje unas características muy singulares. Como antes decíamos, desde 1384 sabemos que en la aldea de Albiztur se habla de la presencia de mujeres en los contratos de vecindad guipuzkoanos, tal y como nos indica Díez de Salazar.

Una sociedad donde la mujer jugó un papel importante más allá del rol familiar. Así lo veremos en el caso que nos ocupa, cuando Machín de Urreta, y otro de sus hermanos toman el apellido de su madre Marina y que estaba casada con Martín Miguelez, padre de sus tres hijos. En este caso el linaje materno era destacado, ya que la familia cuando emigró supo que este sería vital si deseaba que se le reconociera su privilegio de nobleza. Marina de Urreta era natural de Albiztur, y ella acabó heredando de sus padres la casa solariega del linaje familiar, y que pasa a describirse en la ejecutoria de hidalguía de su biznieto a mediados del siglo XVI:

“que el dicho lugar de Albiztur jurisdiçión de la villa de Tolosa y en un alto hazia una sierra desviada de la yglesia del dicho lugar como tres o quatro tiros de ballesta que hera una casa antigua hecha de cantería e tabla según hera uso de la tierra e que tenía sus términos en aprovechamiento rredondo conoçido y apartado donde thenía sus heredades”.

El apellido Urreta llevaba aparejado el orgullo de pertenencia a un linaje vasco, además de la vivienda solariega de la familia, y que siguiendo con las tradiciones, recayó por herencia para el primogénito de los hijos de Martín y Marina, Miguel, el hermano mayor de Machín y Juancho, quienes marcharon hacia Torrejón.

Tronco originario de los Urreta de Lezcano. Genealogía familiar (elaboración propia).

De acorde a la descripción precisa que nos da el documento de la Real Chancillería de Granda, los tres o cuatro tiros de ballesta (cada uno equivalente a unos 300-350 metros de distancia), nos sitúan todavía hoy a poco más de un kilómetro de distancia de Albiztur en dirección Este, en lo que se conoce como el Baserri de los Urreta, un bonito caserón de piedra, donde antaño convivirían los miembros de la familia, y que como era costumbre, desarrollaron su día a día sobre una explotación ganadera y agrícola, tan característica del sistema de producción de esta área geográfica. Sobre la parte superior del balcón central que hay encima de la puerta de entrada se presencia un escudo de armas.

No sabemos desde cuando estaría asentada Marina, pero por las fechas en las que nos movemos no nos cabe la menor duda de que sus padres ya residían en el lugar desde el siglo XIV, momento en el que ya aparece la primera referencia documental que cita Juan Carlos de Guerra (1928, 274), al referirse a que en uno de los padrones históricos de las familias pobladoras de Guipuzkoa, se hace una mención alusiva a un Martín Miguelez de Albiztur, hijo de Miguel Martínez de Beeitia, quienes eran vecinos de Tolosa en el año 1346, no siendo descabellado pensar que algo tuvieran que ver con el esposo de Marina.

Valgan pues estas líneas como una modesta aportación que conecta la relación histórica entre este apellido de los valles de Guipuzkoa con la franja meridional de la Mancha Conquense.


David Gómez de Mora


Biblografía:

* Archivo Diocesano de Cuenca. Libro I de bautismos de Buenache de Alarcón, años 1513-1561.

* Archivo de la Real Chancillería de Granda, (1564). Real Provisión de ejecutoria de hidalguía de Juan Urreta de Lezcano.

* Díez de Salazar y Fernández, Luis Miguel (1983). “La mujer vasco-navarra en la normativa jurídica (s. XII-XIV)”. (Actas II Jornadas de Investigación Interdisciplinaria), Las mujeres medievales y su ámbito jurídico. Madrid: Universidad Autónoma, 1983, pp. 95-114.

* (de) Guerra Barrena, Juan Carlos (1928). Ensayo de un padrón histórico de Guipúzcoa: según el orden de sus familias pobladoras. Original de la Biblioteca de Koldo Mitxelena Kulturunea, Diputación Foral de Gipuzkoa.

* Gómez de Mora, David (2018). Las élites de Buenache de Alarcón siglos atrás. Notas personales y apuntes geográficos. En: davidgomezdemora.blogspot.com


Imágenes:

* es.wikiloc.com/rutas-mountain-bike/tolosatik-albizturrera-mendibideak-arakatzen-13617510/photo-8423736

* lurrakstudio.com/gallery/picture.php?/19883/categories

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Profesor de enseñanza secundaria, con la formación de licenciado en Geografía por la Universitat de València y título eclesiástico de Ciencias Religiosas por la Universidad San Dámaso. Investigador independiente. Cronista oficial de los municipios conquenses de Caracenilla, La Peraleja, Piqueras del Castillo, Saceda del Río, Verdelpino de Huete y Villarejo de la Peñuela. Publicaciones: 20 libros entre 2007-2023, así como centenares de artículos en revistas de divulgación local y blog personal. Temáticas: geografía física, geografía histórica, geografía social, genealogía, mozarabismo y carlismo. Ganador del I Concurso de Investigación Ciutat de Vinaròs (2006), así como del V Concurso de Investigación Histórica J. M. Borrás Jarque (2013).