viernes, 27 de junio de 2025

El palacio de los Señores de Villarejo de la Peñuela

Entre las construcciones más emblemáticas de la historia de Villarejo de la Peñuela, resulta imposible no mencionar la que fue su antiguo palacio señorial, alzado por los integrantes de la familia Coello de Ribera. Este espacio residencial, creemos que tendría sus raíces en una construcción anterior, de la que tan solo podemos especular, por tener este linaje ya los dominios del lugar desde la primera mitad del siglo XIV.

Por ahora conocemos algunas imágenes que recuerdan el estado de ruina en el que se encontraba durante la segunda mitad del siglo XX, así como algunas referencias que nos sirven para recrear parte de su aspecto, y que ya esbozó en su día el archivero conquense Dimas Pérez Ramírez, a través de un artículo, en el que indica las siguientes reseñas: 

Era “todo él de sillería, con planta baja y principal, no muy lejos de la iglesia parroquial de Villarejo. Elegante como la portada, que después describo, era el patio central, recuerdo todavía en estas casas castellanas del impluvium de la vivienda romana. En los ángulos de la fachada principal podían verse sendas torretas, donde se situaba más como signo de poder que como auténtica defensa, la ligera artillería de un par de culebrinas. En otro ángulo interior del edificio estaba la capilla de los señores. Y en el flanco derecho un jardín o solarium, al cual daba acceso desde el palacio un hermoso arco de medio punto”1 (Pérez, 8-9).

Sobre el escudo del palacio, Dimas Pérez ya señala que fue trasladado a la Venta de Cabrejas. Por nuestra parte, en un anterior trabajo, comentamos cuáles eran los emblemas de las familias que lo conforman. En el primer cuartel apreciamos el escudo de los Coello, mientras que en el segundo estaría el de los Sotomayor. En el tercero nos encontramos con el de los Zapata, mientras que en el cuarto las armas de los Carrillo de Mendoza.

Recordemos que los Condes de la Ventosa y Señores de Villarejo de la Peñuela, junto otros lugares, fueron don Pedro Coello de Ribera y de Zapata (hijo de don Fernando Coello de Ribera y doña Luisa Zapata), así como su esposa y con la que casó a principios del siglo XVII: doña Constanza de Sandoval y Coello (esta hija de don Juan de Sandoval Carrillo de Mendoza y Sotomayor y doña Luisa Coello de Mendoza).

Respecto a la referida portada que tenía esta construcción, y que hoy se encuentra en la ciudad de Cuenca, apreciamos que la entrada estaba formada por un bonito arco de medio punto sustentado en pilastras y flanqueado por columnas dóricas, sobre plintos que soportan un friso decorado a base de triglifos y métopas. También vemos esculpido el característico león rampante con ocho cruces de Calatrava, y que debemos adscribir al linaje de los Coello. 

En Villarejo todavía pueden presenciarse otros restos del edificio, como son las ventanas con su alféizar, además de algunas ménsulas que hay reaprovechadas en un par de casas de la localidad. El uso que los señores le darían a este palacio, desconocemos si era permanente, en temporadas o de forma ocasional.

Cierto es que las posibilidades que ofrecían los montes que controlaban en la zona, y que se extendían por el entorno de Villarejo de la Peñuela, como los hoy despoblados de Cabrejas y Valmelero, invitan a pensar en que estos disponían de un amplio espacio de terreno, que además de explotar para su beneficio económico, les reportaría grandes jornadas de actividad cinegética.

Así pues, la toponimia todavía nos recuerda como a lo largo de esta franja montañosa de los Altos de Cabrejas, había disponibilidad de una amplia gama de especies animales, que con toda seguridad, atraerían a sus antiguos señores a practicar el noble arte de la caza. Igualmente, la construcción de este tipo de espacios residenciales, estaba cargada de un enorme simbolismo, que consolidará el prestigio e imagen que los señores querían trasmitir a sus vecinos.

Portada del palacio

Aquello representaba todo un ejemplo y manifestación de su autoridad, además de con su arquitectura, simular incluso un uso defensivo. De la misma forma, Villarejo está posicionado en un lugar estratégico entre dos de las principales ciudades de la actual provincia, y que ya por aquellos tiempos eran los núcleos poblacionales más importantes de la zona (Huete y Cuenca).

Escudo de los Coello en la decoración de la portada del palacio

Igualmente, además de esas jornadas ociosas que podían permitirse sus señores, los veríamos también desempeñando obligaciones de control y administración de sus bienes. Tengamos en cuenta que la aparición en los libros parroquiales de los integrantes de esta casa recibiendo diferentes sacramentos, son el reflejo de la existencia de un lazo muy estrecho con la localidad en la que alzaron su vivienda palaciega.


David Gómez de Mora

Cronista Oficial de Villarejo de la Peñuela


Referencia:

*Pérez Ramírez, Dimas (1978). “Los señores del Villarejo de la Peñuela y su Palacio renacentista”, revista Cuenca, nº13, pp. 5-19  

Santiago Apóstol y Piqueras del Castillo

La devoción hacia Santiago Apóstol en Piqueras, ya se arrastra desde los primeros momentos en los que tenemos referencias escritas de su parroquia. Cierto es que a lo largo de la historia de esta localidad, apreciaremos el fervor religioso de sus habitantes, hacia determinadas advocaciones, que harán que el santoral local sea diverso, a pesar de que solo tengamos una Iglesia Parroquial.

Respecto al caso que nos ocupa, llama nuestra atención como en el calendario festivo del municipio, dos de las fechas más señaladas, son tanto la que engloba la denominada como fiesta de los mayos, así como la que en muchos lugares de España rememora a Santiago el hijo de Zebedeo.

Es importante realizar una serie de matices respecto al caso de Piqueras, ya que consultando su documentación, apreciaremos que su templo tiene como advocación principal a Santiago Apóstol. Como sabemos, existen dos apóstoles llamados Santiago, el Mayor y que también representa la figura de Santiago Matamoros, así como el Menor. El primero era hijo de Zebedeo, mientras que el segundo de Alfeo.


Iglesia parroquial de Piqueras del Castillo (google earth)

Si seguimos la tradición que se ha mantenido hasta nuestros días, la advocación del templo está relacionada con la imagen del Apóstol hijo de Zebedeo, algo que corrobora la cruz procesional, como la imagen que hace unos años se le dedicó en la Iglesia, ya que en ambas aparece representado Santiago recordando su famosa aparición en la Batalla de Clavijo.

Ahora bien, si analizamos la documentación parroquial de varios siglos atrás, podemos comprobar que en las diferentes visitas pastorales que se efectuaron al templo durante la segunda mitad del siglo XVII, no hay una definición detallada de cuál de los dos apóstoles es el que tiene la iglesia por advocación. Algo a priori sin importancia, si tenemos en cuenta que por el Apóstol o incluso la mención sin detalles que veremos de “San Santiago”, se entiende que se refiere al hijo de Zebedeo. No obstante, en el referido libro de cuentas de fábrica, veremos que también llega a citarse en alguna ocasión a este como Santiago el menor.

Podemos pensar que ello se debe a un error en el momento en que se escribió esa referencia, no obstante, tampoco habría que descatar que el Menor gozara de popularidad en el pueblo, a pesar de que como sabemos el hijo de Zebedeo es el que veremos representado en los diversos elementos del templo.

Es importante partir de que el patronazgo, como los atributos con los que se representan ambos Santiagos son diferentes, falleciendo además con una diferencia de dos décadas, al margen de que se engloben en un mismo periodo histórico.


Referencias de la Iglesia Parroquial de Piqueras del Castillo en el libro de cuentas de fábrica de los años 1658-1699 (ADC, P-2581)

La idea que se mantiene hasta el momento a tenor de lo que hemos comentado, es que el “San Santiago” que se cita en la documentación, es el Apóstol hijo de Zebedeo, el cual cobrará notable devoción en nuestro país, tal y como a veces no deja duda la referencia que se hace de este como patrón de España. No obstante, el hecho de que su nombre solo se cite como San Santiago y no llegue a especificarse en multitud de veces, o incluso veamos escrito en el caso que nos ocupa el nombre del Menor, deja en el aire la duda de si el Apóstol hijo de Alfeo, pudo tener un papel más destacado en la historia religiosa de Piqueras que por ahora desconocemos, lo que podría explicar parte de esa referencia.

Precisamente, la noche del 30 de abril al 1 de mayo, se celebra en el municipio, como en otros muchos lugares del territorio conquense, el conocido canto de los mayos, en el que tradicionalmente los mozos cantaban a la Virgen y a las mozas del pueblo, en una emotiva festividad que adaptándose a los tiempos actuales, sigue manteniéndose entre sus vecinos.

No hemos de olvidar, que casualmente el día 1 de mayo, es cuando antaño se celebraba la festividad de Santiago el Menor, así como el día 3 el de la Santa Cruz.

Desconocemos si Santiago el Menor o el Justo, ha tenido un papel destacado en la devoción local piquereña, aunque ciertamente no deja de ser como poco llamativo, que tanto en las fiestas de inicios de mayo, como durante la celebración del patrón de España, en Piqueras ambas jornadas siempre han gozado de notable importancia en su calendario festivo.

David Gómez de Mora

Cronista Oficial de Piqueras del Castillo

 

Referencia:

*Archivo Diocesano de Cuenca. Libro de cuentas de fábrica de la Iglesia Parroquial de Piqueras del Castillo (1658-1699). Sig 130/1, P-2581 

domingo, 8 de junio de 2025

Cangrejos de río y anguilas

En el diccionario geográfico-estadístico-histórico de Pascual Madoz, podemos leer en la descripción referente al río Mayor de Huete, que en sus aguas se crían peces, además de cangrejos y anguilas.

Estos dos animales, aunque a veces cueste verlos en muchos de los ríos de nuestro país, antaño no era tan complicado, tal y como saben muchos de nuestros mayores, puesto que ambas especies, formaban parte de la dieta de muchos antepasados, que con gracia y destreza, sabían donde había mayor posibilidades de encontrarlos. La anguila con su cuerpo serpentiforme, es un animal que tiempo atrás estaba muy extendido en nuestras aguas.

Su facultad para adaptarse a diferentes medios, gracias a su capacidad alimenticia, tanto de pececillos vivos como muertos, además de larvas y gusanos, ayudará a que no resulte tan raro encontrarlas en determinadas zonas fluviales de interior, como ocurriría en el caso de Huete.

Sabemos que estas pueden descender por el curso de los ríos hasta el mar. Su presencia llega incluso a darse en momentos de bajadas violentas de aguas torrenciales, a pesar de que nos encontremos en cauces que permanecen buena parte del año secos, tal y como vimos décadas atrás en el caso de Vinaròs, concretamente hace más de veinte años, cuando se vieron anguilas en la zona de l'Estret tras la descarga de agua por parte de este barranco mediterráneo, con motivo de unas intensas lluvias que se produjeron en la cuenca alta del lecho fluvial.

La capacidad para sobrevivir en pozas o zonas donde hay escasa cantidad de agua, así como en puntos de lodo húmedo, explican que antaño no fuese tan raro toparse con anguilas en barrancos que tendrán poca agua para transportar. Durante las últimas décadas, la sobrepesca a la que se ha visto sometida la especie en los ríos, así como la peor calidad de las aguas fluviales, debido al incremento de los contaminantes que sobre estas se vierten, complican si cabe el crecimiento de su población. Ello sin olvidarnos del problema que puede generar la interposición de presas en medio de los cursos de ríos.


Cangrejo de río y anguila, dos animales muy presentes antaño en las aguas del río Mayor de Huete (IA)

Respecto al cangrejo de río, a pesar de ser menos representativo que siglos atrás, sabemos que en cauces como el río mayor de Huete, todavía es posible encontrarlo. Conocemos el caso vivido en 1998, ocasionado por un brote de tularemia, vinculado con la manipulación de este animal en la zona de Moncalvillo de Huete, y que afectó a varias personas que presentaron síntomas como úlceras en las manos y fiebre, tal y como recoge en su tesis doctoral Carlos Durántez (2019, 43).

Ahora bien, es importante diferenciar entre el cangrejo de río autóctono como el que describe Madoz, respecto los que hoy se pueden ver en buena parte de nuestros ríos, ya que la especie originaria, se ha visto desplazada por el cangrejo rojo americano, el cual es más competitivo y resistente que los que tradicionalmente habitaban estos espacios. De la misma forma, la expansión de algunas enfermedades que los cangrejos americanos portan consigo y que no les afectan, pero si a la variedad autócona, ha propiciado una reducción importante del número de los ejemplares que siempre hubo en nuestras aguas. 

Si a esto le sumamos la pesca excesiva que se dio en tiempos pasados, además de los cambios que en las últimas décadas se han vivido en cursos fluviales de escaso tamaño, tenemos, pues, razones suficientes, para entender como la situación en la que se encuentra esta especie, nada tendrá que ver con la que nos describe Madoz, hace casi ya dos siglos atrás.


David Gómez de Mora


Referencias:

*Durántez Fernández, Carlos (2019). Desarrollo y utilidad de las técnicas de ELISA y quimioluminiscencia para el diagnóstico de la tularemia humana (Tesis doctoral, Universidad de Valladolid).

*Madoz Ibáñez, Pascual (1845-1850). Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de ultramar. Madrid

sábado, 7 de junio de 2025

Apuntes sobre el oso pardo

Hablar del oso pardo en nuestro país, es hacerlo de un plantígrado que a lo largo de la historia, no siempre ha sido visto con buenos ojos por diferentes motivos que engloban tanto argumentos de tipo económico, social o de otra índole.

Ello en su conjunto, ha acabado afectando a su población, hasta el extremo de que la especie en el caso español, ha estado casi a punto de desaparecer. La percepción del oso, ha sido por norma general negativa tradicionalmente en la sociedad campesina y ganadera de antaño.

Oso pardo (IA)

A esto cabe añadir actuaciones humanas como la deforestación, y que desde el medievo impactarán ampliamente en el hábitat de la especie (con gran incidencia desde el periodo de la reconquista cristiana). Al mismo tiempo, la preocupación que siempre estuvo presente en las zonas habitadas donde se moverá, agravarán toda esta problemática. Tengamos en cuenta que un macho de oso pardo puede llegar a los 750 kilos de peso, además de 3'80 metros de largo.

Sobre la trágica evolución a la que se vio sometido el oso pardo, veremos que a partir de mediados del siglo XIX, este ya desaparece de los Alpes. En cambio, tanto en los Pirineos como el Cantábrico, conseguiría resistir, a diferencia de otras regiones de la Península, donde entrado el siglo XX ya se acabó desvaneciendo.

Respecto a su distribución durante el siglo XIX en España, José Piñeiro Macerias (2010), en un artículo sobre su población, comenta que “hacia 1820 se veían muy pocos osos en las tierras de Alcaraz y Segura; alguno en el Sistema Central; bastantes en la cadena cántabro-pirenaica; hasta era posible que todavía hubiera algún ejemplar recorriendo el Sistema Ibérico” (2010, 60).

En el caso de Cuenca, comenta que (2010, 62) “Alexandre de Laborde, dejaba anotado durante los primeros años del siglo XIX que, en la Serranía de Cuenca, podían encontrarse las mismas especies de caza mayor que las descritas para las montañas aragonesas”. De este modo se dará por hecho que durante los primeros años del siglo XIX, en la serranía conquense todavía quedaban algunos osos, así como incluso en centurias anteriores, era hasta posible encontrárselos en zonas menos abruptas desde el punto de vista geomorfológico, tal y como podría revelar la toponimia de diferentes enclaves de esta provincia. Por otra parte, respecto al caso conquense, Nores y Naves (pág. 4) comentan que tanto en la provincia de Cuenca y Guadalajara, después del siglo XVI, ya no se hallan menciones del animal.

En el caso de la provincia de Teruel, era incluso posible hallar osos durante el siglo XIX en determinadas zonas. Durante los últimos años, sabemos que en los Pirineos se han reintroducido osos pardos de procedencia eslovena, para de este modo conseguir que la especie se mantuviera.

Oso pardo (IA)

En algunos trabajos del siglo XIX, como para nuestro interés ocurre con el diccionario de Madoz, apreciamos que los principales focos donde se movía el oso, son aquellas zonas adscritas al norte de la Península, tales como Galicia, Asturias, Cantabria, País Vasco, Navarra y la provincia de Lérida. Otros enclaves lindantes y donde también se tendrá constancia de su presencia por aquel entonces, fueron las tierras de Palencia, León y Burgos.

Es por ello, que en el referido diccionario geográfico-estadístico-histórico de España de Pascual Madoz de mediados del siglo XIX, podemos aproximar la distribución de este animal incluso por municipios.

En el caso que nos ocupa, hemos querido recoger referencias que se tienen de la especie, en las autonomías de Cataluña, Aragón y Castilla-La Mancha (sin citar el caso de la Comunidad Valenciana, por el hecho de que no había ya ninguna mención sobre este animal por aquellas fechas).


Menciones del oso en el diccionario de Madoz en Cataluña

Localidad

Provincia

Cita textual

Tomo

Abella de la Conca

Lérida

Caza de osos, tejones, jabalíes, corzos, zorros...

Tomo I

Tremp–Urgel

Lérida

...osos, cabras monteses, liebres y perdices.

Tomo I

Valle de Àneu

Lérida

...con bastantes animales dañinos y algunos osos.

Tomo II

Arro

Lérida

...caza de perdices, liebres, cabras monteses, lobos, zorras y algunos osos...

Tomo III

Isil, Boren y Sorpe

Lérida

...lobos, zorros y algunos osos...

Tomo III

Bescaran

Lérida

...se abrigan cabras monteses y osos.

Tomos IV-V

Berros-Subirá

Lérida

...hay caza de liebres, algunos osos y perdices.

Tomo V

Bohí

Lérida

...jabalíes, lobos, osos y cabras monteses.

Tomo IV

Espot

Lérida

...cabras monteses, osos y aves de paso.

Tomo VII

Montgarri

Lérida

Hay osos, lobos, jabalíes, corzos, liebres, perdices...

Tomo XV

Son

Lérida

...hay lobos, zorros y aún algunos osos.

Tomo XV

Seo de Urgel

Lérida

...en los montes... aún se ven osos.

Tomo XVI


Menciones del oso en el diccionario de Madoz en Aragón


Localidad/Zona

Provincia

Cita textual

Tomo

Zona pirenaica

Huesca

...caza de corzos, jabalíes y osos.

Tomo I

Sistema Ibérico

Teruel

...se crían osos, jabalíes y lobos.

Tomo I

Moncayo

Zaragoza

...osos y cabras monteses...

Tomo I


Menciones del oso en el diccionario de Madoz en Castilla-La Mancha


Localidad/Zona

Provincia

Cita textual

Tomo

Sierra de Alcaraz

Albacete

...aún se encuentran osos...

Tomo I

Sierra Morena

Ciudad Real

...osos, lobos, ciervos y jabalíes...

Tomo I

Serranía de Cuenca

Cuenca

...se cazan osos y corzos.

Tomo I

Alto Tajo

Guadalajara

Oso, corzo y jabalí...

Tomo I

Sierras del norte

Toledo

...aún se hallan osos...

Tomo I


A grandes rasgos, apreciamos como ya a mediados del siglo XIX, la provincia de Lérida destaca como área clave, lo que indica su importancia como refugio histórico. Este patrón territorial se complementa con menciones en Huesca, Teruel, Guadalajara o Ciudad Real, confirmando en esos casos una presencia residual y fragmentada.

Distribución del oso a mediados del siglo XIX en la provincia de Lérida

David Gómez de Mora


Bibliografía:

*Madoz Ibáñez, Pascual (1845-1850). Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de ultramar. Madrid

*Nores, Carlos y Naves Javier. Distribución histórica del oso pardo en la Península Ibérica. Cap. 1, MMA, 14 pp.

*Piñeiro Maceiras, José (2010). “La distribución del oso por la Europa Meridional a comienzos del siglo XIX”. Argutorio: revista de la Asociación Cultural "Monte Irago", año 13, nº25, pp. 58-65

Una trágica historia en Capileira (verano de 1885)

Capileira es una localidad emplazada en lo alto de la zona noroeste de la Alpujarra. Un enclave de singular belleza, reconocido por el encanto de su trama urbana y el paisaje que lo rodea, ubicado a casi una altitud de unos 1500 metros.

El municipio se sitúa en plena zona montañosa, lo que ha propiciado que esta zona fuese históricamente un espacio con abundancia de lobos.

No obstante, la regresión a la que se verá sometido este animal (con especial intensidad a partir del siglo XIX), propiciará que paulatinamente fuese desapareciendo, hasta extinguirse por completo, durante las primeras décadas del siglo XX.

Capileira (foto del autor)

Aun así, la toponimia ha dejado vestigios de su presencia en zonas concretas, como sucede a poco más de diez kilómetros de esta localidad, donde se halla una elevación montañosa bautizada como el Collado del lobo (con un pico emplazado a 3119 metros de altura sobre el nivel del mar).

Sabido era que los lobos frecuentaban las tierras del término municipal de Capileira, por ser esta zona un punto directamente conectado con Sierra Nevada, en el que durante los duros inviernos, cuando la nieve complicaba la obtención de comida a estos animales, no era por ello extraño que se acercasen hasta las inmediaciones del lugar.

Vistas desde Capileira (foto del autor)

Esto sucedía en corrales o cortijos, donde siempre había reses de las que poder alimentarse. Cierto es que no era necesario esperar hasta los duros inviernos para que el animal frecuentase zonas donde había actividad. Por ello los pastores, siempre intentaban estar atentos, no fuese que en algún descuido el lobo se colara dentro de su cabaña ganadera.

La presencia del animal era bien conocida por los habitantes de la zona, hecho que se deduce por un trágico suceso ocurrido en verano de 1885, cuando en una nota de prensa del diario El Defensor de Granada, a fecha de 8 de julio, se informa de un ataque mortal sobre un niño de la población de Capileira:

Comido de lobos: Hace unos días salió de un cortijo de Capileira en busca de un hermano, que a poca distancia se hallaba regando centeno, un niño de unos cinco años de edad. A poco de salir del cortijo arrojose sobre la infeliz criatura un lobo que diese a correr con su presa para devorarla en paraje más oculto. Unos pastores que a gran distancia observaron los movimientos del lobo, corrieron tras él, logrando hacerle soltar al probe niño, ya sin vida, y con una pierna que fue devorada por la fiera”.

Parece ser que poco menos de un año antes, varios lobos se dejaron ver por esta localidad como en otros puntos, generando daños en algunas explotaciones animales. La historia del lobo en estas tierras, es conocida, y reflejo de ello es la presencia de algunos topónimos, que todavía permanecen en parajes o accidentes geográficos, como vemos en Pitres, a través de la hoya del lobo.

David Gómez de Mora

lunes, 2 de junio de 2025

Apuntes sobre Palomera

En Palomera se alza la denominada como casa señorial de la familia de la Cuba (un linaje que entroncó con la ilustre saga de los Clemente de Arostegui). La referida residencia, de porte señorial, hoy se adaptada a las exigencias de una casa de turismo rural, que todavía alberga elementos de interés, que dejan ver el nivel social de sus antiguos propietarios, siendo este el caso del trabajo de cantería que apreciamos en sus sillares, así como algunas de las vigas.

La casa está construida con algunas partes de piedra bien trabajada, tanto en su portada, como ventanas y esquinas. Un material duradero que ayuda al aislamiento térmico, como resistencia al paso del tiempo, además de realzar el estatus de sus antiguos propietarios. Uno de los elementos más llamativos es su tejado, el cual antaño estaría formado por las características tejas árabes de barro cocido. El generoso alero sobresaliente tiene una función clara: proteger los muros de las inclemencias del tiempo (en especial de la lluvia), además de remarcar el poder de quienes residían en su interior.

En la fachada apreciamos ventanas, de diferentes tamaños y disposición aparentemente irregular, así como algunas que se han tapiado. Este recurso, además de aportar intimidad y seguridad, permitía regular la entrada de luz y aire en el interior, adaptándose a las exigencias climáticas del entorno de la Serranía de Cuenca.

La residencia se compone de una planta baja y dos superiores, haciendo esquina, y siendo sin duda la más imponente de toda la localidad. En la zona baja, todavía apreciamos una gran puerta con arco de medio punto. Las ventanas en su día estaban protegidas por la característica forja castellana que todavía apreciamos en las localidades de esta tierra.

David Gómez de Mora

domingo, 25 de mayo de 2025

Colores, creencias y simbolismos en las zonas externas de las viviendas de nuestros antepasados

En diferentes entradas de este blog, ya hemos comentado el significado que tenía antaño el color azul, por interpretarse que funcionaba como un elemento protector, que se aplicaba pintando las puertas de las casas y sus marcos, así como otras partes de la fachada. Esto sucederá a lo largo de nuestro país como en diferentes zonas del Mediterráneo. No olvidemos que esta cromática tiene un simbolismo muy intenso con lo divino, y especialmente con la tonalidad del Cielo.

Igualmente, este tipo de creencias las veremos que se aprecian en otros pueblos de cultura musulmana. En el caso peninsular, apreciaremos que además del azul, otro color que estará presente en esa parte de la vivienda será el verde. Algo que de manera inconsciente se mantendrá con el trascurso de los siglos como un tema meramente estético, pero que ahonda en la mentalidad y percepciones de antaño. 

Es por ello que no debe extrañarnos, que sobre las capas de cal que se acaban desprendiendo de muchas fachadas de casas antiguas, afloren todavía restos de ese característico azul índigo o añil, así como verde esmeralda, y que en tiempos pasados decoraba nuestras viviendas.

Mucha gente cree que el empleo de este tipo de colores, es algo que se debe a razones decorativas o estéticas. Obviamente, esto es lo que hoy ocurre, aunque no en el caso de siglos atrás. 

Si analizamos a fondo algunos elementos de la cultura musulmana, comprobaremos por ejemplo que precisamente el color verde, guarda una significación muy importante, lo que podría explicar que en muchas localidades de raíces moriscas, este de manera inconsciente, se ha mantenido en la forma de decorar la vivienda, aunque en origen su trasfondo se deba más bien a razones religiosas o de otras creencias. 

Por otro lado, es igual de cierto, que la costumbre de emplear el verde en la decoración de las viviendas de nuestro país, no siempre hay que buscarla en la influencia de tierras africanas, y es que por ejemplo, en la zona atlántica del norte, veremos como en muchas casas, a pesar de no haber existido un grado de influencia notorio con el área septentrional africana, era normal que antaño se pintasen puertas y marcos de ventanas con esa misma tonalidad, al asociarse el verde con la armonía y las buenas cosechas. 

Sobre el uso del color verde en la decoración de muchas viviendas del medievo, o que luego tendrán una influencia morisca tras la reconquista, es interesante apreciar algunos aspectos del Islam, como ocurre con las vestiduras del Paraíso, o también el aprecio que hacia este color tenía el Profeta Mahoma.

Por otro lado, el hecho de que se pintaran o marcaran con diferentes colores las viviendas de antaño, lo apreciaremos en más culturas y religiones. Sin ir muy lejos, pensemos que los antiguos israelitas ya se encargaron de desmarcarse del pueblo egipcio, pintado con la sangre de sus ofrendas los marcos de las puertas de sus casas, demostrando así su fidelidad a Yahveh, para de este modo no padecer el mismo final que los egipcios, tal y como nos recuerda el libro de Éxodo. 

También ya hemos hablado en más de una ocasión, sobre la importancia del simbolismo que poseen los dientes de sierra o de lobo, y que veremos en los aleros de las casas, combinándose con esos colores anteriormente descritos, donde arraiga una costumbre, que estará presente en la decoración de edificios religiosos como civiles, lo que nos retrotrae al simbolismo del triángulo, y que recordará la Santísima Trinidad, donde se incide en el denominado Ojo de la Providencia, en el que se plasma la mirada constante de Dios, sobre esas criaturas que ha creado, cuidando constantemente de nosotros, a la vez que las hileras repetidas de los aleros, evocan su sabiduría infinita, remarcando además los tres atributos por los que se distingue: omnipresencia, omnisciencia y omnipotencia.

David Gómez de Mora