lunes, 19 de noviembre de 2018

La familia de los Mora en Chumillas

Hasta la fecha son pocas las referencias históricas de ámbito social, que tenemos sobre las diferentes familias que se asentaron en pueblos de escasa densidad demográfica dentro del área meridional de Cuenca, en donde el modelo de economía local era bastante simple y similar respecto al resto de enclaves de la región, que reunían las mismas características poblacionales. 

En este tipo de lugares, el control del sistema productivo normalmente estaba cercado por una serie de familias, entre las que el patrimonio no cambiaba excesivamente de manos. En ese contexto, la agricultura pasaba a ser el principal motor económico, donde existían una serie de terratenientes que configuraban el bloque de la élite local, que dependiendo de las cualidades geográficas del entorno, podía complementar o directamente sustituir por la explotación ganadera.
El caso de Chumillas, no era ninguna excepción, y como sucedía en municipios que se enmarcaban dentro de esos parámetros, hubo diversas familias que gozaron de cierto protagonismo con el trascurso del tiempo. Una de estas fue la de los Mora, especialmente en lo que concibe a la segunda mitad del siglo XVIII y lustro siguiente.
Ya en tiempos de Madoz, podemos hacernos una idea sobre que tipo producción había en el lugar (allá por 1850), cuando éste nos describe las cualidades de un terreno montuoso y abundante de pinares, que disponía de poco espacio llano. Entre los productos agrícolas destaca primordialmente el cultivo de trigo, seguido después de avena y patatas, aunque estas últimas especialmente dedicadas al consumo local, pues aunque la actividad primordial era la agricultura, en Chumillas residían sólo un total de 161 habitantes. Otro rasgo que cita Madoz, es la presencia de cuantiosos animales salvajes (zorros, lobos, víboras y culebras; abundando la caza de liebres, conejos, corzos y algún venado).
Los orígenes de los Mora de Chumillas, nos conducen hasta la vecina localidad de Olmeda de las Valeras (actual Olmeda del Rey), donde la familia estaba asentada desde hacía mucho tiempo. Ya en los libros parroquiales de principios del siglo XVII, vemos como el apellido está en expansión, teniendo como principal referente al padre don Lucas de Mora.
El señor Lucas, antes de fallecer fundó a principios del siglo XVII una memoria para viudas pertenecientes a su linaje, que siempre que demostraran su parentesco con la familia, podrían recibir su correspondiente ayuda. Esta memoria funcionará durante un largo tiempo, y en ella veremos el interés de muchas personas ya no sólo de Olmeda, sino que de distintos puntos de la comarca, que intentaban demostrar el grado parental que guardaban con el citado religioso, por muy lejano que fuese.
Una de las líneas descendientes de su linaje, será la que llegará en la segunda mitad del siglo XVIII hasta Chumillas, se trataba de Julián de Mora Moreno, quien casó en primeras nupcias con una representante de los Zamora de Piqueras, María de Zamora y Navarro, de la que enviudó al poco tiempo. Posteriormente casó en segundas, con Francisca de Medina Díaz. Era mediados del siglo XVII cuando nacerán varios de sus hijos, desde donde brotarán varias líneas del apellido que seguirán perviviendo hasta la actualidad.
Basilio de Mora y Lorenzo de Mora, ya naturales de Chumillas, eran hijos de Julián y Francisca, ambos casaron con dos mujeres que estaban bien asentadas, pertenecientes a las familias de los Palomo y Escribano respectivamente.
Basilio lo hizo con Manuela Palomo, mientras que Lorenzo con Isabel Escribano. Los Mora a pesar de llevar una generación residiendo en el pueblo, catalizaron rápidamente su posición en el lugar, así, el hijo de Lorenzo, Juan Julián de Mora Escribano ejerció de juez. Mientras que el de Basilio, llegó a ser un personaje de notable renombre, sobre el que nos gustaría extender nuestro artículo, puesto que su vida se vio en un continuo vaivén de situaciones bastante particulares, desde las que controló la alcaldía del lugar un tiempo importante. El hijo de Basilio de Mora era el señor Manuel Julián Ángel Lucio de Mora. Manuel Ángel casó con una integrante de la familia Sancho, María de la Asunción Sancho y Sancho.

Bóveda de la capilla lateral de la iglesia de Chumillas
Los Sancho, y que emparentaron de manera reiterada en generaciones posteriores con diversos miembros de la casa de los Mora, tenían una larga solera entre las élites locales. Sabemos que Santiago Sancho era por aquellas fechas el procurador y síndico general de Chumillas.
Gracias a un documento presente en la Chancillería de Granada, podemos transcribir parte de la historia de Manuel Ángel de Mora, quien llegó a Chumillas en 1806, tras haber estado ausente en el municipio durante unos años. 
El retorno de Manuel parece que fue a lo grande, ya que tras volver a la localidad, se hizo con la vara de alcalde. Rápidamente vemos que esto no fue del agrado de todos sus vecinos, pues las críticas y malestares que se empezaron a vivir en aquel lugar tan tranquilo, se tradujeron en disputas que desembocaron en diferentes procesos judiciales, que a medida que trascurría el tiempo iban complicándose, pues como podemos leer en la documentación, a Manuel Ángel algunos de sus vecinos no se lo podían quitar de encima “a causa de los muchos doblones que le mandaba un tío suyo (el hacendado)”, puesto que gozaba de una buena situación económica e influencias, que dificultaban el llegar a apartarlo del poder local.
En la información se dice que Manuel Ángel mantuvo varios enfrentamientos con algunos labradores y funcionarios del ayuntamiento, por diferentes razones, que acabaron traduciéndose en cruces de acusaciones, de los que se desprende una clara enemistad entre dos bandos, que en un espacio tan reducido como Chumillas, creemos que acabarían extendiéndose entre la mayoría de habitantes. La cosa llegó a los juzgados, no obstante, para mala suerte de quienes querían tener lejos a Manuel, el caso nunca se llegaba a resolver, pues según sus denunciantes, Manuel Ángel de Mora dilataba la situación por “los muchos doblones que tenía”.
No cabe la menor duda del poder de Manuel Ángel, cuando se afirma que éste “ha llenado de pleitos a los pobres vecinos (de Chumillas), valiéndose de testigos que para el caso tiene preparados para formar causas de oficio a los vecinos que han sacado la cara en sus injusticias”. Entre las quejas se menciona por ejemplo que el ganado de su tío se comía el trigo de los labradores, fenómeno por el que éstos toman cartas sobre el asunto. Las denuncias recibidas en los Tribunales de Cuenca se acumulaban, sin causar efecto, según se relata, como resultado de los contactos con los que contaba la familia. Se dice que Manuel tenía por amigo en la corte al Señor Duro y Solano, Oidor en el Santo Tribual, y del que era su protegido.
Manuel Ángel de Mora ejerció como escribano real, aunque los testigos que aparecen en el pleito aluden a que aquel cargo no era legítimo, fenómeno que evidenciaba aún más la brecha enorme que existía entre éste y varios de los funcionarios del ayuntamiento. 
Por un lado, el miembro de los Mora tenía en su contra a cuatro escribanos que alegaban falta de pagos desde dentro del consistorio, acusaciones que Manuel Ángel no estaba dispuesto a reconocer, y que, aprovechando sus posibilidades, pretendía defender hasta el final. Los enanos parece que no dejaron de crecerle, cuando observamos que en la Chancillería de Granda hay otro pleito con fecha de 1815, por la venta de un molino harinero entre el referido Manuel Ángel de Mora y Miguel Hortelano (vecino de Valera de Arriba).
La cosa llegaría bastante lejos, cuando leemos que la parte denunciante advertía de la tensión que se vivía en la localidad, así como de los riesgos que podía desencadenar el alargamiento de aquella situación. A pesar del escaso tamaño del municipio, quedaba claro que en el lugar había dos bloques de poder, en donde cada uno pretendía establecer sus influencias.
Hasta la fecha hemos recabado diversas notas, y sería interesante seguir investigando la historia de estas familias en la localidad de Chumillas, pues no sabemos de qué manera se palió aquel conflicto. 
Por lo que desprendemos de los testimonios, Manuel Ángel, aprovechando su posición privilegiada, parece que pudo actuar con cierta impunidad que quedaría reflejada en los intereses personales tanto de él junto de las familias que estaban asociadas a su círculo de influencias, mientras que por otra parte, nos encontramos con un conjunto de vecinos, que verían como aquella situación no les era nada favorable, en donde se hallaban los escribanos de la corporación.  ¿Eran fundamentadas aquellas quejas, u obedecían a motivos vinculados con la envidia y la resignación?
Recordemos que los Mora no llevaban asentados en la localidad más que un par de generaciones, y esto obviamente no haría mucha gracia en un lugar de reducido tamaño, donde la vida monótona estaba regida por otras casas con un arraigo más extenso. Independientemente de lo que realmente llevara a una parte enemistarse con la otra, creemos que Manuel Ángel pudo ser una persona con bastante temperamento, prepotencia y arrogancia, que partiendo de una buena disponibilidad de recursos tal y como confirman los testigos, unida a una envidiable red de contactos, alimentarían la tensión entre aquellos bandos que pretendían hacerse con el control de la administración local.
Parece que Manuel Ángel seguiría viviendo con tranquilidad en Chumillas, cuando todavía en 1817 el nombre de uno de sus hijos aparece en las partidas bautismo que se registran en la localidad. Queda claro con ello la tensión palpable por aquellas fechas entre los principales bandos del municipio, en el que los recién llegados con el apoyo de los Sancho, pretendieron muy probablemente establecer sus reglas, sobre otro conjunto de familias, que obviamente también tenían sus motivos, intereses y razones.
(Continuará…)
David Gómez de Mora

Referencias:
-Archivo Histórico Nacional. Varios expedientes del año 1808 relacionados con la Administración Local, Consejos, 17790, Exp. 5
-Archivo Personal. Apuntes genealógicos del apellido de Mora, nº 383

davidgomezdemora@hotmail.com

Mi foto
Profesor de enseñanza secundaria, con la formación de licenciado en Geografía por la Universitat de València y título eclesiástico de Ciencias Religiosas por la Universidad San Dámaso. Investigador independiente. Cronista oficial de los municipios conquenses de Caracenilla, La Peraleja, Piqueras del Castillo, Saceda del Río, Verdelpino de Huete y Villarejo de la Peñuela. Publicaciones: 25 libros entre 2007-2024, así como centenares de artículos en revistas de divulgación local y blog personal. Temáticas: geografía física, geografía histórica, geografía social, genealogía, mozarabismo y carlismo local. Ganador del I Concurso de Investigación Ciutat de Vinaròs (2006), así como del V Concurso de Investigación Histórica J. M. Borrás Jarque (2013).