viernes, 3 de diciembre de 2021

Apuntes sobre la explotación cárnica antaño en Verdelpino de Huete

Durante el siglo XVI Verdelpino de Huete contaba con su propia carnicería, cambiando de manos cada escaso tiempo, ya que los fiadores encargados de pujar por su control iban variando. Por norma general veremos como esta se encontraba al mando de dos carniceros, que apoyados por una persona de confianza y con la que muchas veces solían guardar algún tipo de parentesco, actuaba como garantía personal y económica para que la práctica de aquel oficio se pudiera desarrollar sin problemas. Una especie de contrato que siempre quedaba recogido por el escribano, en este caso, Alonso Muñoz.

Precisamente, a finales de esta centuria veremos ejerciendo como carniceros a vecinos del lugar, sirvan como ejemplo los nombres de Pedro de Palomar, Luis Romero o Juan de Valera -el viejo-. Por otro lado, estas personas contaban con el apoyo de unos fiadores, y que por aquella época fueron Matías Caro o Alonso Muñoz-Pastor, gente conocida sobradamente en el pueblo por proceder de casas labriegas de cierta entidad.

Que la explotación cárnica se desempeñaba en el término municipal de Verdelpino es algo de lo que no cabe la menor duda, sólo tenemos que ver algunos de los testamentos o topónimos que se han conservado de este lugar para hacerse una idea de como en este precioso entorno de la Alcarria Optense, su disponibilidad de terreno para el pasto, además de un clima y altura por encima de los 1000 metros sobre el nivel del mar, hacían del lugar un espacio idóneo para el desarrollo de esta actividad.

En el primer libro de protocolos notariales del municipio y presente en el Archivo Municipal de Huete, podemos leer como “en 24 días del mes de noviembre de 1590, Pedro Grande, jurado del lugar de Verdelpino de Huete, requirió a Juan de Solera, vecino del dicho lugar, que guardase y diese cuenta de 212 carneros que se prendaron en los cotos, los cuales contaron de conte de Juan García, pastor de Juan Jarabo”.

Rebaño de ovejas en Verdelpino de Huete (imagen del autor)

Conocemos de primera mano la capacidad económica de la familia Jarabo, así como la cantidad de cabezas de ganado que movieron por estas tierras durante centurias, de ahí que la noticia viene a recordarnos como la zona era frecuentada por rebaños foráneos, nada extraño teniendo en cuenta que justo por este área circula la Cañada de Beteta.

Precisamente, Francisca Pintado, y que era esposa de Matías Caro (quien se podría suponer que había de tener alguna relación con el personaje de mismo nombre, o en su defecto, familia que aparece como fiador de la carnicería), se nos informa que cuando casó con su esposo, entre las muchas pertenencias que aportaba al enlace, además de sus bienes y 12.153 maravedís en metálico, traía más de una treintena de fincas y 42 cabezas de ganado. Una cifra que nos habla de la importancia que tenía para este tipo de familias labriegas con recursos, no solo la explotación agrícola, sino también el complemento ganancial procedente de sus rebaños.

David Gómez de Mora

davidgomezdemora@hotmail.com

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Profesor de enseñanza secundaria, con la formación de licenciado en Geografía por la Universitat de València y título eclesiástico de Ciencias Religiosas por la Universidad San Dámaso. Investigador independiente. Cronista oficial de los municipios conquenses de Caracenilla, La Peraleja, Piqueras del Castillo, Saceda del Río, Verdelpino de Huete y Villarejo de la Peñuela. Publicaciones: 20 libros entre 2007-2023, así como centenares de artículos en revistas de divulgación local y blog personal. Temáticas: geografía física, geografía histórica, geografía social, genealogía, mozarabismo y carlismo. Ganador del I Concurso de Investigación Ciutat de Vinaròs (2006), así como del V Concurso de Investigación Histórica J. M. Borrás Jarque (2013).